Primer pasajero en este extraño viaje

VazPortaldisplayPor Carlos Alberto Montaner*
Es un provocador. Manuel Vázquez Portal ha escrito un libro de sonetos, sólo de sonetos. Lo ha titulado En el extraño viaje, y cierto que lo es: uno de los más atrevidos que he recorrido.
Que se trata de un gran poeta, de eso no hay duda, pero esta vez se ha pasado de la raya. Publicar un libro se sonetos en el año 2015 requiere cierto valor personal y una seguridad en sí mismo vecina a la temeridad.
Primero, por la época. Vivimos en la era de las naves espaciales, donde reina su Majestad Internet, los lectores y redactores viven inmersos en un raquítico universo de 140 caracteres, y la postmodernidad se ha instalado en la cúspide de las Ciencias Sociales. Escribir sonetos a estas alturas es como participar en una guerra nuclear armado con una honda y 14 piedras, una por cada verso del poema.
Segundo, porque el soneto es una forma poética renacentista, muy antigua, tomada del italiano, cultivada por todos los grandes poetas, desde Petrarca a Neruda, y resulta muy arriesgado sacar a pasear las musas con éxito por ese intrincado laberinto erizado de talento y poblado por centenares de extraordinarios escritores.
Entre la melancolía y el desdén
Vázquez Portal lo logró. ¿Cómo lo hizo? ¿Cuál es su fórmula? Una original combinación entre la melancolía, el desdén, el humor, y, cuando se tercia, el uso sin tapujos del lenguaje escatológico:
“Sin partido”
Una canción bien cursi necesito/ y un amigo borracho que hable mierda
Como suele ocurrir con los buenos poemarios, la obra, al margen de su obvio valor literario, sirve como un retrato de la psicología del autor. ¿Cómo es este poeta? Lo primero que sobresale es su rebeldía. VP tiene problemas con la autoridad convencional, impuesta por la tradición o por la fuerza. No sabe acatarla. No le da la gana de respetarla. No quiere hacer concesiones. Sólo reconoce y se subordina voluntariamente al talento ajeno.
Lo dice claramente en “Sin mecenas”: Présteme, Don Alonso, su bacía
Vázquez Portal admira ese punto de locura quijotesca que consiste en batallar contra los malvados, sin reparar en el precio que se pague por ello.
Por eso, cuando vivía en Cuba, acabó enfrentado al Leviatán comunista, aunque le hubiera sido mucho más rentable amoldarse oportunistamente a la voz de un amo formidable e implacable al que sabía que no podía derrotar. A una persona con su talento le hubieran pagado muy bien los aplausos. Prefirió, en cambio, no venderse y optó por continuar su lucha en el exilio, burlándose de los textos escritos por Fidel Castro, pomposa y falazmente llamados Reflexiones:
“Reflexiones del Cagandante”
Cansado de ejercer malos oficios
se dio a la reflexión, la escribanía
una diarrea de arcaica letanía
que le brota por otros orificios

Cantar a la belleza
Ese soneto, muy quevedesco, lleva de exergo, cómo no, un verso de Quevedo (Cágome en el blasón de los monarcas) perteneciente a uno de los más hilarantes poemas escatológicos del gran barroco español: La voz del ojo que llamamos pedo.
En esa misma tesitura, o parecida, cuando Vázquez Portal aborda los Sonetos de amor carnal comienza declarando su voluntad de cantar a la belleza, pero enseguida se desliza hacia otras latitudes menos vaporosas:
Le prometí un poema a tu belleza
y terminé escribiéndole a tus nalgas
cerriles y frondosas –dos hidalgas
gemelas que impidieron mi promesa

El humor juguetón a veces transita por la vieja fórmula de la jitanjáfora, sonora e incomprensible, acuñada por el también poeta cubano Mariano Brull. Dice VP:
Firúlica alcución desmolitada,
burolica espotral donde laudico.
Insúclito prechón del estonico
que playe en una rur dascalitrada.

Pero donde el oficio de poeta y la cultura se mezclan mejor con el instinto de escritor, es cuando Vázquez Portal compone un elegante soneto, perfectamente, comprensible, utilizando sucesivamente los versos de trece poetas, agregando él mismo el décimo cuarto: Quevedo, Darío, Neruda, Plácido ( Gabriel de la Concepción Valdés), José Martí, Miguel Hernández, Sor Juana Inés de la Cruz, Dante, Rilke, Nicolás Guillén, Cervantes, Juan Ramón Jiménez y, por último, Vázquez Portal.
Este pequeño tour de force, que es también una obra maestra, se titula: Soneto postmoderno con apropiaciones muchas y nómina incluida.
Por muchas razones, vale la pena leer la obra. Este soneto prodigioso es una de ellas.
*El poemario En el extraño viaje, de Manuel Vázquez Portal, se presentó este viernes en el Café Demetrio de Coral Gables. Este texto corresponde al prólogo del libro y fue cedido por su autor para su publicación en CaféFuerte.

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