EEUU: ¿Visas para la inteligencia cubana?

Edificio del Departamento de Estado en Washington DC.
Por Máximo O. Ruiz Matoses*
Recientemente leí un artículo sobre el peligro que aún representan los servicios especiales de Cuba en un evento que se desarrolló en el Congreso de Estados Unidos con la participación de la congresista Ileana Ros-Lehtinen y algunos especialistas de contrainteligencia e inteligencia estadounidenses, y me llamó la atención la percepción que tienen estos especialistas de las acciones de la actual administración en Washington para el mejoramiento de las relaciones entre ambos países.
Se establece una comparación acertada cuando se pone sobre el tapete el reciente otorgamiento de visas a una delegación cubana al XXX Congreso de las Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), la cual cumplirá una serie de actividades dentro de Estados Unidos.
Con el advenimiento de la revolución cubana en 1959 y el odio visceral del Comandante Fidel Castro hacia Estados Unidos, los servicios especiales cubanos tomaron como dirección principal de trabajo operativo a EEUU y la OTAN y en mucho menor grado al resto del mundo, aunque es sabido que para las dimensiones geográficas de Cuba y sus exiguas posibilidades económicas estos servicios estaban claramente sobredimensionados, siempre con la cantaleta de “el probable enemigo”. El costo de estas operaciones -tanto en la parte operativa como en la parte técnica- es de cientos de millones de dólares.
Visitantes con misiones operativas
En base a el cumplimiento de las múltiples misiones a cumplir por estos servicios, desde el mismo comienzo de la revolución se tomó como principio aprovechar toda delegación cubana que entrase en los EEUU -sobre todo las deportivas, por su elevado número de personas- para efectuar misiones operativas por personal especializado que se incorporaba a estas delegaciones y que en ocasiones alcanzaba proporciones de hasta 5-10 oficiales por una veintena de el resto de la delegación.
Por ello, no es descabellada la apreciación que plantearon especialistas en el Congreso de que en esta delegación estén incorporados unos cuantos oficiales de los servicios especiales cubanos, tanto para realizar labores de inteligencia como de contrainteligencia, entre otros fines para evitar alguna probable deserción que casi siempre ocurre.
Con este preámbulo, quisiera preguntarle al gobierno de Estados Unidos: ¿Por qué se les otorgan visas a esta delegación y muchas otras que cada vez con mayor frecuencia visitan esta nación, a sabiendas de la segura labor de inteligencia que realizarán, directa o indirectamente, además de la consabida labor de propaganda ideológica que traen consigo?
Como ex teniente coronel de las Fuerzas Armadas (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT), con una hoja de servicios limpia, dedicado solo a la ciencia y la técnica dentro de esas instituciones, sancionado a una condena de 20 años penitenciarios por abrazar la causa de la democracia, me pregunto también por qué a los que un día rompimos frontalmente con el régimen y pagamos con la prisión y la separación familiar, se nos niega constantemente el derecho de refugio político y la entrada a Estados Unidos.
Injusticias repetidas
¿Por qué los funcionarios del Departamento de Estado no pierden unos minutos de su precioso tiempo para analizar los expedientes de casos como el mío?
Después de cumplir una sentencia de 20 años y de pasar 11 de ellos en una celda tapiada de la prisión de alta seguridad de Guanajay, salí en libertad el 3 de marzo del 2008. La cárcel me dejó un problema crónico en la garganta y un enfisema pulmonar. Solicité de inmediato ayuda a la Oficina de Intereses en La Habana para viajar con mi familia a Estados Unidos, pero la petición me fue negada.
En abril del 2011 logré abandonar Cuba rumbo a Madrid, amparado por la ciudadanía española que recién adquirí. Asentado en España, con empleo y una posición económica aceptable, actualmente no deseo emigrar de esta tierra adoptiva que tan bien me acogió. Pero siempre me queda la pregunta sobre la injusticia que se cometió en mi caso, con apreciaciones superficiales y escolásticas.
Pero mi preocupación en este minuto es sobre la suerte de tantos militares cubanos, verdaderos ex presos políticos, que han solicitado asilo a ese país de democracia y sus peticiones les han sido injustamente denegadas. Realmente no se entiende tanta ambigüedad y descuido político, cuando a la vez se extiende una alfombra de entrada para los enviados del régimen cubano.
Por ello, me gustaría solicitar a la congresista Ros-Lehtinen, en su posición de presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, y al resto de los legisladores cubanoamericanos en el Congreso, que intercedan en esta injusta situación.
*Ingeniero eléctrico y ex teniente coronel de las FAR y el MININT. En 1991 fue condenado a 20 años de prisión por un tribunal militar, acusado de salida ilegal del país, desacato, conducta deshonrosa, espionaje y deserción. Actualmente reside en Madrid.
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