Aplaudan, se fue Juanito Formell, cronista inigualable de su tiempo

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Juan Formell (1942-2014)

Por Carlos Cabrera Pérez

Juan Formell, uno de los mejores músicos populares cubanos, acaba de morirse en su ciudad natal, a la que retrató en varias ocasiones con tonadas que dicen: he recibido un telegrama de Cachito y Agustín…; se permuta un piso viejo que sea cae por un piso regio en Alamar…; y ¡qué tú dices, yo soy Buenaventura en la Habana Vieja!

Irónicamente, Formell ha sido el mejor cronista de su tiempo cubano y sus canciones abordan temas que no existen habitualmente para la prensa oficialista; que ha derrochado incontables recursos en contar lo que ya sabemos: Cuba va de victoria en victoria hasta la derrota final.

Mientras, el músico vivía con la oreja y los ojos pegados a su tierra.

Su coherencia en la defensa de la tiranía y una política oficial que solo apoyaba a Silvio Rodríguez y a Pablo Milanés,  contribuyeron a retrasar su reconocimiento y entrada en el mercado internacional hasta que en medio de la estúpida Batalla de Ideas, librada por unos cubanos contra otros, apareció lo mejor de la cultura musical reciente: Buena Vista Social.

Ideología y conducta

La postura ideológica de Formell es tan respetable como justo su contraria. Salvo para los cerebros anofélicos  de ambos lados, que sacan a flote nuestra cultura antidemocrática en beneficio final de la dictadura.

El ¿favor? que le hizo el gobierno cubano al indultar a su hijo Samuel, condenado por un asesinato, que le ha cerrado las puertas a Los Van Van en Estados Unidos, explicaría parcialmente su apoyo al castrismo; pero puedo dar fe de que su respaldo no era ciego. La única vez que lo entrevisté en su casa de Almendares, en La Habana, se mostró muy crítico con la política cultural que sometía a nuestra mejor música al ostracismo, y tuvo la delicadeza de no usar el socorrido off the record; luego la revista Bohemia hizo una reedición a medida y la publicó parcialmente.

También algunos critican al músico por su supuesta adicción a las drogas, pero este es un tema que -salvo que dañe a terceros- es de la absoluta libertad individual del ciudadano, aunque Cuba tenga escasa cultura en la materia. Y una vez muerto, Formell ya no tiene cómo defenderse de críticos y acusadores y aún cuando hubiera sido el más servil con la tiranía o el comunista recalcitrante, que no fue el caso; o el mayor consumidor de crack en el tardocastrismo, que tampoco lo fue. Ha tenido la dicha de mantener su talento y de irse casi sin avisar, ahorrándose la obscenidad de una decadencia y los sufrimientos inherentes a enfermedades prolongadas.

Descansa en paz, paisano; cuando pase el tiempo y reposen las pasiones y razones; tendrás tu espacio justo en la cultura cubana; que exaltará tus virtudes y condenará tus defectos con igual intensidad y justeza. Y pondrá en perspectiva tu aporte como innovador de nuestros ritmos populares.

Mientras tanto, nos consolaremos con una de tus canciones: Qué dolor, cuando pasan ciertas cosas… Y la certeza de que con el destino no se puede. No.

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