Un cubano que conoció la gloria en el Garden

El entrenador Pedro Luis Díaz Benítez (izq.) entrena a su nuevo discípulo, el boricua Miguel Cotto.

El entrenador Pedro Luis Díaz Benítez (izq.) entrena a su nuevo discípulo, el boricua Miguel Cotto.

Esta no será una crónica melosa que desempolve triunfos del ayer. Es un reconocimiento a un cubano de hoy, el entrenador de boxeo Pedro Luis Díaz Benítez, quien condujo al triunfo al boricua Miguel Cotto en su pelea de revancha del pasado sábado contra el mexicano Antonio Margarito.

Natural de Villa Clara, Díaz Benítez se mantuvo durante años como asistente de Alcides Sagarra, el principal preparador de los púgiles cubanos que durante años doblegaron a sus rivales amateurs en Campeonatos Mundiales y Juegos Olímpicos.

Pero he aquí que el convidado de piedra decidió saborear la libertad y se radicó en Canadá. Era un desconocido en el ámbito profesional, hasta que un buen día Cotto lo eligió su entrenador para el pleito de revancha con Margarito.

Cotto había sucumbido por nocaut en 11 asaltos el 26 de julio de 2008 en Las Vegas. Siete meses después, su victimario fue suspendido al detectar la comisión médica que sus vendajes habían sido alterados para el combate contra Shane Mosley, quien así y todo lo venció en nueve rounds en Las Vegas.

“!Asesino!”, llamó entonces el boricua a Margarito, y las semanas que antecedieron al reciente combate se sazonaron con toda la propaganda mediática posible. (Por añadidura, Margarito debió esperar por un permiso de los médicos, pues convalecía de una operación de retina, consecuencia de los golpes de su combate previo, con el fenómeno Manny Pacquiao).

“Cotto y yo nos conocemos desde que él era un amateur y se le vislumbraba un gran futuro”, dijo Díaz Benítez. “Para mí es un orgullo que un campeón haya pensado en mí”.

“Él [Cotto] peleará los 12 asaltos si es necesario y alcanzará la victoria”, sentenció la víspera del desquite el preparador cubano, confiado porque su pupilo venía de alcanzar triunfos ante el nicaragüense Ricardo Mayorga y el israelí Yuri Foreman, ambos por nocaut este año.

Un pedazo de fama

“Nuestro objetivo primordial fue ajustar algunas deficiencias tácticas al observar el video de la primera pelea”, comentó Díaz Benítez. “Cotto cumplió todas las orientaciones de su esquina e hizo una buena pelea con Margarito. Y ahora también hará una buena pelea, pero con resultado diferente”.

Y de verdad fue diferente. Poco pudo hacer Margarito (38 victorias, ocho derrotas, 28 KOs propinados), ante un rápido y certero pegador Miguel Cotto (37-2,30 KOs ) y cedió en el décimo asalto, por nocaut técnico, en la pelea estelar de la noche del Garden.

El chamaco vislumbró su patético destino a partir del tercer round, cuando el swing de izquierda del peleador de la Isla del Encanto hizo daño en su ojo derecho, que desde entonces se le cerró y llegó a necesitar 12 puntos de sutura.

El vencedor retuvo así la faja mundial superwelter de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA) e interrumpió al propio tiempo la cadena de éxitos de los aztecas, que en semanas recientes aplaudieron a Julio César Chávez Jr. y a Saúl “El Canelo” Álvarez.

Y el boxeo en su conjunto, que con sangre y sudor ha llenado en las carteleras deportivas el vacío dejado por el aplazamiento de la NBA, tiene desde este tres de diciembre a un nuevo protagonista: Pedro Díaz Benítez, el villaclareño que quería conocer la libertad y con ella alcanzó un pedazo de fama.

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