Lilo Vilaplana, las mariposas y el microteatro en Miami

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Escena de Putas Maripositas, dirigida por Lilo Vilaplana.


Por Manuel Vázquez Portal
El microteatro nació en un prostíbulo. Trece habitaciones del viejo burdel de la calle Ballesta en Madrid le dieron cuna. Unos 50 artistas, entre autores, directores y actores lo trajeron a la vida. La idea fue de Miguel Alcantud y se hizo realidad en noviembre de 2009. 
Desde entonces no ha cesado de crecer y expandirse. Llegó a Miami hace muy poco pero ya goza de fama y público asiduo. Por los contenedores del patio del Centro Cultural Español en esta ciudad han pasado miles de espectadores y decenas de directores y actores.
Lilo Vilaplana también llegó hace poco a la ciudad. Vino desde Colombia y dejó tras de sí una estela de triunfos que culminaron con las exitosas series televisivas El Capo. En Miami ya ha hecho sentir su presencia, codirigió para Telemundo la serie Los dueños del paraiso y ha llavado a los contenedores del Microteatro dos piezas que han sobresalido por la asistencia del público. La primera fue Habitación 305 y la segunda, que se estará presentando hasta este fin de semana, se llama Putas Maripositas, escrita por Diego Salazar y actuada por Daniela Macías y Alfredo Cuéllar.
Microteatro es un formato teatral que consiste en la representación de una pequeña obra de duración inferior a los 15 minutos para un número entre 15 y 20 espectadores, representado en un escenario en el que el público se encuentra integrado dentro de una sala de medidas inferiores a los 15 metros cuadrados.
Un poco de cursilería para vivir
El microteatro se caracteriza por el desarrollo de varias obras simultáneamente en sesión continua. Las obras representadas contienen las características propias de una obra tradicional. Requieren un guión previo y una puesta en escena uniforme y permanente mientras se represente.
Algunos aseguran que el microteatro puede entenderse frente al teatro más convencional como el cortometraje al largometraje o el cuento a la novela. La intención es captar la esencia de un tema y expresarla en un periodo corto de tiempo ante un número limitado de espectadores a través de un reducido número de actores que no suele sobrepasar la cifra de tres.
Putas Maripositas cumple todos estos requisitos bajo la exigente y exquisita dirección de Lilo Vilaplana. Pero sobresale por su tema: la necesidad de un poco de cursilería para que la vida no sea tan árida como suele presentarse.
Una joven mesera de un bar, fan número uno de un poeta conocido por la crudeza con que refleja la vida, tiene la oportunidad de conocerlo. Bajo una lluvia torrencial le tiende una celada dentro del bar de la cual el poeta no puede escapar y se produce entonces lo inusitado. El poeta escribe de otro modo y la mesera, tras un duro conflicto existencial, comprende que ese cursi revoleteo de maripositas que el amor coloca en el estómago es cierto y necesario.
La piel de los actores
Daniela Macías, la mesera Cindy, creció en medio del teatro y la televisión, mientras su padre, el conocido director cubano Eduardo Macías desarrollaba una destacada carrera. Actriz de dotes excepcionales y belleza subyugadora se hizo popular mientras encarnaba el papel de Susana en la telenovela En otra piel, difundida por Telemundo.
Ahora se nos presenta en Putas Maripositas con un personaje riguroamente conseguido, en que las raudas transiciones y una expresión corporal impecable, la humanizan hasta hacerla familiar y dolorosa. Su Cindy es un personaje que se resuelve con una economía de recursos actorales propios de una experimentada actriz. Ahí, con la respiración de los espectadores, diríase, que en la nuca logra una progresión dramática que al final arranca aplausos frenéticos.
Por su parte, Alfredo Cuéllar, nacido en Cali, Colombia en 1981, tomó clases de teatro en la Universidad del Valle y también en el estudio de actores de Cali. Luego viajó a Bogotá para estar vinculado con la vida artística de esa ciudad. Desde que llegó a Bogotá ha participado en muchas obras de teatro, las cuales son El ángel de la culpa y La cándida Enérida y su abuela desalmada. Su debut en telenovelas fue en el 2005 con El baile de la vida, gracias a esa producción recibió el Premio Caracol al mejor actor revelación. Hace de su personaje, el poeta Ben Corona, una verdadera joya de la actuación. Va de la sorpresa al desconcierto, y del desconcierto al reconociento de la realidad sin que irregulatidad alguna empañe su actuación.
Putas maripositas, que tuvo como directora de arte a Valeria Fiñana, es una de esas pequeñas piezas concebidas para el microteatro que se convierte en gran obra gracias al tema abordado y la exquisitez con que fue dirigida. Lilo Vilaplana, demuestra en ella, una vez más, que sabe cómo sacarle a cada actor todo lo que es capaz de dar sobre las tablas. Quien lo dude, vaya este viernes, sábado y domingo a Microteatro de Miami, y pregunte por Putas maripositas.

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