Fallece la actriz Hilda Oates, gran dama del teatro cubano

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Hilda Oates en su caracterización de Maria Antonia, de Eugenio Hernández Espinosa.

Por Redacción CaféFuerte

La actriz Hilda Oates, una de las leyendas del teatro cubano contemporáneo, falleció este viernes en La Habana a los 89 años.

Mujer de temperamento y  recia presencia en los escenarios, actriz versátil que transitó con brillantez el cine y la televisión, sencilla, jovial y sabia, Hilda Oates fue, en gestos y palabras, una vivaz estampa de cubanía. Su interpretación protagónica en   Maria Antonia, de Eugenio Hernández Espinosa, la convirtió en mito y referencia del teatro cubano de las últimas cinco décadas.

Nacida el 29 de marzo de 1925 en la barriada habanera de Guanabacoa, cuna de célebres artistas, Hilda tuvo una niñez marcada por la pobreza y desde muy joven se desempeñó como sirvienta.

Inició sus estudios en la Escuela de Arte Dramático en los años 60 y su primer espectáculo fue con los títeres del Teatro de Muñecos de La Habana.

Así enrumbó una trayectoria forjada en grupos como el Conjunto Dramático Nacional, Ocuje, Teatro Popular Latinoamericano, Teatro Político Bertolt Brecht, Teatro Estudio y Teatro Irrumpe, en fértil cooperación con los más connotados directores cubanos de la época.

Maria Antonia, un temperamento

“Aunque María Antonia no morirá con ella, sí que perdemos una manera de ser ese personaje tremendo, al que ella entregó su voz, su piel y su temperamento. No puedo contar en público algunas de las anécdotas que ella me reveló, o las simpáticas barbaridades de las que me hizo cómplice, pero eso no importa cuando de recordarla como se merece se trata. Qué mujer tan poderosa, y qué actriz”, escribió el crítico Norge Espinosa al conocer su deceso.

Además del emblemático personaje de María Antonia, que interpretó en varias etapas de su carrera, Hilda deja otras memorables caracterizaciones en piezas clásicas del teatro cubano como Electra GarrigóDos viejos pánicos (Piñera), Santa Camila de la Habana Vieja (Brene), y Réquiem por Yarini (Felipe), y en montajes del teatro de Federico García Lorca que hicieron historia en La Habana, como Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, Yerma y Mariana.

En el cine cubano participó en Patakín (Manuel Octavio Gómez). Cecilia (Humberto Solás), Maluala (Sergio Giral) y Habanera (Pastor Vega).

En el 2004 recibió el Premio Nacional de Teatro, compartido con el dramaturgo y director Héctor Quintero.

Cumpliendo su última voluntad, sus restos fueron cremados.

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