Funcionario defiende cancelación de muestra de Pedro Pablo Oliva

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Dibujo de Pedro Pablo Oliva que ilustra su declaración pública, publicada en la internet.

Por Redacción CaféFuerte

Las autoridades culturales cubanas defendieron el “derecho institucional” para cancelar una exposición del reconocido pintor Pedro Pablo Oliva, y criticaron al artista por sus recientes declaraciones en una carta pública.

En una carta divulgada el pasado viernes, Rubén del Valle, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP), salió al paso a las declaraciones hechas por Oliva tras anunciarse la suspensión de la muestra Utopías y disidencias, prevista para inaugurarse en el Museo de Arte Pinar del Río (MAPRI), el pasado 10 de septiembre.

“Con ello ejerzo el derecho institucional a tomar las decisiones que estimemos pertinentes en la implementación de la política cultural, en la búsqueda de favorecer un clima propicio para la socialización y democratización de lo mejor de la creatividad visual contemporánea y de ampliar cada vez más los márgenes de la recepción y de la asunción de los contenidos más disímiles”, dijo Del Valle en su respuesta al mensaje publicado por Oliva en su sitio digital.

En su manifiesto, el laureado pintor, de 65 años, culpa a Del Valle por la cancelación de Utopías y disidencias, y arremente contra la Seguridad del Estado por las continuas llamadas a sus amigos y colaboradores cercanos con la intención de vigilar su vida privada y crear un clima de suspicacia en torno a él y su familia.

El funcionario dijo sentirse sorprendido por la afirmación de Oliva sobre la incertidumbre generada en torno a la muestra, y rechazó la existencia de manipulación del caso por “poderes ocultos”. Sin embargo, admitió que existe preocupación por las “posiciones contrarrevolucionarias” que se vinculan a los hechos.

Caldo de cultivo

“Sería ingenuo de mi parte no tener en cuenta que además, en ese contexto afloran paralelamente, individuos con posiciones beligerantemente contrarrevolucionarias que han encontrado en estas circunstancias un excelente caldo de cultivo en el que desarrollar su activismo político”, escribió Del Valle.

En un correo electrónico enviado a amigos y medios de comunicación el pasado 5 de septiembre, Silvia Oliva, hija y representante del pintor, informó de la cancelación de la apertura de Utopías y disidencias tras la visita de Del Valle a Pinar del Río, considerando que no existían condiciones subjetivas favorables en la ciudad.

La propuesta del CNAP es que la exposición se inagure en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, en La Habana, en febrero próximo, y en el MAPRI en mayo del 2015, como parte del programa de muestras colaterales de la Bienal de La Habana. Oliva se niega a aceptar la propuesta.

Del Valle dijo sentirse también contrariado por el dibujo de la serie Utopías y disidencias que Oliva escogió para ilustrar su carta en la internet. En la ilustración, aparece un hombre amordazado junto a la expresión siguiente: “Les hice un cuento en chino, pero no entendían español”.

Silvia Oliva explicó a CaféFuerte que la carta fue concebida por el pintor “para hacerla circular entre artistas, amigos, instituciones responsables y personas interesadas en saber su posición personal sobre el tema”.

A continuación CaféFuerte reproduce la carta del pintor Pedro Pablo Oliva y la respuesta del presidente del CNAP:

DECLARACIÓN DE PEDRO PABLO OLIVA SOBRE LA CANCELACIÓN DE LA EXPOSICIÓN “UTOPÍAS Y DISIDENCIAS”

A mis amigos, a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, al Ministerio de Cultura, al Consejo Nacional de las Artes Plásticas y a la Asociación Hermanos Saíz. A todos los que continúan solicitando insistentemente una explicación acerca de la cancelación de mi muestra personal en el MAPRI.

A petición del Museo de Arte Pinar de Río (MAPRI), en el 2011 comencé a trabajar en una muestra que para septiembre del 2014 estaba lista con los últimos trabajos de una nueva serie: Utopías y disidencias. La misma dialogaba sobre mis inquietudes estéticas, sociopolíticas y filosóficas del momento, algo recurrente en mi trabajo desde sus inicios, pero que en esta oportunidad me hacía retornar de forma más evidente aquella primera vocación del cómics y la crónica humorística. Los especialistas del MAPRI, tras considerar detenidamente el proyecto, lo aceptaron sin reparos.

Hace alrededor de cuatro meses, en un encuentro con la directiva del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP), les informé que había conformado una muestra personal, presentándoles el proyecto curatorial correspondiente, donde se incluían imágenes de la serie.

