Fallece Eva Barbas, madre del piloto Pablo Morales

Eva Barbas (1925-2013), símbolo del dolor cubano en el exilio.
Por Redacción CaféFuerte
Eva Barbas Arango, madre del piloto cubano Pablo Morales, falleció en horas de la tarde de este miércoles en Port St. Lucie, Florida, a los 88 años.
Barbas simbolizó el dolor de madre por la pérdida de su hijo, abatido por aviones Migs cubanos en el Estrecho de la Florida.
Aún viviendo en La Habana, desde su modesto apartamento en el barrio de Luyanó, Barbas levantó su voz implacablemente crítica al conocer el derribo de las dos avionetas de Hermanos al Rescate en aguas internacionales, el 24 de febrero de 1996.
Las imágenes que recorrieron entonces el mundo la mostraron inconsolable, llamando asesinos a los ejecutores de la acción militar y responsabilizando por su nombre a Fidel Castro.
Meses después llegó al exilio, acompañada de sus hijos Nancy y Nelson Morales.
Desde su arribo a Miami su presencia se hizo notable en cada manifestación pública en recordación de los cuatro pilotos asesinados y en denuncia del régimen cubano.
Mujer digna e inclaudicable
“La recordaré siempre como la mujer más digna de esta etapa del exilio”, dijo José Basulto, fundador de Hermanos al Rescate. “Eva simbolizó la fortaleza moral y dignidad a toda prueba”.
Basulto rememoró a la anciana como “una verdadera heroína” que puso siempre puso por encima la verdad y la justicia.
Frágil pero con espíritu indoblegable, Barbas vivió una vida de recogimiento y fe religiosa en Estados Unidos.
Cuando las familias de los pilotos Carlos Costa, Armando Alejandre y Mario de la Peña -todos ciudadanos estadounidenses- recibieron una compensación de $93 millones tras una decisión judicial de 1997, decidieron entregarle $3 millones a Barbas. La anciana rechazó la oferta y consideró que el dinero debía ser empleado en un fondo común con fines sociales.
Morales no estuvo incluido en la demanda civil por no ser ciudadano estadounidense. Barbas solo recibió una compensación inicial de $300,000 dólares que les fue otorgada a las cuatro familias por el gobierno de Bill Clinton.
La voz de Pablo
Se mudó a Port St. Lucie, al noreste del estado, pero no faltaba a las conmemoraciones de la muerte de su hijo cada 24 de febrero en Miami.
“A veces siento que la voz de mi hijo me dice: ‘No me llore. Pa’lante. Sigue con fe, porque la fe mueve montañas’. Y estoy tranquila. Dios es el que va a hacer la justicia”, confesó Barbas en una reciente entrevista.
Su sueño era no morir sin ver una Cuba democrática, donde se le hiciera justicia a los victimarios de su hijo.
En junio del 2001, Barbas estuvo presente en un tribunal de Miami para escuchar el veredicto contra los cinco agentes cubanos acusados de espionaje en territorio estadounidense. El jefe de la red de espionaje, Gerardo Hernández, fue vinculado al derribo de las avionetas y sentenciado a dos cadenas perpetuas.
La foto de Barbas tras escuchar el dictamen judicial, vestida de negro en señal de luto, besando la imagen de su hijo, recorrió el mundo.
Cumpliendo su última voluntad, los restos de Barbas serán cremados. Las honras fúnebres serán anunciadas próximamente.
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