Sayli Navarro: He tenido que madurar con premura

Sayli Navarro: He tenido que madurar con premura
Saylí Navarro durante la conversación con CaféFuerte en Miami.

Por Ivette Leyva Martínez

Uno de los primeros recuerdos de la infancia de Sayli Navarro transcurre en la sede de la Seguridad del Estado en Matanzas, a la edad de seis años, cuando fue a visitar a su padre, detenido allí.
“Me parece estar viendo su pantalón morado, y nos estaba enseñando unos golpes que le habían dado en la rodilla en su primera detención”, rememoró Navarro, de 27 años, de visita en Miami.

Félix Navarro fue detenido en diciembre de 1992 en el poblado de Perico, donde vive la familia, por escribir graffitis contra el gobierno de Fidel Castro, y condenado en octubre de 1993 a tres años de cárcel por el delito de “propaganda enemiga”.

Desde entonces, la vida de Sayli dio un vuelco. Pasó buena parte de su infancia y juventud visitándolo en cárceles, que puede enumerar como quien cita libros leídos, paisajes visitados: Agüica, Combinado del Este, Canaleta, Ceiba Mocha, Bayamo y Guantánamo, entre otras. En el 2003, cuando ella recién había cumplido 17 años, su padre se convirtió en uno de los 75 presos de la Primavera Negra.

Sayli comenzó a acompañar entonces a su madre a iglesias junto a las Damas de Blanco y hoy es una de las principales activistas de esa organización en Matanzas.

El pasado 14 de julio comenzó una oleada represiva contra las mujeres que intentan asistir a misa en el poblado matancero de Colón. Una veintena de Damas de distintos municipios busca confluir en la iglesia católica de esa localidad, pero generalmente son detenidas al salir a la calle y luego abandonadas en parajes remotos, lejos de sus casas y de cualquier caserío.

Domingos de represión

Sayli lleva la cuenta: este es el domingo número 18 de represión. Durante su vida, ha sido detenida en unas 15 ocasiones, la mayoría por tratar de asistir a misa en Colón.

“Siempre se siente miedo. Yo digo que el miedo nunca lo voy a perder, excepto cuando salgo para ir a misa, ahí ya lo supero”, afirmó la joven. “Un domingo me dejaron con mi padre, que me acompañaba, en una zona de marabú, con reses sueltas, a seis kilómetros del municipio Máximo Gómez.

En otra ocasión nos abandonaron cerca del municipio Martí, a más de 20 kilómetros de mi casa; por suerte encontramos un carretón que nos adelantó parte del camino”.

El objetivo -afirma- es impedir que vayan a misa y a la vez no emitir el acta de detención que debe levantarse por ley si las activistas son conducidas a una estación policial.

“Yo no me resisto a los arrestos, pero ellos usan siempre el exceso de fuerza y los golpes. Venzo el miedo porque sé que son ellos los que están cometiendo un atropello”, aseguró.

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Sayli Navarro al ser detenida en septiembre de 2013

En los actos de repudio, las fuerzas represivas usan cada vez más a empleados de prisiones y de otros municipios aledaños a Perico, en particular jóvenes de Cárdenas, a quienes se les ofrece trabajar en el polo turístico de Varadero, a cambio de que participen en el acoso las Damas de Blanco, indicó Sayli.

“Los agentes de la Seguridad del Estado son cada vez más represivos, pero además, son corruptos. A uno que se hace llamar Orestes Martínez, pero cuyo nombre real es, al parecer, Yosvani, le decimos ‘El transportador’, porque saca carne de Los Arabos para venderla en La Habana”, relató la joven.

Otro individuo, identificado como Orlando Figueroa -su verdadero nombre-, es un oficial de prisiones de Agüica quien “antes robaba pienso para sobrevivir y ahora vende pabellón conyugal en la cárcel, a 20 CUC”, denunció.

A la vez, los represores temen ser expuestos en las filmaciones de la oposición.
“Tienen tanto miedo a que los filmemos que al detenernos lo primero que nos piden son los teléfonos”, dijo. “Las nuevas tecnologías han cambiado las reglas del juego”.

Infancia bajo acoso

En 1992, tras cumplir parte de los 20 meses de sentencia por escribir los graffitis antigubernamentales, el profesor Félix Navarro recibió libertad condicional y fue expulsado del Ministerio de Educación, donde había trabajado durante 20 años. En la cárcel de Agüica conoció a quien es desde entonces su compañero de lucha, Iván Hernández Carrillo, y juntos fundaron el Partido por la Democracia Pedro Luis Boittel.