Dicho proyecto proponía una muestra itinerante que recorriera tres puntos claves en el debate cultural, artístico y sociopolítico cubano: Pinar del Río, La Habana y Miami. El objetivo era crear a través del arte un punto de convergencia entre estos tres sitios, un diálogo sobre temas comunes entre públicos cubanos de diferente contexto.

El itinerario comenzaría por Pinar de Río, honrando el compromiso largamente contraído con el MAPRI, por tratarse de mi ciudad de origen y el lugar que donde vivo hace 65 años, y por ser de suma importancia para el sentido de mi obra reciente, el ámbito donde nació la temática de Utopías y disidencias.

La Habana, su segunda parada, colocaba a la exposición en el centro cultural más importante de la isla. Concluiríamos en Miami, puesto que hace varias décadas que la comunidad cubana residente allí valora, atesora y promueve una parte sustancial del arte cubano contemporáneo y de todos los tiempos, deviniendo naturalmente un enclave esencial para la cultura cubana.

En esta primera reunión en el CNAP, expusimos algunas inquietudes acerca de una diapositiva donde se mostraba, sin autorización, una de mis obras más conocidas, como parte de las imágenes que “ilustraban” la “subversión” y la manipulación ideológica del enemigo en el ámbito de la cultura, en una conferencia impartida por un oficial del MININT a un grupo de directivos y académicos de la Universidad de Pinar del Río. Algunos de los allí presenten nos llamaron la atención sobre el comentario del oficial, al detenerse en la diapositiva, de que hay artistas que reciben dinero del “enemigo”. A ello se suman las continuas llamadas, por parte del oficial de la Seguridad del Estado que “atiende” el sector cultura en Pinar del Río, a nuestros amigos y colaboradores cercanos, con la intención de vigilar nuestra vida privada, creando, como es lógico, un clima de suspicacia con respecto a mí y a mi familia.

Atendiendo a esta inquietudes, y percibiendo el riesgo de que sobreviniera una radicalización de estas condiciones, Rubén del Valle Lantarón, presidente del CNAP, nos sugirió que consideráramos, a modo de alternativa, exponer primero en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam en La Habana. En su opinión, exponer en esta institución, “la más importante del contexto artístico cubano”, con un curador asignado, era una forma de legitimar mis obras, limar asperezas y así evitar problemas mayores. En aquella reunión, quedamos en que lo pensaríamos y le daríamos una respuesta.
Debo precisar que Utopías y Disidencias, narra fundamentalmente las historias y divagaciones de un personaje, “Utopito”, que es un cubano, pinareño por demás, lleno de contradicciones, unas veces lúcido y otras no tanto, que intenta explicarse el mundo y su propia realidad. Se trata de un hijo de la tradición plástica cubana, heredero de El Bobo de Abela, del Salomón de Chago, o de El Loquito de De la Nuez.

Algunas piezas de la serie ya habían sido vistas en varias muestras dispersas en La Habana y en el propio Pinar del Río, entre ellas en “Dream City”, organizada en el MAPRI en noviembre de 2011, durante el 2012 en “AB&C”, organizada por la Galería Collage Habana para la 11na. Bienal en la Sala Tangana, Hotel Nacional de Cuba; ese mismo año otras se exponían en la Galería Villa Manuela de la UNEAC, mientras que en lo que va del 2014 se incluyeron cuatro piezas en “Miradas”, muestra homenaje por los 30 años de la Bienal de La Habana en Factoría Habana, y otras cuatro en la exposición colectiva “A este lado del paraíso”, en la Galería El Reino de este mundo, de la Biblioteca Nacional José Martí. Incluso, uno de los dibujos de la serie fue seleccionado como portada para la carpeta entregada a los delegados del Congreso de la UNEAC este mismo año.

Tomando en cuenta todo lo anterior, y pensando además que hacía 20 años no hacía una exposición personal en Pinar del Río -desde “El Gran Apagón”-, decidí que a pesar de todo no debíamos romper nuestro compromiso inicial y continuar con el itinerario previsto. Fijamos con el MAPRI las fechas de la muestra, del 10 de septiembre al 14 de noviembre, día este último en que se cumpliría el 13 aniversario de esta institución.

