En pie de guerra: A 22 años de un crimen impune

En pie de guerra: A 22 años de un crimen impune

RemolcaPor Jorge A. García*

La frase “En pie de guerra” no es un llamamiento a la beligerancia para conquistar la libertad con el filo del machete o bajo el fuego de los arcabuces. Soy un hombre que apela a la paz para resolver cualquier conflicto.  El texto insta a vigilar al régimen de los Castro a fin de impedir que aprovechen la cobertura de las nuevas relaciones con Estados Unidos para desvirtuar la verdadera naturaleza de este crimen horrendo, cometido a la vista del litoral habanero durante la madrugada del 13 de julio de 1994.
Para desgracia del régimen de La Habana estoy vivo, con mi mente intacta y la memoria de un elefante. Y como desde entonces hasta hoy llueven en la isla nuevas generaciones de cubanos e inundan el panorama nacional. Y otro tanto de cubanoamericanos abren sus ojos a la vida o asumen protagonismos desde el exilio, creo necesario recordar y continuar denunciando este hecho.
El miércoles 13 de julio de 1994 a las tres de la madrugada un grupo de 68 cubanos abordan el remolcador 13 de Marzo atracado por banda en el Muelle Salvamento a unos pasos de Tallapiedra, la vieja planta de electricidad que en esa época iluminaba parte de Ciudad Habana. El grupo liderado por Fidencio Ramel Prieto Hernández, mi cuñado y Jefe de Operaciones del Puerto de La Habana, no se roba la embarcación, como tampoco rompen cadenas, fuerzan candados o lastiman a alguien para llevar a cabo sus propósitos de emigrar hacia Estados Unidos. Esa embarcación fue asignada a mi cuñado para realizar su trabajo en Puerto, incluso, la salida se produce desde su centro de trabajo y dentro del horario laboral. Esa noche Ramel y sus trabajadores del muelle Salvamento terminarían su jornada a las 6 de la mañana; pero decidieron de mutuo acuerdo desviar el remolcador 13 de Marzo de sus tareas habituales y utilizarlo como medio de transporte para viajar junto a sus familiares hacia las costas de La Florida.
Un descomunal chorro de agua
Para ganar la boca del Morro los expedicionarios deben sortear infinidad de ardides y atravesar la bahía completa. El primer tropiezo con las autoridades tiene lugar a la altura de la Marina de Guerra, unos metros más adelante del muelle donde se abordan las famosas lanchitas de Regla y Casablanca. Son interceptados por los remolcadores Polargo 2 y Polargo 5 a fin de impedir que el remolcador 13 de Marzo gane la Boca del Morro. A fuerza de bandazos y chorros de agua lo acorralan en las inmediaciones del Muelle La Francesa al lado de La Carbonera de Casablanca. Sin embargo, el remolcador 13 de marzo escapa, gana la Boca del Morro y navegan mar abierto. Al acoso de las naves asesinas se suma el Polargo 3. Fueron 7 millas de tortura navegando bajo los disparos incesantes de los cañones de agua; 30 m³ de agua de mar por hora a una presión de 16 atmósferas (1 atm= 14.7 libras X pulgada cuadrada) No se trata de un rocío de agua sino un descomunal chorro que pulveriza vidrios, atraviesa paredes y mata. No hubo piedad cuando apuntaron los cañones de agua sobre los pechitos de los niños en cubierta y demás estructura del remolcador 13 de marzo. A esta forma de crueldad se agregan los constantes bandazos al casco.
A pesar del acoso imparable no podían detener al remolcador en fuga. Todo parece llegar a su fin cuando los expedicionarios del 13 de Marzo de mutuo acuerdo deciden rendirse. Entonces apagan el motor en marcha del remolcador 13 de marzo y la nave se queda en “estrepada”, una definición marinera cuyo significado contempla que el barco se mueve por el arceo, es decir, por el movimiento de las olas. Ahora todos aguardan por las maniobras de abordaje para ser detenidos y luego apresados; pero ocurre lo inesperado; lo que nadie tenía en cuenta. A  los ojos de sus víctimas los malhechores implementan un “cierre de flechas” una trampa para que nadie escape. El Polargo 3 se atraviesa por delante para impedir cualquier movimiento por proa, el Polargo 2 sigue insistiendo con los chorros de agua por banda. En tanto el Polargo 5 retrocede unos metros, toma impulso y arremete su proa de acero contra la popa de madera del remolcador 13 de marzo, la corta como una cuchilla y abre una grieta de 4 metros por donde entra una avalancha de agua que mata al instante a todas las madres con sus hijos que viajaban en los camarotes, y los jóvenes y adultos permanecían dentro del Cuarto de Máquinas.
Exterminio filibustero
El final para unos pocos que sobreviven y ganan el mar, algunos sin saber nadar, viene siendo una especie de “tiro de gracia”. Aquellos Polargos en vez de poner en práctica el Código de ética marinero implementan el exterminio filibustero. La gente desesperada pidiendo a gritos un socorro que los salven caen en la trampa de un torbellino lastimero provocado por esas máquinas de la muerte dando giros en círculo. Muchos mueren tragados por este hueco marino. La suerte para los que pueden vencer estas atrocidades, viene con la aparición del barco mercante griego en medio de la bruma. Entonces estas naves asesinas cambian de táctica y abandonan la escena sin llevar a bordo víctimas socorridas. El rescate tiene lugar con la llegada de las lanchas guardafronteras; naves que permanecen allí alejadas todo el tiempo contemplando el genocidio y ahora muestran su fachada de “naves salvadoras”. Sin embargo, en la misma medida que los salvaban de la muerte los ponían maniatados en un puesto sobre la cubierta de estas embarcaciones de guerra.
Faltaba salvar unas millas de distancia hasta Jaimanitas para permanecer entre barrotes y sujetos a investigaciones. Horas después son trasladados a Villa Marista, donde permanecen cautivos durante meses.
Aquí tienen la cruda verdad de lo sucedido esa noche en un mar oscuro a las puertas del litoral de La Habana. Ahora los invito a ver la primera mentira escrita en una Nota Oficial por las autoridades de una dictadura asesina. El contenido de la Nota del periódico Granma del 14 de julio de 1993 dijo lo siguiente:
ZOZOBRO REMOLCADOR ROBADO POR ELEMENTOS ANTISOCIALES

