Ernesto Santana: “Es ridículo el miedo cuando no hay nada que perder”
Por Luis Leonel León
Hablar de libertad de expresión o derechos humanos en Cuba es hablar de algo muchísimo más escaso que la alimentación, el petróleo, la tecnología. Muy pocos cubanos conocen qué significan ambas definiciones y muchos menos las han vivido.
Sobreponiéndose a la intimidación, las reprimendas o la cárcel, en los últimos años ha crecido el número de cubanos que han decidido sentirse libres y hablar de su país sin pelos en la lengua. El escritor Ernesto Santana es uno de ellos.
Su incorporación al periodismo independiente y colaboración con la agencia Cubanet, radicada en Miami, fue suficiente para que su presencia en las editoriales cubanas quedara tronchada.
Hasta ese momento era un escritor laureado dentro de Cuba. Nacido en 1958, en Puerto Padre, actual provincia de Las Tunas, Santana realizó estudios pedagógicos en Español y Literatura, fue asesor de talleres literarios y se desempeñó como escritor radial durante años, hasta perder el beneplácito en los medios de comunicación.
Entre sus títulos más destacados están las novelas Ave y nada (Premio Alejo Carpentier de Novela 2002, Cuba) y El carnaval y los muertos (Premio Franz Kafka, Novelas de Gaveta 2010, República Checa); y las colecciones de cuentos Nudos en el pañuelo, Mariposas nocturnas, Bestiario pánico y Cuando cruces los blancos archipiélagos, algunos de ellos por Plaza Editorial en Miami.
Desde fines del pasado año, Santana ha estado impartiendo conferencias en universidades estadounidenses sobre las relaciones entre literatura y cine en Cuba y el reflejo de la realidad, así como charlas acerca de la censura y la libertad de expresión en la isla.
No pensar en los riesgos
Su poemario Escorpión en el mapa se presenta este viernes en el Café Demetrio de Coral Gables, donde el escritor sostendrá un encuentro con el público, firmará libros y leerá algunos textos.
Por los riesgos que implica, son pocos los escritores cubanos que, a pesar de estar en desacuerdo con el régimen, se arriesgan a hacer periodismo independiente. ¿Qué te motivó a ti?
Siempre ha sido natural que un escritor, sobre todo un narrador, también haga periodismo. En Cuba eso tiene una connotación muy exagerada porque vivimos bajo un gobierno feudal que odia la imprenta, para no hablar de internet, porque odia la información. No es que el periodismo independiente deba ser algo excepcional, sino que el periodismo responsable debe ser la norma, gústele o no al gobierno. Como escritor, he ganado mucho en información de diversos ámbitos sociales. Como ciudadano, he ganado en serlo sencillamente. Pensar en los riesgos de hacer periodismo es vergonzoso si uno piensa en el peligro que corre la vida de cualquier opositor político, por muy pacífico que sea.
¿Sientes miedo?
En Cuba sentir miedo puede ser como sentir calor, algo aburrido, que uno no tiene en cuenta. Pero téngase en cuenta que las máximas preocupaciones del gobierno son sobre todo la UNPACU [Unión Patriótica de Cuba] y las Damas de Blanco. Claro que hay periodistas presos. Incluso un gran escritor como Ángel Santiesteban continua encarcelado, sin mayor delito que escribir y publicar lo que piensa. Ahora bien: siento que lentamente los cubanos están perdiendo el miedo. Es ridículo conservar el miedo cuando ya se no se tiene nada más que perder.
Una paso obligatorio
¿Visualizas un verdadero cambio hacia la democracia en Cuba?
La democracia en Cuba es tan obligatoria, por lógica histórica muy sencilla, como en cualquier otro país de América Latina. El problema es saber cuál tipo de democracia queremos. Cuba tiene muchas probabilidades de adoptar un modelo extremo, traumático. Eso es lo que hay que evitar desde ahora. Debemos construir una sociedad civil. Debemos ser demócratas, ese es el cómo para el cuándo.