Todo ello fue informado en carta al Presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, firmada por mi representante y enviada el 16 de julio del 2014, de la cual cito textualmente un fragmento:

“Pedro Pablo y nuestro equipo de trabajo, después de haber reflexionado detenidamente a propósito de la conversación en el Consejo, y de constantes intercambios y debates en las últimas semanas, hemos convenido en iniciar el periplo de la exposición teniendo como primera sede la ciudad de Pinar del Río. Conversamos con el director del MAPRI, Juan Carlos Rodríguez, y luego de entregarle el proyecto y exponerle nuestras dudas, el MAPRI mantiene su disposición de acoger Utopías… y asume con responsabilidad el trabajo conjunto. Téngase en cuenta además que la serie se concibió teniendo por motivo y fuente de inspiración primeros la relación del artista con sus coterráneos –como ya se ha expuesto, su protagonista, Utopito, es un pinareño-, y la muestra desea comenzar su diálogo con los públicos de nuestra ciudad. Utopías y Disidencias es también, en cierto modo, un canto, un homenaje de Pedro Pablo al pueblo pinareño.

Existen otras razones de peso para esta toma de decisión. La muestra festeja las dos décadas de El Gran Apagón, obra medular que fuera realizada y expuesta por primera vez en Pinar del Río entre 1994 y 1995. Por otro lado, y creemos que este constituye el argumento de mayor peso específico, hace precisamente 20 años que Pedro Pablo no realiza una exposición personal en su ciudad; aunque es un orgullo para Pinar del Río contar con un maestro de su categoría, contradictoriamente pocas veces su tierra natal ha tenido la oportunidad de ver su obra de conjunto. Se une a ello los trece años del MAPRI (la clausura de Utopías… abrirá el marco de las actividades por el aniversario), institución que fue creada gracias al empuje de Oliva en pos del crecimiento cultural de la región. Por último, la muestra también celebrará simultáneamente, a lo largo de su itinerario, los 65 años de vida y los 45 de carrera artística de Pedro Pablo Oliva.

En conclusión, por acuerdo del Museo de Arte Pinar del Río y del Estudio de Arte de Pedro Pablo Oliva, la exposición será inaugurada en el MAPRI el 10 de septiembre de 2014 y estará en sala hasta el 14 de noviembre. El presidente del CPAP en Pinar del Río, Yoan Lorenzo, está al tanto. La serie Utopías… es en verdad mucho más amplia que la muestra a exponer en el MAPRI, por lo que presentaremos al Centro W. Lam el proyecto de modo que lo tenga en cuenta para el próximo año.”

En efecto, entregamos también el proyecto curatorial en la oficina de Jorge Fernández, director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, con la petición de que lo discutiera en septiembre con su equipo, como dicta el protocolo, para considerar su inclusión en el cronograma de exposiciones del año 2015, con la condición de que no existiera ningún curador asignado, puesto que la exposición ya tenía curador.

Cuál no sería mi sorpresa cuando apenas una semana antes de la inauguración en Pinar del Río recibimos la visita de Rubén del Valle para informarnos que la exposición estaba cancelada, y pospuesta, porque el contexto actual (refiriéndose a Pinar del Río) no ofrecía la garantía de condiciones favorables desde un punto de vista que subrayaba como subjetivo. No me han aclarado, hasta el momento, la naturaleza concreta de estas garantías inexistentes o en qué, quién o quiénes reside la subjetividad desfavorable que motivó la cancelación.

Lo cierto es que no podré entender nunca cómo a un creador cubano Premio Nacional de Artes Plásticas, Maestro de Juventudes, Orden por la Cultura Nacional, Orden Alejo Carpentier, Utilidad de la Virtud, entre otras, se le puede dar una respuesta tan evasiva, cuando se supone que el otorgamiento de tales honores le concede un voto de confianza a su depositario.

Si todos estos años de compromiso personal con el arte, con la cultura cubana y con el debate de ideas que todos debemos emprender en Cuba para construir un país mejor, parecen no haber servido de nada, y no merecer un mínimo de respeto y transparencia, PROPONGO reunir un jurado de prestigiosos intelectuales cubanos de cualquier rama de la creación o el pensamiento para que determine si aún poseo los méritos suficientes para conservar tales distinciones. Intelectuales de diferentes generaciones, manifestaciones, pensamientos, posturas ideológicas, tal y como es Cuba, su cultura y su arte para que emitan su juicio sin permitir la mediación de otra subjetividad que no sea la propia.