RemolcadorGranma

Recorte del diario Granma donde apareció la nota del gobierno cubano sobre el hecho.


Aproximadamente a las 03.00 horas de la madrugada de ayer, elementos antisociales sustrajeron por la fuerza del puerto de La Habana el remolcador “13 de Marzo” perteneciente a la Terminal Mambisa de Occidente con el fin de abandonar ilegalmente el país.
En su huída la embarcación zozobró, aproximadamente a 7 millas de la costa, siendo rescatados por embarcaciones estatales y de Tropas Guardafronteras 31 personas, 20 hombres y 6 menores de edad, existiendo un indeterminado número de desaparecidos.
Este irresponsable hecho de piratería promovido y estimulado por las radios contrarrevolucionarias de la gusanera en Miami y por los consabidos incumplimientos de los acuerdos migratorios del gobierno de Estados Unidos, ha provocado este desagradable incidente que continúa siendo investigado por las autoridades competentes.
¡Será posible tamaña mentira! Saltan a la vista imprecisiones escritas con el propósito de impactar a la opinión pública; pero no resisten el más mínimo análisis:

  • El término zozobró significa que la embarcación se hunde por sí misma.
  • robado simula como que un grupo de ladrones la sustrajeron.
  • elementos antisociales, pregunto: ¿hay niños antisociales?
  • rescatados por embarcaciones estatales
  • La cifra 31 personas, 20 hombres y 6 menores de edad. Faltan 5 del total. ¿Los muertos no cuentan?
  • La culpa se la cuelgan a la gusanera y a los Estados Unidos. Los asesinos son los buenos; los que ordenaron el hundimiento son los buenos. El régimen es maravilloso.

