¿Está Cuba preparada para eliminar la doble moneda?
Por Emilio Morales*
En lo que pudiera denominarse como la medida más compleja y difícil que ha emprendido la reforma del modelo económico cubano, el gobierno de Raúl Castro anunció finalmente que comenzará un proceso para terminar con la dualidad monetaria en el país.Se abre así una etapa de grandes expectativas acerca del futuro de la isla, sobre todo por el impacto que va a tener esta impostergable decisión en la economía y la sociedad cubanas.
La medida pretende terminar con un modo de vida que han llevado 11.2 millones de cubanos por casi 20 años: recibir salarios en una moneda desvalorada y tener que pagar los artículos para la sobrevivencia diaria en la moneda dura que traen los turistas o envían sus familiares residentes en el exterior.
El gobierno ha anunciado la medida como parte de un plan que se va a ejecutar escalonadamente y que responde a un cronograma que comenzará por el sector empresarial.
En una primera etapa, se prevé la elaboración de las propuestas de las normas jurídicas que van a sustentar el proceso. Además se realizará el diseño de los cambios de los sistemas informáticos encargados de los registros contables, y los ajustes en las normas de contabilidad para la implementación del nuevo sistema.
También está prevista para esta etapa la capacitación del personal que va a estar involucrado en las transformaciones, así como a los contadores que ejercen sus funciones en la estructura empresarial a todos los niveles.
Incertidumbre al acecho
Sin embargo, el anuncio no pone plazos ni detalla las acciones del plan. En cambio, trata de suavizar el impacto del anuncio planteando que el proceso de unificación monetaria conservará intactos los ahorros de las personas en los bancos cubanos en las cuentas de pesos convertibles (CUC), otras divisas internacionales y el peso cubano (CUP). Asegura además que se continuará aplicando la política vigente de subsidios a precios minoristas y a personas donde sea necesario, en tanto lo requieran las condiciones económicas del país.
Ambos planteamientos resultan contradictorios, pues la unificación de la moneda implica que una de las dos va a ser eliminada. Por tanto, las cuentas bancarias en ese tipo de moneda sufrirán algún cambio en su traspaso a la moneda que se dejará vigente.
A la vez, para poder unificar la moneda los subsidios tienen que desaparecer o llevarse a una mínima expresión, lo cual constituye la prueba más dura del proceso anunciado. ¿Cómo va a enfrentar el gobierno el dilema de proteger a la población más vulnerable cuando se implemente el cambiazo?
La lista de subsidios es larga: el pago de la electricidad, los servicios de teléfono, de gas, el abasto de agua potable, y los productos que todavía sobreviven en la longeva libreta de abastecimientos. A esto hay que sumarle el transporte público, el sistema de educación a todos los niveles, el sistema de salud y la venta de medicamentos.
¿Están creadas las condiciones para eliminar o minimizar esta larga y complicada lista de subsidios? ¿Justifican acaso una decisión tan trascendental los resultados de las reformas hasta este momento? ¿Implementará el gobierno medidas aperturistas más profundas que permitan el desarrollo del sector privado y amortiguen las consecuencias inevitables de esta etapa?
Por el momento es una gran incógnita y tendremos que esperar por los próximos pasos para poder pulsar el alcance de la eliminación gradual de la dualidad monetaria.
Nueva tasa de cambio a la vista
En la nota tampoco se habla de cómo se va a ajustar la tasa de cambio en el proceso, por lo que desde ya es previsible que se desate entre la población una fuerte cacería del dólar. La reacción inmediata va a ser que el dólar se cotizará dos ó tres pesos más alto en el mercado negro que en las casas de cambio popularmente conocidas como CADECAs.
Actualmente la tasa de cambio de la CADECA es de 25 CUP por 1 CUC. No es difícil prever que en pocos días o semanas el gobierno haga los primeros ajustes en el cambio de moneda como parte de la primera etapa. Esto permitiría medir el impacto que va teniendo el proceso en el mercado y en la sociedad, y trazar las pautas para las fases siguientes.
Por ejemplo, una rebaja de la tasa de cambio de 1 CUC a 18 CUP en la primera etapa de la unificación monetaria, podría disminuir el techo del cambio en el mercado negro y de cierta manera evitar una especulación temprana. Al mismo tiempo, subiría un poco el poder adquisitivo de los trabajadores, sobre todo si el Estado no sube los precios de los productos en las tiendas dolarizadas.
Serviría de algo el margen mínimo de un 240 por ciento que actualmente impone el gobierno en el precio de venta de los productos a la venta en el mercado minorista dolarizado. En el comienzo le daría cierta capacidad de maniobra para sacrificar ganancias y permitir elevar el poder adquisitivo de la población.
Inversionistas en alerta
Si el impacto se sentirá con fuerza en la sociedad, también lo será en el accionar de los inversionistas radicados en la isla.
Al margen de la magnitud de los ajustes del proceso de unificación monetaria, las empresas extranjeras con inversiones en Cuba se verán golpeadas de una manera u otra. La ficha de costo de los productos de las empresas mixtas se afectarán con la disminución de la tasa de cambio, por lo que las ganancias de las nuevas producciones van a ser menores hasta tanto se estabilicen los ciclos productivos y se establezca una tasa de cambio definitiva.
En función de la reacción del mercado, la tasa de cambio podría sufrir sucesivos ajustes en el proceso.
No hay que pensar mucho para adelantar que las inversiones transcurrirán a un ritmo más lento o se congelarán hasta tanto el proceso de unificación monetaria no haya pasado las etapas más difíciles y complicadas. De hecho, el avance inversionista en Cuba se han visto disminuido en los últimos 10 años tras el cierre de casi dos centenares de empresas mixtas, el corralito financiero ocurrido a finales del 2008 (prolongado hasta comienzos del 2010), y la cruzada contra la corrupción orquestada por el gobierno de Raúl Castro por los últimos cuatro años.
De esta forma, los esfuerzos que realiza el gobierno por atraer una nueva ola de inversionistas con el lanzamiento de la nueva zona franca del Mariel, se van a ver sensiblemente impactados. La incertidumbre de la unificación de las dos monedas constituye un elemento que, de inmediato, tiene un efecto retardador para las inversiones extranjeras.
Así las cosas, el proceso de actualización del modelo económico cubano ha entrado en su fase más complicada y vulnerable. Por el bien de todos los cubanos de a pie, esperemos que la transición sea benévola y no se convierta en una terapia de choque de incalculables consecuencias.
*Economista cubano. Ex jefe de planeación estratégica de mercadotecnia en la corporación CIMEX y autor de los libros Cuba: ¿tránsito silencioso al capitalismo? y Marketing without Advertising, Brand Preference and Consumer Choice in Cuba. Es presidente de Havana Consulting Group, en Miami.
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