Sé que es injusto proponer nombres, pero a mi mente vienen Roberto Fernández Retamar, Eusebio Leal, Silvio Rodríguez, Reynaldo González, Eduardo Torres Cuevas, Abel Prieto, Guillermo Rodríguez Rivera, Graciela Pogolotti, Miguel Barnet, Roberto Fabelo, Nelson Dominguez, Adelaida de Juan, Pablo Armando Fernández, José Villa, Lesvia Vent Dumois, Desiderio Navarro, Leo Brower, Pablo Milanés, Carlos Valera, Eduardo Ponjuán, Manuel Mendive, Manuel López Oliva, René Francisco, Leonardo Padura, Antón Arrufat, Carlos Díaz, Flora Lauten, Polito Ibañez, Rosario Cárdenas, Senel Paz, Fernando Pérez, Arturo Soto, Lázaro Saavedra, Nelson Herrera Ysla, Lliliam Llanes, Gerado Mosquera, Tania Brugueras, Magalys Espinosa, etc., etc., y tantos más… entre los que incluyera, si pudieran estar entre nosotros, a Alfredo Guevara, Virgilio Piñera, Cintio Vitier, José Lezama Lima, Nicolás Guillén, Heberto Padilla, Dulce María Loynaz, Antonia Eiriz, Santiago Feliú, Guillermo Cabrera Infante, Jesús Díaz…

Profeso respeto por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, por su equipo de trabajo, por su historia y por su papel en el desarrollo de la cultura visual cubana. Es por ello que la primera vez que exponga allí, si alguna vez sucede, no lo haré por las razones equivocadas. La legitimación de mi obra, y entiéndase por ello la medida de su mérito artístico, pertinencia social y valía cultural después de 45 años de trabajo incesante, no puede quedar a expensas del lugar donde se expone, ni mi entrada a un espacio de arte puede estar determinado por razones otras que no sean las artísticas. No puede ser que el Centro Lam llegue a ser algo así como un salvoconducto para que mis obras se reciban después en otros espacios sin mayores desvelos o sobresaltos. Mi obra dialogará con los demás por su propia cuenta, dondequiera que esté, y pasará lo que tenga que pasar. Por demás, no me interesa probar nada, no necesito nada para reafirmarme en lo que soy, un artista cubano, no de La Habana o de Pinar.

A estas alturas no es posible discernir con absoluta claridad si la cancelación de “Utopías y disidencias” fue una decisión tomada o una presión ejercida desde mi provincia, o si por el contrario “vino de más arriba”. Nadie me aclara nada. Nadie me dice nada. Solo tengo en mi memoria a Rubén del Valle culpándose de todo. Los extraños fantasmas que manipulan esta situación, solo espero que un día den la cara.

Pero una cosa sí tengo por segura: si el MAPRI y Pinar del Río no son también Cuba, si aún hoy, a apenas unos meses del último congreso de los escritores y artistas cubanos, una exposición de arte puede ser cancelada por decreto en una institución pública sin más explicaciones, me pregunto si esto no es una muestra más de la necesidad de cambiar nuestras políticas culturales. Me pregunto ¿qué es un intelectual, sino un hombre que intenta cambiar el mundo siempre, siempre para mejorarlo?

Pedro Pablo Oliva

CARTA DEL PRESIDENTE DEL CNAP A PEDRO PABLO OLIVA

Fecha: 2014-09-20

Estimado Pedro Pablo:

En la noche de ayer, mientras asistía a un homenaje a José A. Figueroa por sus 50 años de vida artística, varios creadores me llamaron para preguntarme si conocía la última declaración abierta que Pedro Pablo Oliva había publicado en su sitio web. Mucho fue mi desconcierto al leer el texto que encabezaba su página, antecedido por un dibujo de su serie Utopías y disidencias donde un Utopito amordazado cavilaba: «les hice un cuento en chino pero no entendían español»

Aunque no acostumbro a intervenir personalmente en diatribas públicas, y me resultan además muy poco gratas, fecundas o edificantes las sagas que generan en la red tales debates, he decidido en esta oportunidad exponer brevemente mi punto de vista. Me motiva en primer lugar el profundo respeto y admiración que siento por Ud. y por su obra, transparente, de indagación social, lúdica, valiente y siempre hermosa. Me motiva también la confusión que han generado en el medio los argumentos que esgrime en su texto y especialmente el modo superficial con que asume la autoridad de mi gestión en este asunto.

