¿Contactó la Comisión Warren a Fidel Castro en 1964?

Fidel Castro y el abogado William Coleman (der.), una historia incompleta sobre el asesinado de JFK.
Por Miguel Fernández Díaz
Un libro sobre la saga interminable del asesinato del presidente John F. Kennedy, a la venta desde este lunes en las liberías de Estados Unidos, asegura que Fidel Castro fue cotactado y aceptó responder las preguntas de la Comisión Warren, que investigaba el magnicidio ocurrido en Dallas el 22 de noviembre de 1963.
La “sorprendente revelación” emergió en el programa Face The Nation, de la cadena CBS News durante una presentación del libro A Cruel and Shocking Act: the Secret History of the Kennedy Assassination, de Philip Shenon, ex reportero investigativo de The New York Times. Según el presentador Bob Schieffer, es “un secreto que se ha mantenido durante 50 años”.
De acuerdo con el texto, en 1964 la Comisión llegó a enviar a un investigador en un barco de la Marina de Estados Unidos hasta un yate en aguas cubanas para encontrarse con Castro, quien supuestamente pasó un mensaje de que quería colaborar en la pesquisa por la muerte de Kennedy.
De acuerdo con la versión, el enviado no era otro que el entonces joven abogado William Thaddeus Coleman Jr, quien más tarde se convirtió en Secretario de Transporte de la administración de Gerald Ford (1974-1976). Coleman y Castro hablaron por tres horas, y al final el gobernante aseveró que no tenía absolutamente nada que ver con los hechos, como trataban de sugerir ciertas pistas.
¿Amante del jazz?
La decisión de enviar a Coleman en semejante misión se debió a que conocía a Castro de cuando visitió Harlem durante su luna de miel con Mirta Díaz-Balart, en 1948, y compartían “la afición por el jazz” (?). El amor de Castro por la música es aún una de sus asignaturas pendientes; solo se conoce de su propia boca que “gusta de las marchas”.
El investigador Anthony Summers, autor de una obra clásica sobre el tema, Not in Your Lifetime, salió a la palestra para aclarar que no hay revelación ni sorpresa.
Summers dijo que el episodio consta en blanco negro desde el 7 de enero del 2006, al comentar él mismo en The Times (Londres) el documental Rendevouz mit dem Tod (2006), del realizador alemán Wilfried Huismann, quien al compás de Gus Russo atribuyó a Castro el asesinato de JFK.
Summers reportó entonces que Coleman le confió haber volado en secreto a una isla para reunirse con el “Señor Castro”. Así se lo había encargado Earl Warren, presidente de la Comisión y del Tribunal Supremo de Estados Unidos, y principal investigador del asesinato. La reunión duró unas seis horas y Coleman salió convencido de que Castro “nada tenía que ver.”.
Warren quedaría también satisfecho. Coleman regresó con algunos documentos, pero no sabe adónde fueron a parar.
Marcha atrás sobre Castro
La insistencia de Summers motivó que Coleman acabara por retractarse en carta del 30 de diciembre de 2005: “Nunca me reuní ni hablé ni estuve en presencia del señor Castro, ni recibí del magistrado Earl Warren instrucción alguna para hacerlo”, precisó la misiva.
Así, el libro de Shenon revela más bien que un prestigioso abogado como Coleman tuvo que mentirle a Summers al cabo de cuatro décadas del encuentro con Castro. Ya no se trata de que Kennedy buscaba acercarse Castro, sino de que la Comisión Warren logró contactarlo.
Este secreto se guardó bajo siete llaves: nunca afloró en la Comisión Warren ni en los comités de investigación posteriores. Mucho menos en los cientos de libros sobre el asesinato. Según Summers, el primer indicio data de 1999, al decirle Coleman que había cumplido “una misión secreta” en la Comisión Warren. Coleman tiene ya 93 años y aún no ha salido a comentar sobre el asunto.
La confirmación de Shenon contradice a Brian Latell y los demás postulantes de la hipótesis de que “Castro did it”. La Comisión Warren parece haber escondido la misión de Coleman porque Castro arremetió enseguida contra la tesis del asesino solitario, al enfocar el asesinato como “un complot maquiavélico” contra Cuba, urdido por gente inescrupulosa dentro de la propia administración Kennedy.
Algo que tampoco ha sido demostrado a la vuelta de medio siglo.
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