Junto al activismo de Félix comenzaron los registros sorpresivos a la casa de los Navarro, el acoso permanente y las detenciones breves, pero sistemáticas. Saylí, entonces con 8 o 9 años, comenzó a sentir los efectos: ansiedad y caída del cabello, por los que su madre, Sonia, buscó ayuda sicológica. Poco a poco, la joven fue adaptándose a las nuevas circunstancias.

“La detención más larga fue de ocho días, en noviembre de 1999, a raíz dela Cumbre Iberoamericana en La Habana, cuando se lo llevaron a él y a otros activistas, y no sabíamos dónde estaban. Luego supimos que lo habían confinado a una zona de Mocha, donde hay un campismo”, recuerda Sayli.

El 18 de marzo de 2003, Félix Navarro regresaba de La Habana cuando fue detenido en un ómnibus en Jovellanos. Comenzaba la Primavera Negra. Enjuiciado de manera sumaria, fue condenado a 20 años de cárcel. Sayli apenas terminaba su adolescencia.

Bautismo como reportera

“Mi madre trabajaba en el Hogar Materno de  Perico, y comenzaron a haber presiones sobre ella. Temimos que pudieran inventarle un delito, y dejó el trabajo”, recordó Sayli. “Logramos sobrevivir gracias al apoyo de nuestra familia, que es muy unida, y amigos aquí en Estados Unidos”.

Fue también el bautismo de Saylí como reportera, forzada por las nuevas circunstancias. Se inicio en las labores periodísticas con la agencia independiente Patria, adscrita a Nueva Prensa Cubana, y sus reportes sobre la situación de su padre encarcelado o el acontecer de su localidad comenzaron a escucharse en Miami a través del programa Lunes de comunicación con Cuba, que conducían los periodistas Agustín Tamargo y Nancy Pérez Crespo en Radio Mambí.

Poco a poco se integró con su madre a la naciente organización de las Damas de Blanco. Ambas son católicas y asistían a misa en Perico;  en otras ocasiones viajaban a La Habana para participar en la misa de la iglesia de Santa Rita y en una ocasión, en la iglesia de Las Mercedes, pidiendo por la liberación de los presos políticos.

“Fueron momentos difíciles por el largo tiempo de separación de mi papá, que estuvo primero aislado en Guantánamo y luego fue mezclado con la población penal ahí, e incluso tuvo que declararse en huelga de hambre para protestar por los abusos”, comentó la joven. “Cada vez que iba a visitarlo y tenía que irme, sentía que lo dejaba en un estado de indefensión”.

Félix Navarro fue uno de los últimos opositores del Grupo de los 75 en ser liberado, el 23 de marzo del 2011, y se negó a marchar al exilio. Ese mismo año, Sayli integró la delegación de las Damas de Blanco en Perico, un grupo integrado inicialmente por una decena de mujeres.

Dificultades para estudiar

Al terminar los estudios de Secundaria la joven optó por una carrera de técnico medio de Computación, pero no pudo obtenerla.

“No me la dieron a pesar de que tenía buenas notas, con lo  cual tuve que estar dos años en casa, para cumplir 17, antes de poder entrar en la Facultad Obrero Campesina para poder hacer el preuniversitario por encuentros”, recordó.

En 2006, Saylí matriculó en la carrera de Derecho en una filial de la Universidad de Matanzas. Soñaba desde entonces con ser sicóloga, pero la opción existente era de ser trabajadora social. Fue expulsada de la universidad en el 2010, tras acudir a un curso de periodismo impartido en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

Sayli considera que a pesar del duro golpe de 2003, en los últimos dos años el movimiento opositor ha recuperado fuerza. Unas 200 personas integran actualmente la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en la provincia de Matanzas. Félix Navarro se convirtió en febrero en Coordinador de la organización, dirigida por  el ex prisionero político José Daniel Ferrer en el oriente de la isla.

Cuando no realiza labores de activismo, Sayli prefiere pasar tiempo en su casa con su perra y sus plantas, y ayudando a su madre en tareas domésticas.

“No soy dada a las fiestas… he tenido que madurar con premura. Con lo que hago me siento bien, y lo asumo como algo natural. Mi sueño es que se instaure una democracia y un estado de derecho en Cuba, y también quisiera estudiar y poder desempeñarme como sicóloga”.

El pasado 28 de octubre, Sayli estuvo entre las Damas de Blanco que dieron su testimonio en un panel dedicado a la situación en Cuba ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, en Washington DC.

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