Bahía de Cochinos: fiasco periodístico y lecciones olvidadas

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Expedicionarios de la Brigada 2506 capturados tras la derrota en Bahía de Cochinos, el 19 de abril de 1961.


Por Miguel Fernández Díaz
¿Qué información recibieron los lectores de Miami hace 54 años al producirse la invasión de Bahía de Cochinos? Aunque ha pasado demasiado tiempo y el escenario de la prensa estadounidense y mundial es completamente diferente, las lecciones que deja aquella cobertura están hoy todavía con plena vigencia para el ejercicio profesional y, en particular, para la cobertura informativa del caso cubano, que sigue padeciendo de miradas y conclusiones ajenas a la realidad cotidiana de la isla.
Al sobrevenir la invasión de la Brigada 2506, el 17 de abril de 1961, The Miami Herald notició que los combates se extendían “throughout” la Isla y sacó un cable de UPI acerca de que “revolutionary troops (…) appeared to have knocked back Fidel Castro’s forces in the initial assault”.
Por hacer periodismo informativo a distancia y sin fuentes fiables, una costumbre que parece perpetuarse en asuntos cubanos, el Herald acompañó a la CIA en el fiasco de Bahía de Cochinos. No tenía corresponsales de guerra allí y sabía que Fidel Castro había cortado el acceso de la prensa al teatro de operaciones.
Así y todo, el Herald reportó.
Debacle de rumores

Las primeras noticias derivaron del rumor sin confirmar y hasta de la imaginación pura, que llegó a suicidar a Raúl Castro. Los líderes del Consejo Revolucionario Cubano (CRC) en el exilio comenzaron a largar boletines cada vez más inverosímiles, mientras Radio Swan, operada por la CIA, daba lástima en vez de noticias.
Sin cautela al reportar ni escrutinio de las fuentes, la cobertura de Bahía de Cochinos ilustra ejemplarmente cómo la perspectiva anticipada distorsiona la noticia. Desde su tesitura anticastrista, el Herald reportó con entusiasmo avances imaginarios de la fuerza invasora, tal y como se aventura hoy a informar sobre “avances de la disidencia” y “conquistas de la oposición” a través de comunicaciones telefónicas.
El 18 de abril de 1961 desplegó el titular “Invaders Slug Into Interior” para dar la noticia de que la Brigada 2506 marchaba hacia el interior de la Isla, tras haberla asaltado por “several key points”. En realidad, los brigadistas se habían retirado ya de sus posiciones a la entrada de Playa Larga. Desde el mediodía del 17, al recibir el parte de que el batallón de Responsables de Milicias había ocupado el caserío de Pálpite y cortado así el acceso al interior del país desde Playa Larga, Fidel Castro había sentenciado: ¡Ya ganamos la guerra!
El Herald abundó en que “los rebeldes” marchaban hacia la Carretera Central en Las Villas con intención de cortar la Isla en dos. The Wall Street Journal remachó con que, seguidamente, enrumbarían hacia La Habana y soltó también que fuerzas anticastristas habían ocupado Isla de Pinos y liberado a 10 mil presos politicos. Así como tomarían Santiago de Cuba y apresarían a un resucitado Raul Castro. “None of these reports were confirmed”, acotó WSJ, como si con esto pudiera exculparse por abrir espacio periodístico a rumores fantasiosos.
Cifra recurrente
The Washington Post largó una ristra de cables que principiaba con aquel de UPI sobre las “tropas revolucionarias invasoras” obligando a retroceder a las fuerzas de Castro, tras asestarles duro golpe en el asalto inicial, seguido de otros sobre sublevaciones en la Marina castrista y desembarcos de cinco mil anticastristas en la costa sur y oriental de cuatro de las seis provincias.
Es curioso que aquel número original se manejara antes y después. Al despedir a 27 comandos en el yatecito Sun Part, el 14 de octubre de 1960, “El Tigre” Masferrer les aseguró que “más de 5,000 alzados” esperaban en Cuba. La apelación al 5,000 parece recurrente en el Herald para casos cubanos. Recientemente el Herald aseveró -por boca de un connotado opositor- que la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) contaba con 5 mil miembros,
A la postre James “Scotty” Reston (The New York Times) tendría que dedicar una de sus columnas a criticar a los funcionarios gubernamentales y oficiales de la CIA por haber desinformado a los medios. Precisó que los reporteros en Miami fueron notificados del desembarco de unos 5,000 hombres, con ánimo de impresionar al pueblo cubano y propiciar así que se alzara contra Castro.
Al volverse evidente que fracasaba, la invasión se rebajó por la CIA y el CRC a simple desembarco de 200-400 hombres con la sola intención de llevar suministros a las guerrillas.
Credulidad y chapucería
Reston descargó sobre los centros de poder la culpa por la cobertura periodística desatinada de Bahía de Cochinos, pero tanto el Herald como los demás medios involucrados demostraron ser buenos cómplices del poder en eso de divulgar escenarios sin base factual. La prensa no puede ser tan crédula como para tragarse sin rumiar la (des)información oficial ni tan chapucera como para dar vuelo al wishful thinking.
Todavía este domingo, a pura fanfarria, el Herald revuelve su guardarropas para regalarnos un reportaje de viejas glorias periodísticas que la historia desvaneció hace mucho rato: “CIA detuvo primicia del Miami Herald sobre invasión de Bahía de Cochinos”.
Vale recordar que desde el 23 de abril de 1960, el canciiler cubano Raúl Roa soltó categóricamente en el plenario de la OEA que el territorio de Guatemala estaba siendo utilizado, con la complicidad del presidente José Miguel Ramón Ydígoras y la ayuda de United Fruit, como trampolín para una invasión a Cuba. Era un secreto a voces.
Ni siquiera los reportajes de Paul Kennedy, en enero de ese año, y Tad Szulc, en abril, detuvieron la invasión, como tampoco pudo detenerla que el jefazo de la Task Force Cuba en Langley, Jack Esterline, presentara su renuncia el 8 de abril.
Por lo demás, el episodio de la censura del reportaje de David Kraslow en el Herald, a petición de Allen Dulles está narrado por Peter Wyden en Bay of Pigs: The Untold Story (New York: Simon and Schuster, 1979, pp. 45-46).
Solo que el aprendizaje de estas lecciones tan sencillas parecen resultar en extremo difícil para los medios que abordan el problema cubano.

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