Respuestas pendientes: Falleció historiador oficial del ataque al Cuartel Moncada

Respuestas pendientes: Falleció historiador oficial del ataque al Cuartel Moncada

Mario Mencía, relator oficial de la historia del Moncada.

Por Redacción CaféFuerte

El doctor Mario Mencía Cobas, el historiador oficial del asalto al Cuartel Moncada, falleció en La Habana a los 87 años, dejando una obra cuantiosa pero incompleta sobre la verdad de ese acontecimiento trascendental para los destinos de Cuba.

¿Guardarán sus archivos información testimonial y documental de valor que pueda rescatarse para una reescritura necesaria de la Historia contemporánea de la isla?

La muerte de Mencía, ocurrida en la madrugada del pasado 1ro de diciembre, fue dada a conocer en una escueta nota en el diario oficial Granma, sin mayor repercusión en los medios estatales.

Mencía fue desde 1981 investigador y asesor de Historia del Consejo de Estado en las oficinas del Primer Secretario del Partido Comunista. Tenía el grado académico de Profesor Titular Adjunto de la Universidad de La Habana y había recibido la Orden José Martí, la más alta distinción que otorga el régimen cubano a sus ciudadanos. En 2011 recibió el Premio Nacional de Historia.

Generosa tirada

Estudió Ciencias Políticas y desde la década de los 60s comenzó a publicar sus artículos periodísticos  en la Revista Universidad de La Habana y el periódico Juventud Rebelde, hasta que a partir de 1972 se dedicó plenamente al estudio de la historia reciente de Cuba, especialmente de la etapa que se abrió con el golpe de Estado de Fulgencio Batista en 1953 y los sucesos del 26 de julio de 1953.

Publicó una veintena de libros, pero sus obras más conocidas fueron las relacionadas con los hechos del Moncada y los años de prisión de Fidel Castro: La prisión fecunda (1980), que tuvo una generosa tirada de 355 mil ejemplares en 1980, solo superada por la del Diario del Che en Bolivia; El grito del Moncada (1986)  y El Moncada, la respuesta necesaria (2006),  de la que luego hizo una versión ampliada en el 2013.

Sin embargo, la historiografía del Moncada y Fidel Castro que generó Mencía por casi 50 años está ceñida a la versión oficial de los acontecimientos, sin acudir ni citar fuentes que se apartaran de discurso propagandístico sobre los acontecimientos.

El profesor  e investigador cubanoamericano Antonio de la Cova, autor de The Moncada Attack: Birth of Cuban Revolution (2007), considera que Mencia pudo haber esclarecido los mitos y falsedades en torno a los eventos del Moncada, pero “se acogió a vivir del cuento propagandístico”.

El policía que llevaba dentro

“En conclusión, Mencia carecía del entrenamiento académico y de la ética de un historiador profesional debido al policía interno que lo limitaba”, opinó De la Cova, cuya investigación por 31 años incluyó 115 entrevistas con participantes en los sucesos. El libro de De la Cova cita fragmentos de las obras de Mencía.

De la Cova critica que El Grito del Moncada carece de bibliografía, que es “el corazón de toda obra de historia”, porque señalaría la falta de fuentes primarias y se hubieran comprobado plagios de Mencía como los que él halló en el libro Moncada (1965), del socialista francés Robert Merle.

“Todo historiador profesional debe revelar sus fuentes primarias, como yo hice con mis entrevistas orales y transcritas”, agregó De la Cova. “Por eso me intriga saber que harán con el archivo de Mencia, para ver si tiene valor histórico o simplemente son copias de artículos ya publicados”.

Entrevistas aplazadas

Uno de los reproches historiográficos sobre Mencía es que había soldados del Cuartel Moncada que permanecieron en Cuba después de 1959, como los dos jóvenes de la Posta 3, a quienes el autor nunca entrevistó, como tampoco entrevistó a los rebeldes presos como Mario Chanes, Orlando Castro y otros.

Para su libro, De la Cova  entrevistó 14 asaltantes, 47 militares y policías. y 54 civiles, políticos, abogados de la defensa y otros protagonistas. También revisó 132 libros y documentos producidos por editoriales cubanas que aparecen en las referencias bibliográficas del volumen, aún a la espera de una edición en español.

Mencia también tuvo acceso a documentos oficiales, como los certificados de defunción de los asaltantes Abel Santamaría y Boris Luis Santa Coloma, pero  De la Cova piensa que “eso era tabú para él”.

“Las obras parcializadas de Mencia jamás hubieran logrado la aprobación de un título de Maestría en Historia en ninguna universidad norteamericana”, opinó el académico, que emigró de Cuba en 1961.

Por decisión familiar, el cadáver de Mencía fue cremado.

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