Desde La Habana: crónica china

Desde La Habana: crónica chinaPor JOSEFINA ESTEVEZ

– El verano habanero trajo como atracción el X Festival de la Cultura China, celebrado en el centro ferial Expocuba, al sur de La Habana, los días 17 y 18 de julio.

Los cubanos se han convertido un tanto en sinólogos por la fuerza de la costumbre. No sólo hay una atracción popular por las mercancías y las comidas chinas, sino también por otros signos vitales de una tradición cultural que echó raíces en la isla desde mediados del siglo XIX.

Las dos jornadas en Expocuba tuvieron un amplio programa de presentaciones de la Escuela Cubana de Wushu, pasarela de trajes típicos y muestras fotográficas. En el Pabellón Central del recinto se brindó una demostración de artes marciales, entre ellas Choi lee Fut, Kung Fu y Wing Tzu, se vendieron artesanías y el artista Guillermo Ortiz presentó una impresionante muestra de esculturas en madera, inspiradas en símbolos autóctonos de la cultura china como el dragón y la rata.

A la salida de Expocuba, los asistentes comentaban sobre la elegancia de los trajes típicos más representativos, el alto nivel en las demostraciones de ejercicios marciales y la grata musicalidad que los artistas chinos logran con instrumentos tan curiosos como el Zheng, especie de arpa con 21 cuerdas que se pulsa en posición horizontal con púas colocadas en los dedos de la mano ejecutante.

Pero como dos días resulta poco para el acercamiento real a una cultura milenaria, la sugerencia quedó en el aire y nos fuimos a visitar el Barrio Chino de La Habana, ubicado en los alrededores de la calle Zanja, en pleno corazón capitalino,

En la actualidad llegar a este Barrio es una buena opción, única no sólo por la posibilidad de degustar platos aderezados según costumbres asiáticas, sino además por el contacto directo con una cultura celosa de sus secretos ancestrales.

La entrada a la barriada china de La Habana la preside un gran portón alegórico. Varias calles guían nuestros pasos hacia el teatro cantonés que a los improvisados escenarios donde la Danza del León o la de los Abanicos sorprenden al paseante, además de poder experimentar, in situ, con viejos fármacos y prácticas de la medicina tradicional poco conocidas en Occidente.

De lo que fue la barriada china más poblada y reluciente de América Latina sólo quedan viejas estampas fotográficas y una persistente voluntad por revitalizarla. Todavía hoy unos 400 miembros integran esa comunidad habanera, con una edad promedio de 80 años y numerosa descendencia. Escucharlos hablando y discutiendo en su lengua es un privilegio que aún puede disfrutar el transeúnte.

Son ellos el último reducto autóctono de la emigración china en Cuba, que comenzó con la llegada de 206 culíes al puerto de La Habana a bordo de la fragata Oquendo, el 2 de junio de 1847.

A 163 años de aquel desembarco, la Danza del León se resiste a abandonar el embrujo de La Habana.

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