The Washington Post: Cuba no necesita un clon de Castro

The Washington Post: Cuba no necesita un clon de Castro

Raúl Castro, al frente del gobierno cubano hasta abril del 2018.

Editorial publicado por el periódico estadounidense The Washington Post en su edición del 5 de diciembre de 2018, en relación con el impacto de la nueva política estadounidense sobre Cuba, la anunciada salida de Raúl Castro del poder y el recrudecimiento de la represión contra las expresiones independientes en la isla.

En La Habana, el 20 de diciembre, un grupo de artistas y activistas se preparaban para interpretar una pieza titulada “Psicosis”. La trama gira en torno a una persona encerrada en un espacio muy pequeño que muestra signos de locura y quiere irse. La obra se inspiró en los acontecimientos del 2010 en un hospital psiquiátrico de La Habana, donde 26 pacientes murieron de hambre y frío. La historia es obviamente una metáfora sobre el régimen de Fidel y Raúl Castro, quienes han gobernado la isla durante casi seis décadas, intolerantes con la disidencia y la libertad de expresión. En la presentación, habría alusiones a Raúl Castro y términos como “dictadura”.

Como era de esperar, antes de la presentación las autoridades se abalanzaron y realizaron arrestos. El director fue detenido temporalmente, así como el actor principal. También fue arrestada la activista Lia Villares. Cuando fue liberada, el 22 de diciembre, dijo que había grabado un mensaje en las paredes de las celdas de la prisión: “Sí al Arte, No a la Censura. Soy libre”. Fue multada por pintar las paredes. Las autoridades le advirtieron fuertemente contra cualquier actividad en nombre del proyecto Cuba Decide. El movimiento aboga por un plebiscito para las elecciones libres y la libertad de expresión en Cuba y está dirigido por Rosa María Payá Acevedo, cuyo padre, Oswaldo Payá, defendió el Proyecto Varela en busca de estos objetivos en años anteriores. Claramente, al régimen de Castro no le gusta la idea de que los cubanos puedan “decidir” algo sobre su propio destino.

Oswaldo Payá, quien fue asesinado en un sospechoso accidente automovilístico en 2012, fundó el Movimiento Cristiano de Liberación en Cuba. El actual coordinador nacional del movimiento, el médico Eduardo Cardet fue arrestado en noviembre de 2016 por criticar a Fidel Castro pocos días después de su muerte. Recientemente, lo trasladaron a una prisión notoria en La Habana y luego lo golpearon brutalmente.

Así es como Fidel y ahora Raúl Castro han mantenido su poder durante muchos años: con los puños y la fuerza. Pero la era de Castro está en una nueva encrucijada. Raúl Castro, de 86 años, quien ha sido presidente durante una década, se ha comprometido a renunciar este año, al final de su segundo mandato. Recientemente, retrasó su partida de febrero a abril; incluso cuando ya no sea presidente, conservará el poder como primer secretario del Partido Comunista. Sus modestas reformas económicas, que permiten una actividad limitada fuera del control del Estado, se han estancado, mientras que el salvavidas petrolero de Venezuela casi ha colapsado. Las esperanzas de una mejor relación con Estados Unidos, más turismo e inversión extranjera también se han atenuado con las restricciones dictadas por el presidente Trump y el conflicto no resuelto sobre las agresiones acústicas a diplomáticos estadounidenses en La Habana. Ahora, Castro está buscando a Rusia para obtener petróleo y alivio.

Lo que Cuba realmente necesita no es más Castro, o un clon elegido a dedo para prolongar las privaciones del socialismo y la dictadura. Lo que la gente que sufre de la isla debería tener es una oportunidad genuina para decidir su propio futuro, uno en el que puedan realizar una obra llamada Psicosis sin arrestos ni miedo.

Texto del artículo en inglés AQUI

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