Ex reportero de diario Granma narra su detención arbitraria por Seguridad del Estado

Ex reportero de diario Granma narra su detención arbitraria por Seguridad del Estado

El periodista cubano Jesús Jank Curbelo. (Foto: Facebook)

Por Redacción CaféFuerte

El periodista Jesús Jank Curbelo, ex reportero del diario oficial Granma, fue arrestado e interrogado por agentes de la Seguridad del Estado cuando buscaba información de manera independiente sobre los daños causados por el huracán Michael en zonas rurales de la provincia de Pinar del Río.

En un relato publicado este martes en el sitio digital Periodismo de Barrio, Jank Curbelo relata la detención de que fue objeto en un caserío del poblado de Mantua junto a un fotógrafo que lo acompañaba en funciones reporteriles. El arresto ocurrió el pasado 12 de octubre y se extendió por 12 horas, luego de ser retenido y sometido a un intenso interrogatorio por parte de autoridades policiales del territorio.

“En la estación policial de Mantua nos quitan los móviles. Es un lugar oscuro con un busto de Martí, la ventanilla de la recepción, bancos, un televisor, las típicas fotos del Che, Fidel, Raúl y una pancarta que dice que esta es una policía muy humanitaria y preparada y culta. Digo que tengo sed y un policía me lleva a la nevera, digo que necesito un baño y el mismo policía me lleva al baño, digo que si puedo fumar y el policía dice que en el jardín, pero que no podemos cruzar el muro, salir del perímetro de la estación: es la primera vez que aclaran que no estamos detenidos, sino retenidos. La diferencia es que no estamos tras rejas”, escribe el periodista en un artículo titulado “Los policías siempre preguntan lo mísmo”.

Escalada de detenciones

Jank Curbelo, quien había renunciado como periodista de Granma el pasado septiembre, labora actualmente como reportero independiente de Periodismo de Barrio, uno de los medios alternativos de mayor reconocimiento en el panorama digital de la isla.

El incidente con Jank Curbelo forma parte de una escalada de detenciones, represalias, incautación de equipos electrónicos y negativas para viajes al exterior que han enfrentado los periodistas independientes cubanos durante los últimos meses. Esta semana, fuerzas policiales  detuvieron al bloguero y periodista independiente Alexis Pérez Lescailles.

La reportera de Periodismo de Barrio, Mónica Baró, denunció la detención de su colega Jank Curbelo.

“Van a tener que esforzarse más para que dejemos de hacer el periodismo en el que creemos y dejemos de contar las historias que la gente quiere que contemos. No nos van a silenciar, ni nos vamos a rendir. Mientras existan problemas e injusticias en nuestra sociedad, y existan personas dispuestas a ofrecer sus testimonios sobre los problemas e injusticias que enfrentan, los periodistas debemos contar sus historias. Ese es nuestro trabajo”, escribió Baró en su página de Facebook.

Persecución gubernamental

La periodista señaló que sería más inteligente y eficaz que ” el gobierno cubano pusiera el mismo empeño que pone en perseguir a periodistas independientes, y en tratar de impedir su trabajo, en solucionar los problemas que afectan a sus ciudadanos”.

Graduado de Periodismo en 2016, Jank Curbelo  es autor de la novela Los Perros, publicada en España el pasado año, y ha ejercido también como guionista de espacios radiales dramatizados.

Reproducimos a continuación un fragmento de su testimonio, que puede leerse íntegro en Periodismo de Barrio:

El gordo que venía manejando se llama Jesús. El otro no recuerdo. Tampoco ellos nos dicen nombres. Los escucho a medida que nos van cogiendo confiancita y empiezan a decírselos porque al principio se llaman Jota y, pongamos, Erre, así de misterioso, a lo agente de la CIA en las películas. Es viernes 12 de octubre, 2:00 p.m., y estamos en La Loma, un caserío en Arroyos de Mantua, Mantua, Pinar del Río, reportando para Periodismo de Barrio los daños que hace días dejó el huracán Michael en esta zona. Jota y Erre bajaron de una moto. Se presentaron con sendos carnés de la Seguridad del Estado y nos preguntaron, al fotógrafo que iba conmigo y a mí, qué estábamos haciendo. Les explicamos. ¿Con qué permiso?, dijeron. Con ninguno. No hacen falta permisos para preguntar más que los permisos de las personas a las que uno pregunta. Jota y Erre creen que sí hacen falta, que debimos ir a la sede municipal del Partido a decir en qué andábamos y que el Partido hubiera tomado decisiones; incluso, dijeron, nos hubieran puesto un carro.

