El próximo rival del campeón Guillermo Rigondeaux

El cubano Guillermo Rigondeaux ante los retos del mercado boxístico mundial.

El cubano Guillermo Rigondeaux ante los retos del mercado boxístico mundial.

Por Alberto Aguila

Los simpatizantes de Guillermo Rigondeaux, pensaron que su triunfo sobre el filipino Donito Donaire, le abriría las puertas hacia combates de mayor relevancia y de mejores resultados económicos, pero tan solo cuatro días después de su gran noche en el Radio City Music Hall de Nueva York, otro rival le ha salido al paso.

Tiene mayor peso que las 122 libras del cubano y mucha más edad, muchísima más, pero cuenta con un alcance mayor,  que en numerosas ocasiones y a traves de años ha sido su arma decisiva en el negocio del boxeo.

Se trata de Bob Arum, omnipontente dueño, promotor y manager de Top Rank, que es una de las cuatro o cinco empresas de nivel que comanda el boxeo profesional, como en en los años 40, 50 y 60, cuando Frankie Carbo, Blinky Palermo y Jim Norris, manejaban tras bambalinas a los mejores boxeadores y mánagers de la época.

En declaraciones a ESPN Deportes, Arum criticó el estilo del cubano “ya que su plan táctico determinó una pelea lenta y aburrida”, y reconoció que “habrá dificultades para encontrarle rivales al cubano por su poco fascinante estilo y no tendrá mucho donde escoger”.

Estilo técnico y defensivo

Todo parece indicar que Arum calculó que el santiaguero no podría ganarle a su pupilo Donaire y de ahí que aceptara la realización del combate.

Más adelante señala el analista de boxeo Bernando Pilatti: Arum afirmó que esperaba una función más entretenida y parecida a las guerras vividas recientemente. La razón de su queja está en los números: el cubano conectó apenas 129 de 396 golpes lanzados y Donaire de 235 acertó 82. Basta solo recordar que en la pelea de Brandon Ríos y Mike Alvarado cada uno superó los 800 lanzados.

Pilatti reflexiona sobre el futuro de Ringondeaux con su estilo técnico, defensivo y de pocos golpes lanzados: Aceptemos que como doble campeón tendrá rivales en la fila, aunque dudo que pueda sentarse a negociar con los más taquilleros.

Así como ante Donaire el cubano aceptó una bolsa cuatro veces inferior a la de su rival, no dudo que en una hipotética revancha ocurriría lo mismo. Los boxeadores que arriesgan, los que dan espectáculo, los que sudan la sangre, son los que mandan en las taquillas. Para mal o para bien, esa es la realidad.

Lo cierto es que en los 13 años que va de este siglo, la mayoría de los peleadores cubanos que dieron el salto al profesionalismo y que hemos seguido atentamente, persisten en combatir con su anterior forma “muy al estilo del pugilismo amateur a la cubana”, que es retroceder y pegar cuando se pueda.

Idolos del pasado

Los aficionados que pagan grandes sumas por asistir a un combate o los que costeamos el “Pague por ver” en la televisión, que suma entre $50 y $60 dólares por observarlo desde una butaca en nuestros hogares, deseamos que se combata, aunque no todos serán al estilo de Manny Pacquiao.

En los últimos días hemos visto repetidamente pleitos de años atrás de Kid Chocolate, Kid Gavilán, Urtiminio Ramos y “Mantequilla” Nápoles, y la diferencia es enorme: aquellos gladiadores cubanos casi nunca retrocedían, giraban alrededor se sus oponentes y con movimientos de torso esquivaban a su antojo para contragolpear o iniciar rallys maravillosos.

No por gusto fueron ídolos donde quiera que se presentaban a estadio lleno. Los cuatro engalanan el Salón de la Fama de sus categorías.

Entre los más negativo de nuestros paisanos del boxeo, quienes residen casi todos en Miami, está el cambio constante de mánagers y entrenadores. Los grandes hombres del ring casi siempre se mantuvieron con un mismo preparador y un mismo apoderado por largos años.

Pero son otros tiempos y ojalá que Rigondeaux no sea víctima de la insensatez de una época.

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