Centenario de Celia Cruz: La magia de la universalidad
La historiadora musical Rosa Marquetti Torres habla sobre su próximo libro Celia en el mundo (1962-2003), resultado de varios años de investigación y que se publicará en vísperas del centenario de la célebre cantante cubana.

Por Jaime Masó Torres
«Estoy en la lluvia, en la hierba / estoy en la nube y la piedra», dicen los versos del dominicano Mario Díaz, cantados por Celia Cruz en Azúcar negra. Esa permanencia, esa magia de estar en todas partes, más allá de los registros audiovisuales, es una virtud concedida solo a los grandes y sobra explicar aquí por qué La Guarachera de Cuba sigue marcando tendencia ―dos décadas después de su muerte― entre artistas, pintores, modistas, diseñadores y en cuanta obra lleve un toque latino y universal.
A un siglo de su nacimiento, ocurrido el 21 de octubre de 1925, y en lo que va de año, varios medios están informando sobre las exposiciones, conciertos y charlas en Estados Unidos, España y otros países que honran el legado de quien es Reina y símbolo de la música tropical. Se vive ya un furor celebrativo que arrastra a millones de seguidores y provoca una verdadera regeneración de idolatría en los públicos más disímiles.
Con ese mismo sentimiento de celebración, la prestigiosa editorial Planeta publicará en los meses venideros Celia en el mundo (1962-2003), libro de la historiadora musical Rosa Marquetti Torres, continuidad de Celia en Cuba (1925-1962), un compendio biográfico justamente reconocido por músicos, académicos, investigadores, melómanos y coleccionistas como la obra más completa sobre la célebre cantante cubana: una contribución capital respaldada por una intensa búsqueda de información durante largos años, contextualizada en el ámbito cultural de la isla.
Solo la experiencia, el oficio y la sagacidad de Marquetti, unido a un compromiso muy profundo por la cubanía, ha permitido la elaboración de Celia en el mundo (1962-2003). He compartido el honor con otros amigos de leer la obra y en nombre de ellos me atrevo a calificarla, tempranamente, como reveladora.
Según anunciaste en tus redes sociales ya has entregado el borrador del que será el segundo libro sobre Celia Cruz. Haciendo balance, ¿cómo han sido estos años de trabajo e investigación?
En cualquier acto de creación, el camino se disfruta tanto como el resultado final, pero en el caso de Celia en el mundo (1962-2003) el camino ha sido particularmente singular, emocionante y productivo. Es también la etapa del exilio de Celia, que cierra un capítulo de su vida y abre otro, cuya riqueza en acontecimientos, conquistas y triunfos la llevan a la cima. La investigación significó sumergirme en su archivo personal ―lo que logré gracias a Omer Pardillo Cid―; escudriñar recortes de prensa, noticias, entrevistas y reportajes de prensa, anotaciones autógrafas, cientos de fotos que guardó con celo; conocer valoraciones, anécdotas y precisiones de boca de mis entrevistados, que fueron sus contemporáneos, que la conocieron bien, trabajando con ella; escuchar las canciones que va a grabando a lo largo de esta etapa; verificar su desempeño en otros medios y ámbitos; su relación con Cuba, su condición de exiliada; rastrear las numerosas obras benéficas y cívicas en las que se implicó, y sobre todo, revisar y estudiar la prensa de la época de diferentes países. Todo esto puso ante mí una Celia Cruz multifacética y mucho más grande, como artista y como persona, de lo que yo imaginaba cuando comencé hace años a estudiar su vida y obra.

