Entre Antón y Virgilio: Reseña en dos actos

VPinera-display

El escritor Virgilio Piñera (1912-1979).

Por Rogelio Fabio Hurtado

RESEÑA EN DOS ACTOS

REPARTO: Protagonista: Virgilio Piñera. Autor: Antón Arrufat.

Imagen viva de Virgilio

“…batiendo la mano al hablar, moviendo incansable el pie cuando estaba sentado y cruzaba las piernas, ver sus gruesos, feos labios que daban paso a perennes sarcasmos y a ciertas pausas de melancolía”.

“…el cigarro flotaba llevado por una mano inquieta que no cesaba de moverse, ir a los labios, volver al espacio haciendo un arabesco semejante al de una ballerina”.

“Madrugador, dejaba temprano la cama, colaba café, tomaba unas cuantas tazas y se fumaba varios cigarros antes de ponerse a trabajar… fueron sus únicos vicios menores: no empleó anfetaminas ni otras drogas que lo mantuvieran despierto y nunca experimentó atracción por el alcohol”.

“Hasta las postrimerías de su vida se mantuvo ágil y delgado. Comía poco, y era capaz de correr tras las guaguas repletas y saltar al estribo “como un gamo con el vehículo andando”.

“En su cuerpo había tres partes hermosas: los ojos, las manos y los pies”.

Precisiones

Virgilio vivió en un pequeño apartamento, en N y 27. Antes había vivido con su familia en la calle Gervasio 121. Asegura Antón que viviendo allí escribía en el balcón, desde el amanecer: “Fue en esta casa de la calle Gervasio, rodeado -y, en cierta medida, también asfixiado- por una familia numerosa y de escasos recursos donde se convirtió definitivamente en un escritor”.

La amistad comenzó en 1955. “Veinte años Antón. 43 Virgilio. Los presentó José Rodríguez Feo, (vástago de la aristocracia azucarera criolla, graduado de Harvard, mecenas primero de Orígenes y luego de Ciclón. Permaneció en Cuba, desempeñándose por muchos años como bibliotecario de la UNEAC.

Tempranas habladurías de Eloísa, la hermanísima de Lezama

Caminando bajo los árboles de la calle 19, comenzó a hablarme de los enemigos literarios de su hermano, de sus desavenencias y disgustos y mencionó el nombre de Virgilio Piñera. El cabecilla, el más prominente de los adversarios de la poética de su hermano. Tipo lioso, inesperado en sus reacciones, contradictor, siempre en busca de camorra intelectual. Su hermano lo llamó para siempre la oscura cabeza negadora. Apártate de él, si lo llegas a conocer, me aconsejó No te conviene. Es un pájaro de talento amargo. Poco le falta para vivir en las ramas”. Muchos años después,  otro de los origenistas, Eliseo Diego, le daría el mismo consejo a Reinaldo Arenas. “Virgilio es el diablo”.

De libros y autores

Nunca quiso conservar libros. El que terminaba de leer lo regalaba o devolvía de inmediato.

En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, fue por largos años su libro de cabecera, literalmente hablando. Los tomos de la novela estaban en la mesa de noche y los repasaba antes de dormir.

André Gide fue una influencia decisiva para él.

Charles Baudelaire, cuyas Flores del mal tradujo y obsequió a Lezama Lima.

Romance en Buenos Aires:

“Graziella Peyrou, salían juntos al cine y al teatro. Un día le confesó que estaba enamorada. Piñera se dejó besar en un elevador. Hasta donde supe fue la única ocasión en que se tocaron. Tiempo después, cuando ya se había quedado a vivir en La Habana, me confió que después del beso estuvo vomitando siete días seguidos… En el tiempo final de su desolada vejez, refugiado en su apartamentico, casi sin salir a la calle ni recibir a nadie, poco antes de su muerte, aún la recordaba.

INTIMIDAD DE UN ESCRITOR

Hasta la muerte ejerció dos partes de su cuerpo. Una de ellas, el sexo, y la otra la mente. Se acostaba dos o tres veces por semana con uno de sus “puntos fijos”, a los que pagaba menudas cantidades de dinero. A esto lo llamaba sexuar. Pagar era otra manera de defender su libertad, en este caso la sentimental.

Era como pagar un servicio.

La hermana Luisa Joaquina:

“Eran muy parecidos, Luisa, dos años mayor, tenía el cuerpo menudo y flaco, el mentón borbónico, dientes deformes, claros y resplandecientes los ojos, como el hermano dilecto. Se apoyaban ante el resto de la familia ( la madre, el padre y cuatro hermanos mayores homofóbicos). Hablaban con entonación parecida, y era idéntico su sentido del humor. En sus años postreros, el hermano salía de su apartamento en el Vedado, subía a la guagua y realizaba una vez por semana el largo viaje hasta Marianao, donde residía su hermana ya casada, para verla y almorzar juntos…Luisa, al igual que su madre, estudió para maestra de escuela Leía desde jovencita buenos libros”.

