La guayaba de cartón: jornada cederista de adornos y propaganda

La guayaba de cartón: jornada cederista de adornos y propagandaA los dirigentes de los alicaídos Comités de Defensa de la Revolución (CDR) se les ha ocurrido la idea de despedir el año con un concurso de adorno popular y una jornada de propaganda para esperar el 1ro. de enero en puro espíritu revolucionario.

Según el comunicado de la Coordinadora Nacional de los CDR, se realizará un concurso de adorno popular por el nuevo aniversario del triunfo de la revolución con el propósito de que los barrios estén engalanados para recibir el 2011.

“Llamamos a una jornada de limpieza, embellecimiento, adorno popular y propaganda revolucionaria, y a desarrollar el inagotable caudal de iniciativas existentes en cada lugar, con vistas a que no quede sitio sin exhibir sus mejores galas desde el 26 de diciembre”, indica el texto.

Agregan los trasnochados dirigentes cederistas que “se deberá conmemorar la efeméride de manera especial, mediante mítines y actividades participativas”.

“Especial motivación cobra este aniversario, pues estamos inmersos en el análisis y discusión del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, momento trascendental”, añade la exaltada convocatoria cederista.

Y para seguir en el mismo tono de festín vigilado, se anuncia para la jornada la “creación de comisiones que evaluarán el adorno popular en todos los CDR y seleccionarán los tres mejores por zonas, áreas y consejos populares”.

Si estas son las propuestas de fin de año por parte de la mayor organización de masas del país, hay que pensar que los entusiastas dirigentes cederistas están pasando por un mal momento imaginativo o llegar a la conclusión de que definitivamente no están en sus cabales.

Quizás estos estertores son la más inequívoca evidencia de que con la celebración de su 50 cumpleaños, el pasado 28 de septiembre, los CDR habían llegado a su final.

En estos días, CaféFuerte se ha comunicado telefónicamente y por correo electrónico con varios ciudadanos de a pie dentro de Cuba para preguntarles sobre esta convocatoria cederista.

“Ustedes afuera son los que se preocupan por esas cosas, aquí no sólo no se sabe de eso, sino que nadie quiere saber”, manifestó Carlos Hernández, un tabaquero que vive en el poblado de Zaza del Medio, en el centro de la isla.

Mabel Somarriba, una economista devenida peluquera en Santa Clara, fue más cáustica sobre el anuncio cederista: “Ah, deja eso, olvídate de esa descarga que aquí la gente está en cómo ganarse los pesos… en otras cosas”.

En otras cosas más importantes que escapan a los burócratas cederistas, desconectados hace mucho rato de los latidos de la calle. En otras cosas que impone un país abocado a radicales transformaciones, recortes económicos, desabatecimientos y  otros asuntos de sobrevida que no entienden de adornitos y mítines de consolación.

Si alguien -alguno de los ocho millones de cederistas-  tiene noticias de los resultados de esta jornada de adornos y propaganda a lo largo de la isla, les agradeceríamos que nos las hicieran saber. Ojalá que al menos las comisiones creadas para evaluar los  engalanamientos callejeros puedan cumplir con su encomienda.

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