Fallece Monseñor Agustín Román, líder espiritual del exilio cubano

Monseñor Agustín Roman (1928-2012)

Monseñor Agustín Roman (1928-2012)

Por Wilfredo Cancio Isla

Monseñor Agustín Román, líder espiritual de la comunidad cubana y pilar indiscutible del catolicismo en Estados Unidos, falleció este miércoles en Miami, víctima de un paro cardíaco, a los 83 años.

Aunque Román se encontraba muy delicado de salud y había tenido varias crisis recientes por su padecimiento cardíaco, la muerte lo sorprendió en plena faena pastoral. Se dirigía a predicar en una clase de catecismo en la Ermita de la Caridad en Coconut Grove, cuando sobrevino el desenlace fatal.

Al demorarse, fueron a buscarlo y lo hallaron sin conocimiento dentro del automóvil que aparentemente intentó arrancar. Fue trasladado de inmediato al Hospital Mercy, donde intentaron revivirlo sin éxito. Los médicos declararon el deceso a las 8:45 p.m.

“La Arquidiócesis de Miami ha perdido a un gran evangelizador que incansablemente predicó el Evangelio a todos”, declaró el arzobispo Thomas Wenski en un comunicado. “El pueblo cubano ha perdido un gran patriota. El obispo Román fue el Félix Varela de nuestros tiempos”.

Un fundador incansable

Con la muerte de Román, Miami pierde a una de sus figuras emblemáticas por más de medio siglo: un fundador incansable, un hombre de paz y reconciliación, un cubano raigal y sin fronteras.

Había nacido el 5 de mayo de 1928 en el poblado habanero de San Antonio de los Baños, al oeste de La Habana. Fue el mayor de tres hermanos. Su padre era un campesino de origen español y la familia encaró momentos de pobreza, pero Román siempre recordó su infancia y adolescencia como una etapa de gran felicidad en el hogar.

Cursó estudios de Filosofía en el Seminario de San Alberto Magno en Colón, Matanzas, y luego se trasladó al Seminario de los Padres de Misiones Extranjeras en Montreal, Canadá.

Poseía también un Master en Estudios Religiosos por la Universidad Barry (Miami Shores) y un Master en Recursos Humanos por la Universidad de St. Thomas. Dominaba el inglés, el francés y el latin.

Fue ordenado como sacerdote el 5 de julio de 1959, apenas seis meses después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro. Asignado entonces a la Diócesis de Matanzas, ejerció su labor pastoral en las parroquias de Coliseo-Lagunillas y Pedro Betancourt, sin abandonar su responsabilidad como director espiritual de la Juventud Católica.

Adiós a Cuba

Pero dos años después, con la edad de Cristo, se vio obligado a enfrentar uno de los calvarios más dolorosos de su trayectoria eclesiástica y de su vida. El 17 de septiembre de 1961 fue expulsado por el gobierno comunista, junto a 132 sacerdotes, en el barco español Covadonga. Una noche lo sacaron de su parroquia, fue llevado a la cárcel y al día siguiente lo trasladaron hasta el puerto de La Habana, sin otra posesión que su sotana.

Era, sin saberlo, su despedida de la isla, adonde nunca más volvió.

De España se dirigió a Chile, donde fue director espiritual y profesor del Insituto de Humanicades de Temuco entre 1962 y 1966. Este año, luego de un viaje a Canadá, decidió pasar por Miami, ciudad que se convertiría en asentamiento definitivo para su labor eclesiástica y liderazgo cívico.

“Hice una parada aquí para reunirme con los cubanos y me dijeron que pronto regresaríamos a Cuba”, recordaba el sacerdote. “Pero todavía sigo esperando”.

En medio de las oleadas de inmigrantes cubanos que llegaban huyendo del régimen castrista, Román fue designado en 1967 al frente de la edificación de una obra que con los años se convertiría en santuario de los cubanos exiliados: la Ermita de la Caridad del Cobre, ubicada en un terreno cerca de la Bahía de Biscayne.

El Arzobispo Coleman F. Carroll donó las tierras para la construcción de la Ermita, que se levantó sin acudir a fortunas ajenas, con las contribuciones de los exiliados. Hoy es el símbolo religioso más visitado en el sur de la Florida por cubanos y feligreses de todo el mundo.

Román pasó a dedicarse íntegramente a la Ermita en 1973. En el 2003 fue declarado Rector Emérito de esa entidad. A Román se debe induscutiblemente la sostenida veneración de la Virgen de la Caridad como un símbolo de cubanía e identidad cultural en el exilio, así como el fervor que este símbolo depertó en creyentes de otras nacionalidades en Estados Unidos.

Mediador de causas difíciles

En 1979, Román se convirtió en el primer cubano nombrado obispo en Estados Unidos en 200 años. El nombramiento fue hecho por el Papa Juan Pablo II.

Pero junto a su faena de fundación en Ermita, Román será especialmente recordado por su labor mediadora en las revueltas de prisioneros cubanos en las cárceles de Atlanta, Georgia, y Oakdale, Louisiana, en 1986. Los amontinados -emigrados durante el éxodo del Mariel- se negaban a ser deportados a Cuba y sólo aceptaron la presencia de Román, quien intercedió con éxito ante las autoridades federales.

Tras su papel en la solución de la crisis, la prensa estadounidense lo calificó de héroe. Pero Román les respondió con su serena humildad de siempre: “Un sacerdote, un obispo, es un servidor, no un héroe”.

Entre sus tareas eclesiásticas figuran su participación en el Comité de Obispos de Estados Unidos para los Asuntos Hispanos, miembro del Comité de Inmigración y Turismo, director del Movimiento Caristmático (1977-1979) y vicario epicospal para los hispanohablantes en la Arquidiócesis de Miami (1976-1984).

En el 2003, a los 75 años, presentó su renuncia reglamentaria como Obispo Auxiliar de Miami. Fue declarado Obispo Auxiliar Emérito de la Arquidiócesis de Miami.

Pero Román no dejaría de ejercer como pastor y guía espiritual, sin abandonar su dedicación a la Ermita, una institución que simboliza su legado en el sur de la Florida.

“Si me dejaran volver a vivir y decidir la vida que quisiera, volvería a escoger lo que he vivido”, dijo en una reciente entrevista.

Promotor de las relaciones ecuménicas

Estaba siempre en disposición para atender y buscar soluciones a los acuciantes problemas de la comunidad, desde los asuntos migratorios hasta la atención de desamparados.

Fue un promotor incansable de las relaciones ecuménicas y del Grupo de Trabajo de Guías Espirituales en el Exilio.

La vida le alcanzó para ver este año la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba en ocasión de los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre, e incluso escuchar la proclamación como venerable del presbítero independentista Félix Varela (1788-1853), el pasado domingo.

Quiso regresar a Cuba para trabajar y predicar, pero nunca se le permitió.

“Rezo el rosario cada día y le pido a la Virgen que ponga su mano para que Cristo logre cambiar aquello”, confesó Román en una entrevista del pasado año. “No tiene sentido ningún arreglo donde falte Dios; si falta Dios, ningún pueblo puede avanzar mucho”.

Los arreglos del funeral no han sido aún concluidos y serán anunciados por Arquidiócesis de Miami en las próximas horas. se espera una masiva manifestación de duelo popular.

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