La peligrosa absurdidad del “Twitter cubano” secreto

TwitterZunzun

Una mujer revisa mensajes en su teléfono celular en un puesto de venta de libros en la Plaza de Armas de La Habana.

Por Jon Lee Anderson*

Un llamativo reportaje de AP, publicado este jueves, reveló que, en 2010, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) desplegó en secreto un programa de redes sociales en Cuba, con la esperanza de lograr un Primavera cubana.

La red, llamada ZunZuneo, se ofreció a los cubanos a través de la red de telefonía móvil del país como un servicio de texto libre y atrajo a 40 mil suscriptores antes de que terminara misteriosamente sus operaciones en el 2012. Los contratistas que ejecutaron el programa dijeron que ocultaron sus orígenes gubernamentales a través de un sistema de empresas de fachada y servidores extranjeros, y que recopilaron datos sobre “tendencias políticas” y “receptividad” de los abonado, entre otros datos útiles. El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, declaró que ZunZuneo nunca fue “ni encubierto, ni un programa de inteligencia”, prefiriendo llamarlo una forma “discreta” de la asistencia humanitaria a los cubanos que viven en un “ambiente no permisivo”.

Este tipo de falsedad descarada es risible. Sea lo que está etiquetado, no parece haber duda de que ZunZuneo funcionaba como una operación de inteligencia secreta destinada en última instancia a la subversión. La AP informó que uno de los objetivos del programa era ayudar a fomentar una resistencia que podría movilizar a “multitudes conscientes” para protestar contra el gobierno de Castro.

Con un pie en las sombras

Que la USAID esté siendo usada para tales fines no es en sí una cosa sorprendente, ni siquiera necesariamente un incumplimiento de sus estatutos. La USAID fue concebida durante la administración de John F. Kennedy como una acción cívica para reforzar las actividades clandestinas de la CIA en el extranjero, y en los años subsiguientes algunos programas de la USAID han mantenido un pie en las sombras. Alan Gross, un subcontratista de la USAID que llevó equipos de comunicaciones para los disidentes políticos, ha permanecido en la cárcel en Cuba desde el 2009.

Al margen de si es correcto o equivocado que el gobierno de Estados Unidos unse las redes sociales para el espionaje comercial o para organizar la subversión política en Cuba, el caso presenta otra cuestión preocupante: ZunZuneo estaba siendo dirigido por un operador privado, una empresa llamada Accord Mobile, que había ganado un contrato financiero del gobierno estadounidense. Esto es consistente con un patrón de comportamiento creciente de los últimos años, en los que la aplicación de los aspectos más sensibles de la política de seguridad de Estados Unidos está cada vez más entregado a los contratistas que trabajan por dinero y no necesariamente por razones filosóficas o incluso patrióticas.

La empresa mercenaria Blackwater, rebautizada como XE y luego Academi (después de obtener notoriedad por el asesinato de 17 iraquíes en la Plaza Nisur de Bagdad, en el 2007), se ha convertido efectivamente en un brazo de acción de la CIA, con su personal cargando los misiles de los aviones no tripulados que se disparan sobre presuntos terroristas a partir de las decisiones de la Casa Blanca. Es evidente que existen riesgos para esta contratación externa en constante expansión. Ese patriota indignado que divulgó los secretos de la NSA [Edward Snowden] fue primero un contratista de la CIA y luego un contratista de la NSA.

Autoritarios temerosos

Los autoritarios de todo el mundo tienden a apuntar a la última revelación como prueba de que las redes sociales son puntos de infiltración. Episodios como ZunZuneo sólo harán que la Segundad del Estado cubana se torne más paranoica y más temerosa hacia la apertura, y el perdedor terminará siendo el pueblo cubano. El momento es especialmente desafortunado: Raúl Castro ha comenzado una apertura en Cuba, económica si aún no política, y también ha aflojado la mano sobre algunos de los disidentes cubanos. En muchas esferas, desde la inmigración hasta las operaciones antinarcóticos, Estados Unidos y Cuba han resuelto muchas de sus diferencias, en silencio, durante varios años. En la actualidad hay numerosos vuelos regulares entre Estados Unidos y Cuba, lo que permite a decenas de miles de cubanos viajar de ida y vuelta, y también enviar remesas a la isla; el embargo comercial se ha suavizado de forma gradual para que alimentos y medicinas puedan exportarse a Cuba. Con todo esto sucediendo, ¿por qué entonces el enfoque en las multitudes conscientes?

Hace cuatro décadas, la CIA puso en marcha un programa en Chile para socavar al presidente de ese país, el político socialista electo Salvador Allende. Parte del programa encubierto incluyó la utilización del principal diario del país, El Mercurio, como plataforma para mancillar la reputación de Allende y construir la oposición a su gobierno. Funcionó. La CIA también reclutó a conspiradores dentro de las fuerzas de seguridad de Chile. En septiembre de 1973, en medio de una atmósfera de caos, hicieron su movida, yendo tan lejos como atacar el palacio presidencial para forzar la renuncia de Allende, que se suicidó. Fue reemplazado por el general Augusto Pinochet y su dictadura de derecha, y en el período que siguió varios miles de personas murieron violentamente a causa de la tortura, las ejecuciones sumarias, o ambas. En la lógica de la Guerra Fría de esos días, todo fue visto como algo que valió la pena, en definitiva, porque la caída de Chile representó un duro golpe para la propagación del comunismo mundial. Dentro de las filas de la CIA, el papel que jugó El Mercurio jugó para lograr este estado de cosas fue considerado como un gran éxito.

Si ZunZuneo estaba destinado a ser El Mercurio de hoy, ¿qué nos dice eso acerca de la evolución de la política exterior de Estados Unidos? El llamado Twitter cubano es un paso adelante respecto a las conspiraciones más oscuras y absurdas de antaño, incluidos los planes de la CIA para matar a Fidel Castro con cigarros que explotaban o batidos de leche envenenados, o para hacer que su uniforme se desintegra durante uno de sus maratónicos discursos, dejándolo desnudo en frente de la multitud. Pero solo eso. Las multitudes conscientes, ¿y luego qué? ¿Había un plan después para Cuba, si ZunZuneo hubiese ayudado a lograr lo que no consiguieron 10 administraciones norteamericanas distintas? ¿Qué empresa privada de Estados Unidos obtendría el contrato para eso?

*Publicado en The New Yorker. Traducción: CaféFuerte

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