Mientras Erre nos pide los carnés de identidad y los examina, Jota consigue las llaves del consultorio médico y allí, tras un buró, de uno en uno, Erre nos interroga. Me pregunta si tengo un documento que me identifique como periodista e, inocentemente, le entrego mi carné de la UPEC, que dice periódico Granma, porque el carné de la UPEC especifica la organización de base de la que uno forma parte cuando se afilia. Erre pregunta si trabajo en Granma y le digo que pedí la baja hace par de semanas.

—¿Por qué te fuiste del Órgano Oficial del Partido?

—Motivos personales.

—¿Tú eres del Partido?

—No.

—¿De la Juventud?

—No.

—Pero a la gente que entrevistaste le dijiste que eras del Granma

—No.

—¿Enseñaste este carné?

—No.

Pregunta por qué Mantua y le respondo que porque fue uno de los municipios más destrozados por Michael. Responde que pudimos haber ido a otro y le digo que el plan era visitarlos todos, que empezamos por Mantua por azar. Entonces pregunta a qué institución estatal pertenece Periodismo de Barrio. Le explico que es una revista on-line, que aborda temas medioambientales y que no es del CITMA ni de nadie, que es independiente. Las palabras on-line e independiente lo trastornan. On-linee independiente, por defecto, para él, es contrarrevolución. ¿De dónde sale el dinero? De proyectos y, ocasionalmente, de crowdfundings. Erre no tiene idea de qué es crowdfunding. ¿Pero ganan premios, pertenecen a la Unpacu o a algún partido independiente, viajan? Nos ganamos los premios y los viajes y no pertenecemos a ningún partido. Le digo que en su Código de Ética Periodismo de Barrio se declara socialista y que todo lo que me está preguntando está público en la página, que lea. Mientras, el fotógrafo que va conmigo espera sentado en el contén de la bodega con un viejo del pueblo al que mandaron a vigilarnos y Jota habla desesperadamente por el móvil. A veces llama a Erre y Erre interrumpe el interrogatorio. Al final Erre dice que si estuve grabando todo el tiempo y me pide el móvil. Yo estaba grabando. Antes de darle el móvil, borro el audio. Registra, me lo devuelve. Cuando me toca sentarme en la bodega me entretengo atosigando al viejo. Me le alejo y converso con cualquiera que pase, pongo música, simulo que le estoy haciendo fotos.

Una hora después llegan cuatro guardias en un jeep y nos montan. Jota y Erre nos siguen en la moto. Una vez que hayan llegado a donde vamos, una vez que hayan hecho lo suyo, van a largarse sin que los veamos. El jeep es lo suficientemente grande para que quepan cuatro en el asiento trasero, un policía en cada ventanilla. El chofer pone reguetón y el guardia que va al lado mío canta todos los temas. Yo también. Le cuento que hace unos meses entrevisté a Harryson, a David 22, a Popy & La Moda. Se le agua la boca. Me consulta rumores sobre ellos. Después recuerda que él es policía y yo un detenido y enseria la cara.

En la estación policial de Mantua nos quitan los móviles. Es un lugar oscuro con un busto de Martí, la ventanilla de la recepción, bancos, un televisor, las típicas fotos del Che, Fidel, Raúl y una pancarta que dice que esta es una policía muy humanitaria y preparada y culta. Digo que tengo sed y un policía me lleva a la nevera, digo que necesito un baño y el mismo policía me lleva al baño, digo que si puedo fumar y el policía dice que en el jardín, pero que no podemos cruzar el muro, salir del perímetro de la estación: es la primera vez que aclaran que no estamos detenidos, sino retenidos. La diferencia es que no estamos tras rejas.

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