La segunda muerte de Humberto Solás

La segunda muerte de Humberto SolásAlegando “restricciones económicas”, las autoridades cubanas suspendieron el financiamiento al Festival de Cine Pobre, que estaba previsto para celebrarse entre el 5 y 10 de abril próximos en la ciudad de Gibara, en el oriente de la isla.

Un mensaje de la dirección del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC),  fechado este lunes, indicó que debido a esos problemas “se decidió realizar el Festival con un carácter bienal y alternarlo con una muestra de filmes premiados en ediciones anteriores o afines al perfil del evento.  La muestra rendiría tributo especial al  realizador Humberto Solás (1941-2008) en ocasión de cumplirse su 70 aniversario en el presente año.

El comunicado del ICAIC ataca duramente al director del festival, Sergio Benvenuto, cuya actitud califica de “acto irresponsable”  que omite los esfuerzos institucionales para salvar un proyecto de tanta trascendencia cultural.

Varios intelectuales de la isla han criticado la decisión, que congela una oportunidad para el intercambio de los creadores y la exhibición de proyectos concebidos con escasos recursos, principalmente por jóvenes.

Reproducimos a continuación una carta del cineasta Enrique Alvarez sobre la lamentable suspensión del evento.

“El hombre que muere en la imagen, gana la sobreabundancia de la resurrección”. José Lezama Lima

Hace dos años, cuando regresé de Gibara escribí una Carta Abierta a Humberto Solás que tuvo cierta repercusión en los medios digitales y después fue publicada por la Revista Cine Cubano. Entonces no podía imaginar, que casi todo lo que decía allí terminaría pareciéndome hoy, el delirio de un cineasta ingenuo. Decía:

Humberto:

Ayer regresé de Gibara, de la Séptima edición de tu Festival del Cine Pobre y no puedo dejar de contarte mis impresiones. La última vez que yo había estado en Gibara, fue para el estreno de Miradas, y lo que más recuerdo fue la caminata alucinada que hicimos por sus calles, mientras tú describías el festival que querías hacer para dignificar a un cine que, nacido de la austeridad y el compromiso social, sería (ya lo es) el cine de la pobreza irradiante.

No hay malos conjuros que no puedan ser vencidos: ni tu muerte, ni los vientos huracanados pudieron con la pequeña villa costera y la continuidad de su Festival de Cine; como si el ángel de la jiribilla invocado por Lezama sobrevolara Gibara encarnado en tu espíritu.

No conozco otro sitio del mundo en el que un evento cultural sea tan apreciado y vivido por la comunidad que lo acoge: mientras los forasteros, discutiendo y soñando, recorremos sus calles perfumadas de mariscos, los lugareños, recogidos en la oscuridad luminosa del Cine, viajan por nuestras historias, en un intercambio de sensaciones, roces corporales y espiritualidad desatada, que hacen de Cine Pobre un festival dionisiaco.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué ha sido cancelada este año la 9na Edición del Festival? ¿A qué racionalidad responde esta decisión?

El año pasado regresé a Gibara, y coincidiendo con la 8va Edición del Festival, rodé con un equipo reducido de 15 personas y durante 14 días, un largometraje de ficción. Marina, Con producción del ICAIC, y la colaboración de la EICTV de San Antonio de los Baños, y el Festival del Cine Pobre, materializa la realización de un proyecto gestado durante el Taller de Desarrollo de Guiones de la 2da Muestra Temática del Cine Pobre en Cienfuegos, y una manera de entender la producción y la realización cinematográficas, ajustadas a la realidad cultural y económica de la Nación Cubana.

Cine Pobre no es un eslogan; en sus principios, en tu manifiesto – le decía a Humberto, en mi carta de hace dos años- el cine producido bajo las bondades económicas de las nuevas tecnologías, encuentra un espacio de legitimación ideológica y artística que lo vincula a la mejor tradición de resistencia y productividad cultural alentada por tu generación en los inicios del Nuevo Cine latinoamericano.

Hay que reducir los costos y el tiempo de producción de nuestras películas; hay que aprovechar la celeridad de los nuevos medios; hacemos un arte que opera en el tiempo y nuestros procesos de producción no se corresponden con la velocidad del consumo. Podemos ejercer un estilo moroso o fulgurante, pero su concreción debe aspirar a la precisión de un gesto.

Adiós a las mediaciones entre la cámara y una idea en la cabeza; por primera vez nuestro oficio se acerca a la autonomía con que trabaja un pintor o un escritor; no hay que prevender las ideas; las nuevas tecnologías permiten entregar y confrontar resultados.

Gracias Humberto por renovar el ideario de un cine libertario. Nunca antes la diversidad estuvo tan cerca de inundar las pantallas.

Marina, en pleno proceso de terminación, estaba prevista para inaugurar la 9na Edición del Festival del Cine Pobre Humberto Solás, la noche del próximo 5 de abril en el Cine Jiba de la Villa Blanca. No importaba que este año el Festival no fuera competitivo, –nunca entendí por qué- pero la idea de mantener el intercambio con los Gibareños, y de que su público natural fuera el primero en verla, nos hacía vislumbrar, a todo el equipo de realización, una noche hermosa.

Ahora todo está detenido; lo malos conjuros regresan con nuevas estrategias, nuevos absurdos; persistentes. El pragmatismo es el vencimiento de las revelaciones. Ya no veremos a Humberto apareciendo y desapareciendo, tras el humo de su cigarrillo, en una esquina de Gibara, mientras un joven pescador que ignora sus 70 cumpleaños, se hunde en las aguas de la bahía para recolectar mariscos que alimenten a su familia.

Voces anuncian  la  segunda muerte de Humberto Solás. Yo voto por una nueva resurrección.

La Habana, 20 de marzo de 2011.

Kiki Álvarez.

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