Digamos que ha sido un viaje de revelaciones…
Fue transitar escalón por escalón el camino de triunfos y reveses ―muy pocos, por cierto― que la llevó a la cima de la música latina y su reconocimiento a nivel mundial. Me obsesionaba y me obsesiona la idea de mostrar esa Celia grandiosa e inteligente, como artista y como persona, que hay detrás o junto al grito de “¡Azúcaaaarrr!; desentrañar y mostrar el modo en que interactuó con su tiempo, porque tuvo la dicha de vivir décadas que fueron decisivas en la historia de la humanidad, de Cuba en particular, y de la música; su relación con la industria de la música; el modo en que la percibían sus colegas, coetáneos o no, las audiencias no solo norteamericanas, sino de los muchos sitios donde cantó por el mundo; intenté encontrar y explicar las razones―que no son solo musicales―por las que es amada y venerada en todo el mundo.
¿Cuánto te ha aportado como mujer e historiadora musical profundizar en la vida Celia?
En lo personal ha sido un camino de aprendizaje y descubrimientos, pero sobre todo ha sido un reto enorme, el mayor reto que he enfrentado, dimensionado por la propia grandeza y relevancia de Celia, y del que espero haber salido cuando menos, ilesa y dignamente
A estas alturas ya podemos hablar del éxito que ha tenido y tiene Celia en Cuba (1925-1962). Reseñas, entrevistas, artículos… dan fe de ello. Detrás de ese reconocimiento hay personas a las que siempre has agradecido…
Tú sabes que, en mis libros, la sección de agradecimientos ocupa siempre varias páginas. En los casos de Celia en Cuba (1925-1962) y Celia en el mundo (1962-2003) no es diferente, la lista es larguísima, aunque entre los primeros menciono siempre a mi admirado Omer Pardillo Cid, ejecutor del Celia Cruz Estate y último mánager de Celia, hoy amigo en esas amistades que se forjan en el trabajo y en el propósito de lealtad a un proyecto, a una idea, que, en este caso, es mantener vivo y difundir el legado de nuestra Celia Cruz a través de las generaciones actuales y venideras. Omer ha sido importantísimo en el proceso de investigación, poniendo a mi disposición toda su experiencia en la industria de la música, su memoria y sus recuerdos materiales y espirituales que lo unieron para siempre a Celia. A él le agradezco el acceso a la papelería o archivo personal de Celia; por él llegué a algunos de mis entrevistados, de suma importancia todos.
Mi primera editora y amiga Tania Cordero, cuando saqué el primer libro en autopublicación; mi actual editor Cristóbal Pera, en Planeta de Libros USA; a mis lectores de borrador―Iván Giroud, Osmel Reyes Vaillant y tú mismo―, que dedicaron tantas horas de su valioso tiempo a leer cada cuartilla, y enviar sus precisiones y criterios. A mis amigos, la dramaturga Esther María Hernández y el escritor, poeta y ensayista Néstor Díaz de Villegas, por abrir caminos y puertas; a la larga lista de entrevistados, a quienes tanto agradezco y que represento aquí en los músicos (por orden alfabético de apellidos) Rubén Blades, Willie Colón, Willy Chirino, Paquito D’ Rivera, Issac Delgado, Emilio Estefan, Gloria Estefan, Tania León, Óscar Gómez, Nelson González, Isidro Infante, José Alberto “El Canario”, Iván “Melón” Lewis, Lucrecia, Manuel Machado, Miguel Martín, Alain Pérez, Pepe Rivero, Steve Roitstein, Ned Sublette, Nora Suzuki, Roberto Torres “Caballo Viejo”, Chucho Valdés, Javier Vázquez… La lista es interminable.

En determinados ámbitos académicos el libro ha sido muy bien recibido…
El interés por la primera edición de Celia en Cuba (1925-1962) en el ámbito académico se inició cuando recibí la propuesta de la doctora Ana Dopico, directora del Hemispheric Institute for Performance and Politics, de la Universidad de Nueva York (NYU), para hacer en esa institución, la presentación mundial del libro, como parte de mi residencia allí como becaria Mellon. Esto ocurrió en abril de 2022, cuando aún enfrentábamos las restricciones de la pandemia y mi accionar estuvo orientado esencialmente en el proceso de investigación. Ese mismo año, lo presenté en Middlebury College, en Vermont, y en Miami, en la librería Books & Books, bajo el auspicio del Cuban Research Institute y la Colección Díaz Ayala, de la Universidad Internacional de la Florida (FIU). Y sí, el libro ha generado muy buenas reseñas y opiniones por parte de académicos en Cuba, Estados Unidos y España, entre ellos de la propia doctora Dopico, Rafael Acosta de Arriba y Félix Julio Alfonso (Cuba); los investigadores y musicógrafos Ned Sublette (USA) y Raúl Fernández (Cuba-USA); y prominentes intelectuales como Cristóbal Díaz Ayala (Cuba-USA), Carlos Celdrán, Osvaldo Doimeadiós, Norge Espinosa (Cuba) y Abilio Estévez (Cuba-España).
¿Se ha abierto alguna posibilidad para que el libro se traduzca a otros idiomas, pensando en la universalidad de Celia?
Si, hay una edición en inglés en curso, pero prefiero hablar de eso más adelante.
¿Con Celia en el mundo (1962-2003) cierras definitivamente las investigaciones sobre La Reina? ¿O por el contrario aspiras a entregar otro texto?
Juzgando el calado y la descripción del proceso investigativo, seguramente intuyes que tengo en mi poder ingentes cantidades de datos, anécdotas, información en general, y que un libro tiene una cantidad finita y lógica de páginas. Pues sí, así es. Celia trabajó extraordinariamente. Su laboriosidad fue proverbial y eso hace que prácticamente no haya una semana de su vida en que no haya ocurrido una actuación, un suceso, algo, relacionado con ella, motivado o provocado por ella. No quiero quedarme con ese material que he levantado, eso tiene que quedar organizado para los que vengan después.
Entonces tendremos más contribuciones sobre Celia… ¿Puedes darnos un adelanto?
Estoy rumiando la posibilidad de, cuando termine dos proyectos que ahora tengo también en marcha, hacer una cronología que recoja esas fechas y datos que hoy pueden parecer menores o intrascendentes en su trayectoria. Celia Cruz es la cantante cubana más universalmente reconocida y su legado hace mucho que trascendió los límites de lo cubano para expandirse hacia el mundo. Siempre dije que ansiaba que su vida y obra quedara documentada con el mayor rigor posible en libros que yo he soñado esplendorosos, como mismo lo están Ella Fiztgerald, Billie Holiday o María Callas.