The Washington Post: Una acción valiente en Cuba merece el respaldo de EEUU

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Rosa María Payá en el acto de entrega del Premio Oswaldo Payá: Libertad y Vida ante las sillas vacías de los premiados, impedidos de viajar a La Habana.

El diario The Washington Post dedicó este viernes un editorial en solidaridad con la iniciativa de disidentes cubanos, encabezados por Rosa María Payá, de entregar un premio por los derechos humanos a personalidades latyinoamericanas en La Habana, y criticó la ausencia de respaldo de congresistas estadounidenses que visitaban La Habana coinicidiendo con el acontecimiento. CaféFuerte reproduce íntegramente el texto del editorial de la influyente publicación estadounidense, que en reiteradas ocasiones ha pedido una investigación indpendiente sobre la muerte del opositor Oswaldo Payá Sardiñas en el 2012.

UNA ACCIÓN VALIENTE EN CUBA MERECE EL RESPALDO DE EEUU

Traer  libertad y democracia a la Cuba totalitaria no será una tarea fácil. Dos ingredientes indispensables, sin embargo, deben ser el valor de parte de los disidentes y demócratas del país, y la solidaridad internacional con ellos.

Ambos fueron expuestos en La Habana durante la semana pasada. En el centro de los acontecimientos estuvo Rosa María Payá Acevedo, hija del fallecido Oswaldo Payá, galardonado con el Premio Sájarov del Parlamento Europeo por la libertad de pensamiento, que perdió la vida en 2012 en un accidente automovilístico todavía sin esclarecer.  Payá Acevedo decidió rendir homenaje a su padre al otorgar un premio de derechos humanos en su nombre y eligió como primer galardonado a Luis Almagro, el uruguayo que es secretario general  de la Organización de Estados Americanos, y se ha distinguido por la condena directa de la represión en Venezuela, el aliado autoritario de Cuba. Payá Acevedo invitó al ex presidente mexicano Felipe Calderón, a la ex ministra chilena de Educación, Mariana Aylwin (hija de un ex presidente), y a Martin Palous, un ex embajador checo en Estados Unidos.

El régimen de Raúl Castro les impidió entrar al país, diciéndole a Almagro que el programa completamente pacífico de Payá  Acevedo era “actividad anticubana” y una “provocación”. Los agentes policiales también detuvieron a periodistas que intentaban cubrir la ceremonia, entre ellos a Henry Constantin Ferreiro, vicepresidente regional del Comité de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa. No cabe duda de que el intento no autorizado de Payá  Acevedo de honrar a un diplomático internacional ante tan distinguida compañía le presentó al régimen una opción incómoda: tolerar un ejercicio elemental de los derechos de Payá Acevedo y de  sus invitados, o negárselos y asumir un daño político internacional.   Tan revelador de la verdadera naturaleza del régimen de La Habana y de sus verdaderas prioridades, que eligió a la segunda opción. De hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba dijo que la represión mostró su determinación de no “sacrificar sus principios fundamentales para mantener las apariencias”.

Y cuán revelador de los límites del “compromiso” de Estados Unidos con Cuba. Mientras estos líderes europeos y latinoamericanos apoyaban la afirmación de libertad de Payá Acevedo, una delegación bipartidista de seis miembros del Congreso, encabezada por el senador Patrick Leahy (D-Vermont)  estaba de visita en Cuba promoviendo los lazos comerciales. Después de un encuentro con Raúl Castro, Leahy observó que el dictador “quiere que las reforma continúen, quiere que el movimiento continúe hacia adelante” a pesar de la incierta actitud del Presidente Trump hacia el gobierno de la isla. El portavoz de Leahy nos dijo que el cronograma de la delegación estaba demasiado “lleno” de citas como la del encuentro con Castro como para permitir cualquier contacto con Payá Acevedo, y se negó a hacer comentarios, a favor o en contra, sobre la negativa del régimen a admitir al Sr. Almagro y sus colegas.

Sin duda, el señor Trump no es el portavoz ideal para la promoción de la democracia en Cuba ni en cualquier otro lugar. Con más razón para que los miembros del Congreso impulsen en nombre de Estados Unidos la solidaridad que necesitan los demócratas de Cuba, y con más razón para estar decepcionados con que el señor Leahy y sus colegas no se la proporcionaron.

Traducción: CaféFuerte

Texto del editorial en inglés

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