Rigondeaux gana por nocaut y se corona campeón mundial

Rigondeaux en el momento de propinarle el KO a Ramos

Rigondeaux en el momento de propinarle el KO a Ramos

Por Eric Reynoso
 
El boxeador cubano Guillermo Rigondeaux logró anoche un espectacular nocaut frente al puertorriqueño Rico Ramos y se convirtió en campeón absoluto de la categoría supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Rigondeaux, de 31 años, con títulos olímpicos en Sidney 2000 y Atenas 2004, despejó todas las dudas y tiró a su renombrado rival en el sexto asalto, poniendo fin a un combate que se fue de un solo lado desde los primeros intercambios de golpes.
 
Los títulos de antaño en el amauterismo no fueron olvidados. La bata del campeón exhibía los aros olímpicos bordados con los años 2000 y 2004. Una hora gloriosa en que un atleta recuerda y a la vez se despide alegremente de su pasado, con una tarea inmensa por delante.
 
Porque no se trataba de cualquier contrincante. Ramos, de 24 años, llegó invicto a este combate, con marca perfecta de 20-0, 11 nocauts y un historial de pugilista fiero que presagiaba una decisión al menos reñida.
 
Pero el ring no cree en pronósticos ni en numeritos. Y los que se congregaron en el coliseo del Palms Hotel & Casino de Las Vegas lo pudieron confirmar anoche una vez más.
 
Dominio absoluto
 
Rigondeaux se proclamó campeón del mundo en su novena pelea profesional de envergadura y mantiene inmaculado su récord en 9-0, con siete nocauts, a pesar de que no fue nunca considerado un pegador de envergadura.
 
Para los que alguna vez pusieron en entredicho la capacidad de combate del santiaguero, el pleito de anoche en Las Vegas fue la demostración definitiva de que a partir de ahora será el hombre a derrotar en los supergallos (122 libras).
 
El dominio de Rigondeaux fue absoluto, con su habitual rapidez de movimientos y efectividad en colocar los golpes con precisión en el cuerpo de su rival, que poco pudo hacer para sortear el castigo.
 
¿Se confió Ramos? Me parece más bien que no esperaba la embestida de Rigondeaux, que en el mismo primer asalto lo lanzó a la lona con un derechazo demoledor. Y ya el rumbo de la pelea quedó establecido.
 
Ramos tiró algunos golpes efectivos después, pero nada que pudiera cortarle el paso a
Rigondeaux, que siguió atacando como si la falta de fogueo en el 2011 no le hubiera afectado su tren de combate. El conteo de golpes marcó una abrumadora diferencia a favor del ganador de 37 a 7.
 
Por momentos pareció una pelea aburrida para los parámetros de la audiencia estadounidense, que no gusta mucho de las fintas y las demostraciones técnicas, sino de golpes contundentes.

Instinto indomable
 
Pero la hora del desenlace llegó. Y con instinto indomable, Rigondeaux se adueñó del sexto round -fatídico para Ramos.
 
El cubano despachó tres directos consecutivos que dejaron al boricua tambaleante y desencajado. Entonces el campeón fue al remate.
 
Faltaba un minuto y 29 segundos para que sonara el reloj del fin del asalto cuando el cubano conectó un gancho de izquierda directo al hígado de Ramos, que cayó sin aire a la lona. Y ahí terminó todo.

Ha sido el momento de máximo esplendor de Rigondeaux desde que abandonó la selección nacional cubana en los Juegos Panamericanos de Sao Paulo, en el 2007, y dos años después escapó definitivamente de la isla, atenazado por amenazas del propio Fidel Castro de que no boxearía más.

“Quería hacer historia y he cumplido mi palabra”, declaró el campeón triunfante. “Estoy muy feliz y este es un momento histórico”.
 
Ahora las miras entán puestas en un enfrentamiento con el filipino Nonito Donaire, que el próximo 4 de febrero se disputará la faja de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
 
Rigondeaux no perdió tiempo anoche después de la victoria y le recordó a sus seguidores que quiere la pelea con Donaire en el 2012.
 
Y ojalá que así sea. Presumo que este va a ser un año espléndido para nuestro flamante campeón.

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