Las tribulaciones del camarada Lula y los chivos expiatorios de la crisis brasileña

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“No habrá golpe”, el hashtag del oficialismo. Lula da Silva contra las cuerdas.


Por José Alberto Gutiérrez
Twitter: @GutierrezPress
SÃO PAULO.- Desde la retención del ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el pasado viernes, para declarar por presunta participación en el esquema de corrupción que desangró a la estatal Petrobras, hasta la acusación interpuesta hoy por ocultación de patrimonio y otras acciones supuestamente ilícitas, diversas voces regionales se han alzado para prestar “solidaridad” al ex mandatario en apuros.
Nicolás Maduro fue uno de los primeros en dar su apoyo al ex presidente brasileño. Según el mandatario venezolano, Lula da Silva es víctima de un “ataque miserable”. De un tuitazo, Maduro eliminaba así toda sospecha que pudiera recaer sobre Lula y explicaba los verdaderos motivos de la investigación anticorrupción Lava Jato, que estremece al gigante del sur hace casi dos años. “Lula el camino ha sido largo y no han podido contigo, de este ataque miserable saldrás más fuerte, Venezuela te abraza”, escribió Maduro en su cuenta de Twitter.
La verborragia tuitera del mandatario venezolano continuó a lo largo del día, en que replicó mensajes posteados por la cadena Telesur y otras redes oficialistas. “Burguesía brasileña teme a candidatura de Lula Da Silva”, “La derecha en Brasil quiere responsabilizar al Partido de los Trabajadores (PT) del caso Petrobras” y “PT denuncia operación política y espectáculo mediático contra Lula y su familia”, fueron algunos de los mensajes reproducidos por Maduro.
También desde Venezuela se pronunció el jefe de la bancada oficialista en la Asamblea Nacional, Héctor Rodríguez. “Al compañero Lula lo detuvieron porque tienen miedo que lance su candidatura a la presidencia y tiene más del 70% de apoyo!”, escribió en Twitter, citando una dudosa estadística, que más recuerda el índice de desaprobación que ostenta hoy la heredera política de Lula y actual jefa de Estado, Dilma Rousseff.
El espaldarazo del MINREX
Rodríguez le puso nombre al enemigo del “compañero” Lula, cuando citó a “la derecha” -ese término extenso y amorfo- como verdadera responsable de las acusaciones que pesan sobre da Silva. “La derecha no tiene límites, no cree en la democracia, hoy detienen al compañero Lula y sin ninguna prueba lo acusan de corrupción”, aseveró en otro tuit. Olvida Rodríguez, como lo intenta el propio da Silva en su retórica, que los presuntos cómplices de Lula – algunos de ellos ya condenados en el marco de la misma investigación – son los propietarios de las mayores constructoras del país y núcleo de una élite nacional abastada, que ellos mismos suelen ubicar a la derecha, cuando de ideologías de trata.
Más al sur, desde un encuentro con dirigentes campesinos de una región cocalera, se alzó la voz de Evo Morales para mandarle un “saludo revolucionario” a Lula. El presidente boliviano también citó culpables y denunció que Estados Unidos está arremetiendo contra los presidentes y expresidentes antiimperialistas en la región. “¿Qué viene ahora del imperio? ¡Un escarmiento a presidentes y ex presidentes antimperialistas!”, apuntó Morales.
Sin embargo, nadie fue más enérgico que el gobierno cubano, el único hasta ahora en adoptar el tema como un asunto de Estado, al punto del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) emitir un comunicado oficial.
Lo cierto es que la declaración del MiNREX es casi una reproducción de la Nota Oficial de la Presidencia del Partido de los Trabajadores y repite palabras y argumentos enarbolados por la organización política fundada por Lula en 1980. En ambos documentos prevalece la idea del “ataque contra la Constitución y la democracia en Brasil”, organizado por sectores “reaccionarios” y “conservadores”, apoyados por grupos de comunicación, para alcanzar un objetivo supremo, derrocar al gobierno democrático de la presidenta Dilma Rousseff.
Los amigos de Lula se apresan por eximirlo de responsabilidades ante las acusaciones de haber aceptado millonarios favores de las constructoras que desfalcaron a Petrobras. Se trata de las mismas constructoras que obtuvieron sustanciosos contratos para obras de infraestructura tanto en Cuba, como en Bolivia y Venezuela, muchos de ellos obtenidos gracias al cabildeo de Lula da Silva.
