Testimonio: El honor de mi familia y mi historia de amor con Cuba
Entrada de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños.
En los últimos días antes salir de Cuba, algunas citas de Shakespeare rondaban mi cabeza, en especial de las obras de Julio César y de Coriolano; ahora en Inglaterra estoy escuchando a Danay Suárez y todo cobra sentido: “yo soy individual y me gusta el blues y me gusta el rock y me gusta el jazz… y esto no va a cambiar”.
Deseo haber podido pasar más tiempo contigo, Danay, un día nos encontraremos y tomaremos esa taza de té que me prometiste. Como con todos los cubanos maravillosos, contigo conecté rápidamente, y nunca olvidaré esa entrevista en casa de tu madre en Santa Fe. No llegamos a vernos tanto como quisimos, pero tú vas a lugares y nosotros también, así que pienso que nuestros caminos se cruzarán. ¡Mientras tanto todos mis amigos en Inglaterra van a conocer más de ti y tu música!
Llegamos a Cuba llenos de amor y confianza. Estábamos muy contentos de haber salido de Guatemala, lejos de la violencia y la corrupción, y felices de estar en Cuba con Rafa trabajando en un lugar tan maravilloso como la EICTV, la escuela que tanto amó. Estábamos seguros, estaríamos atendidos.
La utopía al revés
Eso fue lo que pensé, pero qué equivocada estaba. La última directora nos había dejado una bomba de relojería de 15 años y el tiempo contaba. Quizá ella también acabó un poco inestable después de cuatro años en la escuela… todo es posible.
Mi esposo, Rafael Rosal, fue estudiante en la Escuela de Cine en la segunda generación, para él en esos días eso era una utopía, y esa era la escuela de tres mundos. Fueron pioneros creando un nuevo mundo de cine como muchos de sus estudiantes hicieron. He encontrado a muchos de sus amigos, todavía grandes amigos, gente maravillosa que inspira. Ahora en el 2013, casi 30 años después, ¿en qué se ha convertido? ¿En una escuela de cine más? Una Escuela de Cine en Cuba con una gran herencia y con la suerte suficiente de tener maestros excepcionalmente buenos. En la escuela encontré a grandes personas, muchas, pero también a un montón de gente falsa arrastrando sus mentiras, algunos más listos que otros. Ellos fueron los que desaparecieron de escena cuando las cosas se pusieron difíciles.
Una mujer pasó el primer año entero regalándonos cosas, para los niños también, actuando como si fuera una buena amiga. Nunca confié en ella y estaba en lo correcto. Lo siento mucho por su novio que siempre pareció ir un paso detrás de ella, como un perro faldero. Otro personaje al que Rafa invitó por más de una década a Guatemala desapareció de la vista. Ni siquiera nos llamó para decir adiós. ¿Es esa la forma de reaccionar de la gente decente?
Mi historia de amor con Cuba fue intensa y dramática, por supuesto, ¿de qué otra manera hubiera podido ser? Siempre recordaré mi Cuba. La gente amable y dulce que llegó a mi vida y que fueron los que estuvieron con nosotros al final para ayudar y darnos apoyo, cuando todos los burócratas en el gobierno, la Fundación del Nuevo Cine Latinoameicano y la Escuela de Cine habían hecho su trabajo arruinando, en pocos días, una vida familiar y dañando psicológicamente -es posible- la de mis hijos. Todavía no he encontrado para ellos una plaza escolar en su nueva casa, llegamos muy tarde. Pero al final, ¿a quién le importa mi familia?
Hace unas semanas, desayunando un sábado, mi esposo le dijo a los niños que él no era más el director de la escuela de cine. Nico, mi hijo de siete años, solo se encogió de hombros y suspiró y dijo que al menos no tendríamos que preocuparnos por tener que salvar a la escuela de cine nunca más. Pero las cosas se pusieron difíciles cuando se dieron cuenta que estaban dejando su querida escuela francesa y a todos sus amigos y a Cuba…
Mi blog y yo
Una cobardía, una falta total de humanidad es la única manera en que puedo describir lo que nos acaba de pasar a mi familia y a mí. Irónico que con dinero de la escuela de cine, la directora anterior coprodujo una serie documental titulada Ser un ser humano. No mucha humanidad vino a mi encuentro de la gente con poder en la escuela. La ira y la indignación, y también el horror ante lo que nos vimos enfrentados van disminuyendo día a día, pero escribiendo espero que resulte en una suerte de catarsis que me ayude a voltear la página y dejar todo este culebrón atrás, y pasar a cosas mejores.