El saldo fatal y algunos nombres de los responsables de esta masacre
37 muertos (10 niños, 18 jóvenes, 9 adultos) de los niños, 4 hembras y uno de cinco meses. De los jóvenes, 10 son mujeres. De los adultos, 3 son mujeres.
Niños: Hellen Martínez Enríquez (5 meses), Xicdy Rodríguez Fernández (2 años), Angel René Abreu Ruiz (3 años), José Carlos Nicle Anaya (3 años), Giselle Borges Alvarez (4 años), Caridad Leyva Tacoronte (5 años), Juan M. Gutiérrez García (10 años),  Yasser Perodín Almanza (11 años), Yousell E. Pérez Tacoronte (11 años) y Eliecer Suárez Plasencia (12 años)
Jóvenes: Mayulis Méndez Tacoronte (17 años), Miladys Sanabria Cabrera (19 años), Joel García Suárez (20 años), Odalys Muñoz García (21 años), Yaltamira Anaya Carrasco (22 años), Yuliana Enríquez Carrazana (22 años), Lissett María Alvarez Guerra (24 años), Jorge Mario Balmaseda Castillo (24 años), Ernesto Alfonso Loureiro (25 años), María Miralis Fernández Rodríguez (27 años), Jorge Arquímedes Levrígido Flores (28 años), Leonardo Notario Góngora (28 años), Pilar Almanza Romero (31 años), Rigoberto Feu González (31 años), Omar Rodríguez Suárez (33 años), Lázaro Enrique Borges Briel (34 años), Martha Caridad Tacoronte Vega (35 años), Julia Caridad Ruiz Blanco (35 años)
Adultos: Eduardo Suárez Esquivel (38 años), Martha M. Carrasco Sanabria (45 años), Augusto Guillermo Guerra Martínez (45 años), Rosa María Alcalde Puig (47 años), Estrella Suárez Esquivel (48 años), Reynaldo Joaquín Marrero Alamo (48 años), Amado González Raíces (50 años), Fidencio Ramel Prieto Hernández (51 años) y Manuel Cayol (?).
31 sobrevivientes (7 niños, de ellos 3 hembras; 17 jóvenes, de ellos 5 mujeres; y 7 adultos, todos hombres):
Niños: Mylena Labrada Tacoronte (3 años), Dadney Estévez Martínez (3 años), Sergio Perodín Almanza (8 años), Susana Rojas Martínez (10 años), Yandi Gustavo Martínez Hidalgo (10 años), Reynaldo Marrero Carrazana (16 años) y José Fabián Valdés Colón (16 años)
Jóvenes: Daniel Erick Herrera Díaz (21 años), Janet Hernández Gutiérrez (21 años), Frank González Vázquez (22 años), Jorge Luis Cuba Suárez (23 años), Dariel Prieto Suárez (23 años), Raúl Muñoz García (25 años), Daisy Martínez Fundora (27 años), Iván Prieto Suárez (27 años), Modesto Almanza Romero (28 años), Eugenio Fuentes Díaz (29 años), Jusanny Tuero Sierra (29 años), María Victoria García Suárez (30 años), Mayda Tacoronte Vega (30 años), Román Lugo Martínez (30 años), Julio César Domínguez Alcalde (30 años), Pedro Francisco Crespo Galego (31 años), Juan Fidel González Salinas (35 años).
Adultos: Gustavo Guillermo Martínez Gutiérrez (37 años), Sergio Perodín Pérez (39 años), Armando Morales Piloto (39 años), Juan Gustavo Bárzaga del Pino (39 años), Jorge Alberto Hernández Avila (?), Juan Bernardo Varela Amaro (?) y Arquímedes Levrigido Gamboa (52 años).
Asesinos responsables de la Masacre:

  • Fidel Castro Ruz, jefe del régimen, aprueba el hundimiento previa consulta de su hermano Raúl Castro.
  • Raúl Castro Ruz, ministro de las FAR, ordena el hundimiento previa consulta con Senén Casas.
  • General de División Senén Casas Regueiro, ministro de Transporte, baja la orden del hundimiento al jefe de Seguridad Marítima (Collar).
  • Director de Servicios Marítimos (Juan Carlos Tamayo y Ramón Durán Suárez). Tamayo y Durán trasmiten las órdenes de hundimiento a las dotaciones de los Polargos.
  • Jesús Martínez González, patrón del Polargo 5 y autor material del hundimiento.
  • Arístides patrón del Polargo 2
  • David patrón del Polargo 3
  • Manuel Wen Chiú Valdés (El chino o jabao) que martirizó y mató dirigiendo los chorros de agua contra las personas. A este asesino se le atribuye las muertes de Fidencio Ramel Prieto Hernández, impactado en el pecho y sacado de cubierta por un chorro de agua. Asimismo, mató a mi nieto Juan Mario Gutiérrez García cuando con un chorro de agua se lo arranca a mi hija de sus espaldas mientras luchaba por alcanzar la nevera salvadora que flotaba.
  • Teniente Coronel Aspiri de la Seguridad del Estado involucrado en el intento de envenenamiento con Sicotrópico mezclado en un café y dado a beber a mi hija María Victoria García Suárez.
  • Guillermo Cabrera Álvarez, subdirector del periódico Granma, quien fermenta la publicación de un reportaje titulado “Una lección amarga para irresponsables”, en el que culpa a las víctimas.

Todavía conservo las esperanzas de ver una Corte constituida; algo así como un Nuremberg a lo cubano para condenar a los culpables de este Genocidio. Sin embargo no veo luces de transparencia en los foros internacionales donde se pueden dirimir estos casos. Y ese inmovilismo pone a tiritar mi confianza. ¿Acaso existe un pacto secreto entre las Naciones Unidas y el régimen de La Habana para no levantar ronchas en torno a este hecho?
¡Nuestros muertos piden ser reivindicados desde su lecho marino!
¡Los sobrevivientes y los familiares de las víctimas reclamamos justicia!
Frente a la Impunidad alzamos nuestra bandera de paz; no en señal de rendición, sino en “pie de guerra” para impedir que la ancianidad, el asomo de una súbita condición de salud o la muerte nos arrebaten la oportunidad de juzgar a estos asesinos.
*Jorge A. García perdió a 14 miembros de su familia en el trágico suceso. Es autor del libro El hundimiento del remolcador 13 de Marzo (2001). Reside en Miami desde 1999.

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