En Cuba todos los medios de comunicación están en poder del régimen y el acceso a Internet es muy limitado. De ahí que activistas, blogueros y periodistas independientes publiquen fuera de la isla y su trabajo donde realmente se conoce es en el extranjero. ¿Cómo el periodismo independiente pudiera funcionar de dentro hacia dentro, para informar, incentivar, o quizás hasta movilizar al pueblo cubano?
Movilizar al pueblo cubano, pudiera sonar excesivo. Sería muy bueno tener una Primavera Cubana, y es válido luchar por ella. El periodismo independiente pudiera difundirse un poco más, despacio pero avanzando. No obstante, en Cuba hay una sociedad muy paralizada y desmoralizada, y ese periodismo sigue teniendo demasiadas limitaciones para circular en la sociedad como su sangre fresca, el papel que debía corresponderle.
Escorpión en el mapa se presenta este viernes a las 7 p.m. en Café Demetrio, 300 Alhambra Circle, Coral Gables, FL 33134. Teléfono: (305) 448-4949. En la actividad también se lanzará la novela Mujer con rosa en el pubis, de José Hugo Fernández, quien reside en la isla.
*Del poemario que hoy presenta Ernesto Santana, publicamos, por cortesía el autor, dos de sus textos, a manera de invitación a la lectura:
La ciudad con los ojos cerrados
Sueña, Habana, suéñate Ciudad del Sol,
casa lunar de trovadores, perla en tu mar
de lentejuelas, puerta entre tantos mundos
posibles e imposibles, paraíso infernal,
alba del sol poniente, Babilonia del trópico,
cruce de todos los caminos entre Roma y la nada,
Jerusalén del carnaval mesiánico.
Nadie vela ya tu sueño ni se alivia en tus ensueños.
Pero quizás mañana tu diosa vague por tus calles
tornando azul tus grises y develando espejos,
coloreando los ojos que fluyen desde las casas.
Cuando cierro los párpados puedo ver con nitidez
cómo caes sin pausa sobre tu propio estruendo mudo.
Y a pesar del tumulto de profetas que llaman a tus muros
y sacuden tus huesos y emponzoñan los dones de tu diosa,
aún sabes escuchar los susurros y los gritos
y sentir el beso del mar sobre tu cara
prodigándote horizontes, huracanes, crepúsculos,
sin precisar siquiera que despiertes y veas.
Habana, aún tienen voz tus calles y tus barrios,
tus poetas, tus secretos alquimistas, tus borrachos,
tus amantes, tus vagabundos y tus advertidos,
tus orfebres y tus locos insaciables.
Y aún eres más abeja que escorpión en el mapa,
mucho más memorable que perdida. Sobre ti
la luna y las estrellas son orificios móviles
que dejan ver la paz inalcanzable, y justo en tu seno
vamos nosotros, orificios vivientes, remedando
la opresiva inmensidad de la máquina y la ferocidad
de los hombres escorpión que guardan tu sol naciente
y tu sol poniente y rozan con sus cabezas el cielo
mientras hunden el vientre en los abismos,
sin angustia y sin éxtasis, nunca a salvo del tiempo
tras la niebla de su tortuosa majestad.
Sueña, Habana, que tu último cantor espera
a que despierte tu primera piedra.
Cuando al fin te despiertes de este sueño
Cuando al fin te despiertes de este sueño
y te encuentres con otros que despiertan,
como tú, en la fascinante encrucijada
cuyo abismo revela nuestro abismo.
Cuando llames a las puertas de la noche
y te halles solitario pero alerta,
desasido pero aún reconocible,
y, aunque herido, viviente el corazón.
Cuando entonces apartes esas puertas
y tus manos estallen como estrellas,
y el nombre real del árbol sea un árbol
y tu muerte se duerma entre tus manos.
Cuando al fin amanezcas de tu sueño
y entonces te despiertes para siempre.