A Tania Bruguera, contra la violencia

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Tania Bruguera muestra las marcas de la violencia de que fue víctima el pasado domingo durante una manifestación pacífica en La Habana.


Por Jorge Dalton*
Quiero manifestar ante todo que soy un opositor a todo tipo de violencia, más si esta va dirigida contra una mujer, contra un poeta o contra una artista admirable como Tania Bruguera.
Si bien no comparto las ideas de la mayoría de los grupos disidentes en la isla, no quiere decir que apruebe los maltratos y abusos que se cometen en plena vía pública mediante esos salvajes y penosos “mítines de repudio”. Una práctica maldita que se ha incrustado en Cuba, algo que debe cesar de una vez y para siempre de la faz de Cuba, por el bien de nuestros hijos y por el bien del futuro de nación.
Me he pronunciado abiertamente en contra de esa práctica desde el primer día, algo que por supuesto, me ha causado graves problemas. Pero por mi condición de artista, mi condición de ser humano, por mi condición de revolucionario y de pensamiento martiano, no puedo tolerar que una mujer sea arrastrada, golpeada y excluída así piense lo que piense. Al igual que dice el destacado artista cubano Tomas Sánchez, abogo porque Tania vuelva a su obra, retorne a sus deberes habituales, en primer lugar, a su arte político y a la enseñanza y no dejar que nadie se aproveche de su trayectoria y prestigio internacional, y que continúe su condición valiente de artista independiente, no ligada a grupos políticos.
Que se le devuelvan sus documentos y que se le deje salir y entrar a su país y dejen de tratarla como una delincuente y “terrorista”. Sigo siendo revolucionario y lo seré hasta el final de mis días, pero estoy muy lejos de apoyar que los llamados “mítines de repudio” sean considerados “acciones heroicas y revolucionarias”. Los que dan golpes, los que insultan y arrastran mujeres y hombres para aplastar la discrepancia, son seres enfermizos que demuestran estar dispuestos hacerlo en contra de cualquier ser humano, sea joven, anciano o mujer, y forman parte de una maquinaria brutal que debe ser abolida YA!
Eso no puede seguir siendo tolerado ni tampoco siento que sea digno el permanecer en silencio ante semejante atrocidad, seguir siendo cómplices de esas palizas y como dice también Tomas Sanchez Requeiro: “A muchos no nos importa”.
La intolerancia y la división entre cubanos al interior y fuera de la isla, me duele mucho y me lacera profundamente días tras día, noche tras noche, sobre todo me revienta que muelan a golpes a una mujer a una artista o a cualquier mujer, ya sea de la naturaleza que sea. Si yo soy capaz de tolerar eso, entonces yo puedo fácilmente aplaudir el día que arrastren a mi madre, a mi esposa, a mi hermana, a mi hija, a mi abuela o mis sobrinas delante de mis ojos y al mismo tiempo ser capaz de unirme a ese linchamiento colectivo.
Mis valores humanos, que los adquirí en mi hogar en Cuba, mi formación revolucionaria, la educación que me dieron mis padres, mis maestros, mis amigos, mis vecinos, mis músicos, cineastas, pintores, bailarines, actrices, los poetas de mi corazón, mis compatriotas, mis hermanos y con la Revolución Cubana, un proceso que siempre defendí, me impiden tolerar semejante cosa.
*Cineasta cubano salvadoreño, hijo del poeta salvadoreño Roque Dalton (1935-1975). Creció entre Praga y La Habana, y se afincó finalmente en San Salvador, donde actualmente reside y trabaja como realizador de audiovisuales.

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