Lava Jato avanza
La internacionalización de los chivos expiatorios de la crisis brasileña, a saber, “los enemigos externos”, “las transnacionales de la comunicación”, “la derecha internacional” y “el imperialismo”, sin dudas contribuye a socavar un apoyo regional que sirva de escudo ante los imprevisibles problemas internos que avizora el oficialismo brasileño. La idéntica retórica y el lenguaje parejo empleado por la red de solidaridad desatada, ponen al descubierto una acción de salvamiento bien orquestada por aquellos que más temen los secretos que destape la operación Lava Jato.
Lava Jato -lava coches en español- es el nombre de la operación que investiga los delitos de corrupción y lavado de activos en la estatal Petrobras, y que involucra a ejecutivos de la compañía, empresarios de las principales constructoras del país y políticos de varios partidos.
Desde su puesta en marcha, en marzo de 2014, Lava Jato ya deja un saldo de 66 condenados, 54 políticos investigados y 40 colaboradores eficaces; aquellos que contribuyen con la policía a cambio de una disminución del rigor de la pena. La operación se divide en fases, que se numeran según se han ido anunciando nuevas detenciones y allanamientos. Actualmente se encuentra en la fase 24.
Pero ahora las cosas se han complicado más para el ex mandatario brasileño.
La Fiscalía de Sao Paulo lo acusó formalmente este miércoles por ocultación de patrimonio, lavado de dinero y falsificación de documentos en relación a un apartamento que está a nombre de una constructora que está en el punto de mira por caso de corrupción en Petrobras.
La acusación implica a Lula y a su esposa, Marisa Leticia Lula da Silva, de ocultar que son dueños de un apartamento de lujo en la playa de Guarujá, en el litoral de Sao Paulo, sin que el inmueble aparezca en sus declaraciones de renta. El apartamento está a nombre de la constructora OAS, una de las investigadas en el caso Petrobras. Lula afirma que no es el propietario del apartamento, pero admitió que su esposa adquirió una participación pensando en una posible compra en 2005, al final de su primer mandato como jefe de Estado.
La nueva denuncia no está relacionada con el interrogatorio que enfrentó Lula el pasado viernes, pero agrava el proceso legal contra el ex mandatario.
La izquierda cierra filas
El Foro de São Paulo, un frente fundado por el propio PT en los 90 para congregar a partidos y grupos de izquierda latinoamericanos, le ha lanzado también el salvavidas a su creador y se presenta como plataforma de articulación del apoyo internacional al expresidente. Desde este lunes, la página de internet del Foro publica mensajes de “solidaridad con Lula”, enviadas por organizaciones políticas de izquierda de la región.
Resaltan los comunicados de una amenazante Central de Trabajadores de Argentina, que avisa: “Si tocan a uno, nos tocan a todos”; del dominicano Movimiento de Izquierda Unida, que habla de un “brutal y cobarde” atropello cometido en Brasil, así como la demanda del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de México, para que se respeten los derechos de Lula da Silva, así como su “integridad física”.
Asimismo, dejan mensajes a Lula el Frente Amplio de Costa Rica, los partidos comunistas de Cuba y Chile, y el Frente Guasú, una concertación de partidos de izquierda de Paraguay, presidida por el destituido expresidente Fernando Lugo, que, en el más vetusto argot de izquierdas, califica la investigación anticorrupción brasileña de “contraofensiva neo conservadora por parte de poderes facticos vinculados a los oscuros años de los que hemos sido víctimas todos los pueblos latinoamericanos”.
Unánime también es el llamado que hacen todos los participantes del Foro a las “fuerzas democráticas, de izquierdas y progresistas de la región” para articular esfuerzos en el apoyo a Lula, Dilma y al Partido de los Trabajadores, y, con ello, a la “democracia” de la región. Todo muy en sintonía con el llamado a sus seguidores, que hiciera el pasado viernes Lula da Silva, para retomar “la lucha en las calles”.

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