También “mi blog y yo” nos convertimos en uno de los personajes de esta historia ridícula, que podría ser un guion o un mito. La esposa inglesa es ahora, como Miss Scarlett en Cluedo, uno de los personajes del cuento, donde acabamos como víctimas de la corrupción, el engaño y la traición. Recuerdo que en los últimos días difíciles, recibí una llamada de una mujer de la Fundación (ella piensa que es una dama), diciéndome que era una amiga y una profesional. Tuve que reírme: no hubo nada amistoso o profesional en esta mujer. Desde el principio hasta el final, ella actuó como la peor burócrata.
En las últimas semanas, mi marido ha tenido que aguantar varios golpes personales y mucha mierda, pero todo el que lo conoce, sabe que él es un hombre honorable, que ama y protege a su familia, y que ama Cuba y esa escuela de cine. Él es guatemalteco y ha sufrido lo que es una guerra en un país donde se enseña a tener la boca cerrada y a no compartir las preocupaciones, y a veces en Cuba parecía que no había otra opción. Aunque siempre pensamos que allí estaríamos seguros.
Hemos recibido acusaciones de ser contrarrevolucionarios y de haber tenido encuentros privados con la Oficina de Intereses de Estados Unidos. ¡Qué ridículo! Tres veces nos reunimos con personal de la Oficina. Dos veces cuando dieron su habitual fiesta anual para todas las personas del mundo cultural de La Habana y para personalidades habituales, como periodistas y otros diplomáticos, y una vez el Jefe de la Misión vino a visitar la escuela de cine. Invitamos a muchos embajadores a visitar la escuela en los dos años que estuvimos allí, y cuando lo hicimos con él nunca creímos que lo lograría, ya que era fuera de la zona de 25 millas. Para poder salir de ese perímetro, pidió tres veces permiso y finalmente fue autorizado. Reconocimos su tenacidad y lo recibimos una vez en la escuela de cine, de lo cual escribí en este blog. Esa fue la única ocasión en que nos reunimos con él.
Ladrones, ladrones por todos lados
Cuando llegué a Cuba, nuestra casa, aunque hermosa, era una guarida de corrupción frente al mar, la punta del iceberg de lo que estábamos a punto de descubrir. La mujer a cargo tenía un negocio de comida, cerveza y café desde la casa, vendiendo a través de los recogedores de basura y otras más. Cuando llegué, no demoré en llegar al fondo del asunto. Todas esas cosas en la casa y nadie vivía allí. En los últimos seis meses, a la casa había entrado comida para cientos de personas, incluyendo muchos artículos de lujo, pero no pudimos hacer nada porque todo se había realizado con las firmas correspondientes. La mujer todavía trabaja en la cocina de la escuela de cine y me atrevo a decir que todavía sigue robando.
No pudimos ignorar lo que pasaba porque era bajo nuestras propias narices y en nuestra propia casa. Como dije, los echamos a todos fuera y entonces nuestra casa fue robada. Ninguno de los que en la escuela de cine podían ayudar pareció querer hacerlo, sino todo lo contrario, como el jefe de administración que fue abiertamente hostil hacia mí cuando le pedí que me ayuda con la policía y la investigación después del robo. Otros “amigos” en docencia me aconsejaron olvidar el asunto y barrer todo convenientemente bajo la alfombra. Nos tomó un año para que recogieran la basura de nuevo, en realidad estaban muy enojados por la pérdida de su negocio, pues la esposa inglesa les había dado un golpe por lo cual tendríamos que pagar. Ciertamente lo hicimos cuando miles de dólares en dinero y pertenencias desaparecieron una noche de nuestra casa estando todos dormidos. Rafa estaba a punto de viajar y solo pocas personas en la escuela sabían que él tendría dinero en efectivo en la casa por unas horas. Demasiada coincidencia.
