José Fernández, el dolor que no cesa

José Fernández, el dolor que no cesa

José Fernández, recién llegado de Cuba, el día de su primer entrenamiento en la academia de Tampa. Foto: Orlando Chinea.

Por Orlando Chinea*

Te nos fuiste muy temprano. Nacimos orgullosamente en la misma ciudad de Santa Clara. Siento orgullo sano de haberte formado como pitcher, aunque muchos se empeñen mezquinamente en no reconocerlo o simplemente minimizarlo. Nadie sabrá nunca de tu sacrificio personal por entender y ajustar tu mente y tu cuerpo a mis exigencias técnicas y mentales. La etapa de tu vida decisiva fue entre tus 15 y 18 años, cuando nunca te separaste de mí, gracias a la confianza que Ramón depositó en mi tutoría y conocimientos.

Hoy me convenzo que nada hizo por ti la organización de los Marlins, como no fuera malpagarte por tu derroche de excelencia sobre el montículo; tal fue así que te firmaron tirando 99-100 millas, con tu sinker ball devastadora a 98 millas tal y como te lo pronostiqué. Tu slurve imbateable que solo tú y yo trabajamos hasta el cansancio. Derrochaste arte y elegancia como ningún pitcher cubano había podido lograr hasta ahora. No me creíste cuando con 18 años te dije que estabas listo para lanzar en Grandes Ligas. Nadie comenta de tu formación como pitcher porque nadie participó de ello, excepto tú y yo.

Te dije también ese 7 de junio de 2011 cuando te firmaron que tuvieras cuidado contigo mismo. Acababas de ser firmado y mal pagado por una fallida franquicia de Grandes Ligas como son los Marlins. Hoy ya nada volverá a ser, pero siempre dejamos un legado. Esta foto inédita es única, porque apareces rodeado de dos genuinos santaclareños, Henry Ibáñez y Juan Pérez, en nuestra querida Tampa, donde te conocían por tu segundo nombre: Delfin.

Tengo razones personales para lejos de toda hipocresía, farándula beisbolera y vanidad, recordar con trizteza tu ausencia. En el mundo del espectáculo público del beisbol, nadie podrá sentir tan genuinamente tu ausencia como yo. Me consta de nuestro trabajo juntos, de mis imposiciones técnicas y personales por convertirte en el mejor,  inspirados en otro santaclareño también pitcher de Grandes Ligas y único cubano ganador de un premio Cy John, nuestro Mike Cuéllar.

En vísperas de este primer aniversario de tu muerte, lamento tu partida como nadie, y tú y yo solamente sabemos por qué. Queda otro testigo exclusivo siguiendo tus pasos calladamente. Hoy con sus 10 añitos bateo dos jonrones nada menos que por encima de la cerca: parece ser el tierno e infantil homenaje de tu hermano menor a ti.  Sus pasos lo encaminan a convertirse en un fuera de serie; tú sabes que me refiero a Bryan Alonso, mi otro niño.

Mañana la prensa hará derroche de sensacionalismo y aparecerán “amigos” de última hora, “fans” y “especialistas” elogiándote y sublimando tu paso por el béisbol.  Me sabes exigente e intolerante con falsos elogios y flojedades. Mis regaños contigo fueron para protegerte, porque entiendo que la fama mal manejada es muy peligrosa y puede engendrar todo tipo de tensiones que nada tienen que ver con nuestro mundo del béisbol.

Esa foto con tu hermano menor del béisbol explica muchas cosas de por qué nunca debiste alejarte de Tampa, tu ciudad adoptiva,  donde te forjé como pitcher y traté de hacerte un hombre de bien. Sé que hubo circunstancias, factores y personas que trataron de alejarte de mí, pero estoy absolutamente convencido que hoy estamos más juntos que nunca.

Desde donde te encuentres cuida a nuestro Bryan, porque formamos tú, Bryan y yo un trío único, todos casualmente crecidos de alguna manera en Tampa.

¡Eternamente paz a tu alma y algún día nos encontraremos!

* Orlando Chinea es un entrenador de pitcheo con destacada trayectoria en Cuba y Estados Unidos. Tras escapar de la isla, donde el régimen cubano lo retuvo por años, fundó una academia de béisbol en Tampa, donde recibió y entrenó a José Fernández desde 2008 hasta su paso a Grandes Ligas.

 

CATEGORÍAS

COMENTARIOS