Luisa está retratada en  la Luz Marina de Aire Frío, la magna pieza teatral de Virgilio. Es una lástima que Antón no precise en este caso la dirección exacta de Luisa en Marianao. Tengo entendido que era en La Lisa, cerca del Hospital Ortopédico Frank País.

“Tres años después de la muerte de su hermano, ella insistió en exhumarlo y en llevar sus restos para la ciudad de Cárdenas y depositarlos en el modesto panteón de la familia. Actualmente, tras el fallecimiento de Luisa, los dos hermanos descansan juntos, uno al lado del otro, en el mismo panteón”.

Dos hechos cambiaron en algo su vida: el fin de la revista Orígenes y el inicio de la revolución cubana.

“De participar en una pequeña revista que imprimía 500 ejemplares (Ciclón), a las páginas de un magazine de 500 mil ejemplares (Lunes de Revolución). De formar parte de un grupo de escritores minoritarios, pasar al vértice cultural de una revolución popular”.

REVELACIONES

“Samuel Feijóo en una serie de artículos publicados en el periódico El Mundo en este año clave de 1965 fue de los primeros en reclamar,  incluso exigir la erradicación violenta (“higiene social”) de los artistas homosexuales”.

-“En abril de 1971 la política antihomosexual quedó proclamada y patente durante la celebración del Primer Congreso de Educación y Cultura… Al presente estos dos acontecimientos son recordados como un puro anacronismo.

“Sitiados por la dirigencia política y la burocracia cultural, en esa extraña latitud de la muerte en vida, estas tertulias poseían un valor único. Nos devolvían -momentáneamente- el ser escamoteado”.

(Telón)

ALGUNAS RÉPLICAS DEL LECTOR

Como ha sucedido antes con las UMAP, Antón habla de política antihomosexual, tomando una parte de la verdad para ocultar el todo.

Antón informa objetivamente: “En los años setenta, la burocracia cultural de la época cumpliendo órdenes de la dirigencia política, nos había configurado en esa extraña latitud del ser: la muerte en vida. No solo estábamos muertos en vida: parecíamos no haber nacido ni haber escrito nunca”.

Una broma frecuente

En el Parque de la Funeraria Rivero (Calzada y K) se comentaba que un joven teatrista camagüeyano (Benny Caviedes (a) Benny Bola de Humo) solía telefonear a Virgilio a cualquier hora del día o de la noche para citarlo al Comité Militar, al grito de ¡Combatiente Virgilio Piñera¡ Preséntese inmediatamente en el Comité Militar, sin excusa ni pretexto. Estas movilizaciones ponían muy nervioso a Virgilio.

¿Qué pasó en La Ciudad Celeste?

Arrufat omite referirse a la Ciudad Celeste, tertulia semanal animada por Virgilio en Mantilla, en la casa familiar del pintor Juan Gualberto (Yonny) Ibáñez Gómez, cuya legítima prosapia mambisa no pudo impedir la intervención de la Seguridad del Estado, con muy lamentables consecuencias para Yonny,  quien fue echado de su profesión de diseñador en  el Instituto del Libro y forzado a cancelar durante mucho tiempo aquellas cultas veladas, donde participaban, entre otros, José Triana, Maricusa Cabrera y el novelista Abilio Estévez.  Tengo entendido que a raíz de este tan heroico operativo el propio Virgilio fue citado para ser interrogado en  Villa Marista. No creo que Antón ignore estos procedimientos no tan burocráticos, frecuentes durante aquellos años. Contaba Yonny que cuando el oficial le comunicó a Virgilio que estaba acusado de diversionismo ideológico, Virgilio le contestó que eso era imposible, porque él nunca había sido comunista.

La Resolución que impuso la Parametración nunca ha sido abolida oficialmente, y continuó aplicándose a lo largo de la década del 70: a mí, por ejemplo, me fue aplicada en el verano de 1977 por participar en un círculo de estudios de marxismo revolucionario. Desde entonces, nunca he podido rehabilitarme como profesor de Español. Parte de la estrategia comunicativa de Antón estriba en no plantear toda la verdad, aquí, por ejemplo, no menciona absolutamente nada de la Ley del Diversionismo Ideológico, que le fue aplicada con todo rigor a muchos de mis contemporáneos (René Ariza, Manuel Ballagas, Juan Gualberto Ibáñez, Jaime Bellechasses).

(Telón)

Post Scriptum

Hay que agradecerle a Antón este homenaje a su amigo Virgilio Piñera, que nos lo trae de vuelta, en su propia tinta, vivo y protestando.

CATEGORÍAS

COMENTARIOS