Traté de que ninguno de estos asuntos oscuros me deprimiera, y nos alegramos de estar lejos de los militares fascistas, los narcos y la violencia en Guatemala. Amaba Cuba, pero salí rápido de mi ingenuidad. La gente que encontré para que trabajara en la casa se negaba a hacerlo con la escuela, a la que consideraban un “nido de ratas”, o bien terminaron robándome también… Después de un año ya lo tenía casi todo limpio y a la mujer que sería mi mano derecha, a cargo. Sin ella, no hubiera podido pasar el último año, pues fue mi apoyo y una de las personas más maravillosas y honestas y trabajadoras que uno pueda tener a su lado. Por otro parte, Rafa tenía más que una casa a la que hacer frente…
Enamorándome de Cuba
Estaba enamorándome de mi Cuba, de un mundo de gente decente, buena e interesante. A veces me sentía más cómoda en la terraza del apartamento de unos amigos de Buena Vista que haciendo el papel de la mujer del director en mi preciosa casa frente al mar. Para mí, muchos aspectos de la escuela de cine comenzaban a representar aquello que iba mal en Cuba, pero eso tenía que mantenerlo para mis adentros. Había gente buena en la escuela, y traté de enfocarme en ella y no en la gente falsa. En el segundo año, algunas mujeres que Rafa trajo para incorporarlas a su equipo, traían con ellas una visión y una experiencia internacional, parecía una esperanza que la escuela podría avanzar en el mundo real.
Me encantaba encontrarme con toda la gente que venía de visita y con los profesores internacionales maravillosos que aportaban su energía. Cuando había muchos talleres la escuela podía estar pletórica de buena energía ajena a la locura externa.
Los sabios académicos de pelo gris siempre me trataron con amabilidad. Especialmente Daniel Díaz Torres, que dirigió una de mis películas cubanas favoritas de todos los tiempos, La película de Ana. El excelente equipo de producción y fotografía, Luciano y las mujeres de la biblioteca, y la gente amable del comedor, los trabajadores humildes, cansados de trabajar entre una mafia. Pero me cansé de tener que lidiar con personas con doble cara, autoconvencidos de su propia importancia. Mi vida habanera fue mucho más divertida y genuina.
Todos los meses dimos fiestas en la casa para agradecer a los profesores que viajaban por tan poco dinero para dar clases en la escuela. Di algunas grandes fiestas en las que todos nos divertíamos y bailábamos un montón. Me gusta la música más que el cine y empujar a la gente fuera de su espacio de confort. De mis días de trabajo en compañías disqueras londinenses, sentía una gran apreciación por la música más ecléctica. Siempre recordaré lo mucho que la gente bailó frente al mar, y cómo mi música favorita se hizo suya. En Cuba, conocí la rumba, siempre me gustó la cumbia, redescubrí blaxploitation y me enamoré de Danay y su banda.
Humanidad
Hubiera deseado tener más tiempo para bailar con mis amigos en lugar de tener que oír los problemas a los que Rafa se enfrentaba, noche tras noche. Me agotaron. Esta organización estaba en las últimas y la bomba de relojería seguía marcando, más y más fuerte.
El Estado cubano es lo que es y han estado buscando chivos expiatorios por todos lados en los últimos años. Dos ciudadanos británicos acaban de salir de prisión, hay en la actualidad 20 canadienses encerrados, todos por delitos menores. A mi esposo lo amenazaron tres veces con enviarlo a la cárcel, principalmente por irregularidades que venían produciéndose en la escuela en los últimos 15 años. Él lo tomó como un hombre, como le dijeron que debía hacerlo. Entonces, lo llevaron a la escuela e hicieron frente a todo el mundo como una especie de crucifixión, sin posibilidad alguna de que la verdad saliera a flote. Las personas que debían haber estado allí, aquellos que estuvieron chupando de la teta de la vaca durante todos esos años, brillaban por su ausencia. ¡Qué cobardes!