Reitero una vez más que asumo la total responsabilidad por las decisiones adoptadas a nombre del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, al estructurar y proyectar la estrategia de circulación y promoción de la exposición que Ud. nos presentó. Con ello ejerzo el derecho institucional a tomar las decisiones que estimemos pertinentes en la implementación de la política cultural, en la búsqueda de favorecer un clima propicio para la socialización y democratización de lo mejor de la creatividad visual contemporánea y de ampliar cada vez más los márgenes de la recepción y de la asunción de los contenidos más disímiles. Me sorprende que luego de dos largas conversaciones donde cada cual expuso con absoluta franqueza e independencia sus puntos de vista, y cuyos resultados podrían considerarse acuerdos acerca de los destinos de su exposición, Ud. hiciera públicas incertidumbres referentes a que «nadie le aclara nada». Me resulta inadmisible su apreciación de que he sido orquestado o manipulado para ser la cara de una decisión tomada desde poderes ocultos.

También me resulta insólito su llamamiento a revaluar la pertinencia de sus premios y distinciones, incluso catalogaría de pueril la idea de un jurado y la cita respectiva de nombres de intelectuales y artistas, cuando bien sabe que su trascendente protagonismo en la cultura cubana no está en tela de juicio. Le recuerdo que mi proposición nunca cuestionó su obra, los contenidos de las piezas que integraban el proyecto, ni de la idea curatorial o la concepción general del mismo. Mi decisión de cambiar el orden de la itinerancia de la muestra se fundamentaba en los argumentos que Ud. mismo me ofreciera por escrito en la carta firmada por su hija Silvia el 16 de mayo del presente año, luego reiterados en esta reciente declaración, relativos a tensiones y actitudes de algunos funcionarios de instituciones de Pinar del Río, que resultan poco favorables a su persona y a su obra. Sería ingenuo de mi parte no tener en cuenta que además, en ese contexto afloran paralelamente, individuos con posiciones beligerantemente contrarrevolucionarias que han encontrado en estas circunstancias un excelente caldo de cultivo en el que desarrollar su activismo político.

Entendí que de realizarse Utopías y Disidencias primero en La Habana y luego en Pinar del Río desmitificaría la literalidad con que esta serie asume la crónica humorística de la cotidianidad cubana, y de su natal terruño, según Ud., cautivo hoy de prejuicios maniqueos y radicalismos extremos en sentidos encontrados. Nunca le propuse legitimar ni oficializar su proyecto, solo buscaba multiplicar las posibilidades de una recepción desprejuiciada, polisémica, donde el centro de las reflexiones se enfocara hacia su obra y no solo en interpretaciones manipuladoras de las posibles intenciones o signos político-ideológicos que ella portaba. La propuesta fue exhibir la muestra primero en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, la institución más prestigiosa del país en ese campo, cuya gestión se ha caracterizado por defender el compromiso del arte y los artistas con la realidad y con su tiempo; y luego organizarla en Pinar del Río, como parte del programa de exposiciones colaterales de la Duodécima Bienal de La Habana. Insisto en que desde nuestra primera conversación, mi propuesta solo suponía cambiar el orden del periplo, contribuyendo así a que la exposición se presentara en La Habana, Pinar del Río, y en otras posibles locaciones.

Hoy libelos de la contrarrevolución circulan con frenesí la noticia de que «el régimen censura una exposición de Pedro Pablo Oliva». Menudo censor ese que instrumentado por el «régimen» propone al artista multiplicar y jerarquizar las posibilidades de proyección de su trabajo nacional e internacionalmente. No es la primera vez que intentan manipularnos y alejarle de las instituciones cubanas.

Le reitero que creo en el diálogo directo, transparente, franco, y en la estatura moral de la palabra empeñada. Ciertamente, el desbroce hacia una Cuba cada vez mejor no se trata de transitar por un campo de violetas, como Rufo Caballero nos insinuara que usted la asume, en una de las más lúcidas lecturas que se han hecho de su trabajo. Las contradicciones de un terreno minado nos imponen desafíos donde cada cual juega su rol desde posiciones distintas, pero no necesariamente antagónicas. Creo y apuesto por el futuro de esta patria nuestra, forjado en un proyecto de emancipación y utopías; confío en la capacidad de la política cultural de la Revolución para generar y propiciar el diálogo, en el respeto a las posiciones del otro, y en la ampliación cada día más de los márgenes de la libertad de creación. Trabajo todos los días y pongo mi mayor empeño en aportar a ello lo mejor de mi capacidad humana e intelectiva. Con profundo agrado lo invito a visitar el 6to Salón de Arte Cubano Contemporáneo donde nuestros más jóvenes creadores han hecho despliegue de agudeza, rigor estético y compromiso con su realidad y con su tiempo.

Con todo mi respeto,

Rubén del Valle Lantarón
Presidente
Consejo Nacional de las Artes Plásticas

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