Gustavo Machín: el "expulsado" que regresa al ruedo diplomático con EEUU

Gustavo Machín durante una de las rondas de negociación con Estados Unidos en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Por Miguel Fernández Díaz
La presencia de una delegación cubana en la Conferencia de Seguridad de las Naciones del Caribe (CANSEC), recién concluida en Kingston, Jamaica, dejó más de una evidencia sobre el juego estratégico de La Habana en su recomposición de relaciones con Estados Unidos.
Al participar por vez primera en esta conferencia anual, coauspiciada por Estados Unidos con el tutelaje del Comando Sur, Cuba encabezó su delegación con Gustavo Machín-Gómez, lugarteniente de la Dirección de América del Norte (DAN) en el Ministerio de Relaciones Exteriores, quien parece indispensable para llevar adelante las soluciones del diferendo con Estados Unidos.
Entre 1997 y 2002 Machín-Gómez se desempeñó en la Oficina de Intereses de Cuba en Washington (SICUW) como la persona de contacto inicial de las empresas estadounidenses interesadas en negocios con Cuba. Desde el 2000 asumió la misma función de go-to guy con respecto a las oficinas de los congresistas.
Sin embargo, Machín-Gómez participa ya solo en reuniones que tienen lugar fuera de Estados Unidos porque, siendo primer secretario de SICUW, fue declarado persona non grata junto con otro primer secretario, Oscar Redondo, por el Departamento de Estado, el 1ro de noviembre de 2002.
¿Un espía deshonroso?
Los folletines que posan de noticiero en los medios locales difunden que el oficial de inteligencia Machín-Gómez “fue expulsado deshonrosamente de Estados Unidos en 2003” (sic), a pesar de que ningún oficial de inteligencia bajo cobertura diplomática de un Estado puede ser “expulsado deshonrosamente” por otro, sino en virtud del Artículo 9(1) de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961).
El artículo de la Convención de Viena estipula lo siguiente: “El Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de su decisión, comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona non grata, o que cualquier otro miembro del personal de la misión no es aceptable”.
La expulsión de Machín-Gómez resultó incluso peculiar, porque al entregarse la nota del Departamento de Estado a SICUW, aquel se encontraba ya en Cuba para asistir al parto de su esposa.
El entonces Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Otto Reich, declaró que la expulsión era “la respuesta apropiada” al caso de Ana Belén Montes, la superespía de Castro en el Pentágono arrestada desde septiembre 21 de 2001. Un vocero del Departamento de Estado, Charles Barclay, precisó que el 4 de noviembre se notificó -en ”acción separada” de Machín-Gómez y Redondo- la expulsión de dos funcionarios de la misión cubana en Naciones Unidas (MCNU), Francisco González y Carlos Augusto Suárez, como consecuencia de actividades no oficiales consideradas “perjudiciales a los Estados Unidos”.
Reglas del juego
Desde luego que Estados Unidos no puede expulsar unilateralmente a diplomáticos de otros países acreditados ante la ONU, pero el caso de González y Suárez debió ser tan indefendible que Cuba procedió a retirarlos sin chistar más allá de la nota de cajón en protesta del “acto arbitrario”.
No tiene sentido tachar de espía a Machín-Gómez ni a cualquier otro diplomático cubano ni de otro país, porque el maridaje sempiterno entre diplomacia y espionaje presupone hasta compartir el domicilio en el exterior para un juego estratégico interestatal en el cual solo cabe cazar o ser cazado. Y todos los participantes saben de antemano que todos los jabalíes están disfrazados de cordero.
Aunque Machín-Gómez y Josefina Vidal, actual jefa de la DAN, sean dos alas del mismo pájaro, ella puede encabezar las reuniones de solución del diferendo incluso en territorio estadounidense a pesar de que solo por cortesía no fue declarada persona non grata hacia mayo del 2003 junto con su esposo, el primer secretario José Anselmo López, y otros 13 diplomáticos cubanos.
Igual cortesía que con Vidal tuvo Washington con María Cristina Delgado, esposa del segundo secretario Raúl Rodríguez, también explusado, ya que las reglas consuetudinarias del juego prescriben que el Estado acreditante retire al cónyuge del diplomático expulsado.
Un paso comedido
Inclusive Cuba dio el paso comedido de abstenerse de nombrar a Vidal embajadora y acreditar en el cargo al jefe titular de SICUW, José Ramón Cabañas, así como de ni siquiera proponer a Washington que deje a Machín-Gómez tomar parte en reuniones dentro de territorio estadounidense, porque este fue cazado y tratado de acuerdo con la precitada convención de Viena. Pero hasta ahí.
La justicia estadounidense no dio curso, por ejemplo, a las denuncias contra Machín-Gómez y otros diplomáticos cubanos interpuestas por Mauricio Claver-Carone, co-fundador y director del Comité de Acción Política US Cuba Democracy, y demás actores de la vigilia pacífica del 14 de abril de 2000 frente a SICUW, quienes fueron agredidos a golpes por aquellos.
Las reglas del juego diplomático fuerzan a que Estados Unidos acepte ahora en ciertos contextos a quien antes fue declarado inaceptable en otros. Y la pericia de Machín-Gómez en los trajines con Estados Unidos -que llega incluso a presentar a Cuba en ámbito académico como “caso de estudio” sobre desafíos políticos y presiones externas (Policy Perspectives, Vol. 5, No. 3, Julio-Diciembre 2008, pp. 19-29)- justifica que su presencia sea casi requisito sine qua non de la parte cubana.
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