Nos echaban fuera de la casa y tuvimos que abandonar el país en dos semanas. Tuve que dejar atrás la mayoría de mis pertenencias y las de mis tres hijos de los últimos 10 años, todas las cosas de cocina, la mayoría de mi ropa, mis libros. Tenía pánico de lo que podría sucedernos. ¿Se imaginan pasar por esto? Lloré mientras decidía qué libro se mantendría en la colección de los niños, qué recuerdos se irían con nosotros, y por otro lado, sin que mis hijos vieran, ocultaba en cajas cosas que debían ser abandonadas.
Ellos no pudieron decirle adiós a su escuela ni a la mitad de sus amigos; tuvieron que ver cómo sus libros, bicicletas y juguetes eran vendidos o regalados, o simplemente desaparecían, mientras su madre trabajaba como loca bajo enorme presión para organizar todo en tiempo record. No hubiéramos podido lograr esto sin la ayuda de nuestros maravillosos amigos. Embarcamos algunas cosas a Guatemala, a donde no viajábamos, y salimos con cinco maletas para Inglaterra dejando muchas cosas detrás para ser regaladas. La escuela no pagó nada de la mudanza. Todo el mundo nos advirtió de no dejar a Rafa atrás, todos teníamos que montarnos en ese avión juntos. En el control de seguridad del aeropuerto revisaron todo mi equipaje de mano, tocando con mucho interés mi ropa interior y estudiando mis revistas. Fue patético. Tuve que morderme los labios cuando arranqué una de mis bragas favoritas de sus manos.
¿Quiénes son los contrarrevolucinarios?
En las últimas dos semanas, nuestra casa se llenó de cubanos que venían a cuidarnos y a darnos seguridad en más de un sentido, algunos que habían sido amigos desde el principio, otros que aparecieron como caballeros de brillante armadura para ayudarnos con todo y en nada. Cineastas con sus familias, artistas, estudiantes, actores, escritores, bailarines y nuestro equipo de gente maravillosa que trabajaba en la casa que nos daban de comer y nos ayudaban sacando a los niños fuera para que se divirtieran y que ayudaban a mantener las cosas lo más normal posible para ellos. Gracias a todos ustedes, sin quienes no lo hubiéramos logrado. ¿Eran ustedes quizás los contrarrevolucionarios con los que supuestamente nos reuníamos? ¡Creo que todos ustedes son solo gente decente y amigos maravillosos y amables! Ser contrarrevolucionario hoy en Cuba raya con ser un(a) oxímoron (gran contradicción)… si es que esto puede tener algún sentido.
¿Existe la utopía? No lo sé, pero lo que le sucedió a mi familia es una realidad. Todo aquel involucrado en este ridículo fiasco tiene que vivir con su propia vergüenza y todos ellos saben quiénes son.
Hubo gente supestamente amiga que nos pedía estar tranquilos y en silencio, que pensáramos en la escuela. ¡Ufff! ¡¿Que pensáramos en la escuela?! ¡¿Quién pensó en mis tres hijos y la mitad de mis pertenencias?! El lado positivo: nunca he recibido en mi vida tantos mensajes de amor y de apoyo de todo el mundo, mensajes que me han tocado y que me llegaron en los momentos más difíciles.
El hábito cubano de hacerse el de la vista gorda no es lo que Raúl Castro está promulgado con su doctrina anticorrupción. Pero los cambios son difíciles y Cuba, o al menos la escuela de cine no estába preparada para cambiar. Ahora tiene que cambiar pues toda la verdad ha salido a flote… AHORA ENTIENDO QUE ESO ERA LO QUE QUERÍAN.
¡La candela!
Te quiero mucho Cuba, ustedes son sobrevivientes, como lo somos Rafa y yo. Mi familia y yo te deseamos todo lo mejor.
Hasta luego.
*Josephine Wilkie es autora del blog Serendipity or Madness? y esposa Rafael Rosa, destituido el pasado julio como director de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Este testimonio sobre su experiencia y sus últimos días en Cuba se publica en CaféFuerte con autorización de la autora.
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