Reflexiones de la Caimana: Del carácter conservador del pueblo cubano (final)

BrujasGoya

“Las Brujas”, de Francisco de Goya. Detalle del cuadro perteneciente a la colección al Museo Lázaro Galdiano, en Madrid.

Por Ramón Alejandro*

La trova del Papa Paco de Roma sofoca a Fátima de Homestead. nuestra Gran Señora de las ondas radiales de Miami. Y tiene muchísima razón en sofocarse. Porque parece que hay otro cisma que amenaza a la cristiandad –Brete Habemus,  como se dice en latín.

No bastaba con aquellos recalcitrantes ortodoxos de Bizancio en el siglo X y con los alevosos alemanes del travieso Lutero que tanto daño hicieron en el siglo XVI,  permitiendo -con el entonces reciente invento de Guttenberg, la maleintencionada imprenta- que los fieles pudieran leer el avangelio en sus propias casas y en sus lenguas vernáculas, y, por lo tanto, osar interpretarlo por ellos mismos sin tener que esperar a que el cura se los explicara a su manera.

Últimamente es el mismo Anticristo quien parece haber logrado encaramarse en el Trono de San Pedro. Porque el mitrado socio que ahora lo ocupa casi se ha declarado socialista, según nos alerta la paladina de la Cruzada contra el abominable Obama, nuestra autoproclamada Mokongo Machévere del plante abakuá del sur de la Florida.

Peligrosas enseñanzas del evangelio

El Papa Paco de Roma nada menos que ha desempolvado y sacado a la luz ciertas peligrosísimas enseñanzas del evangelio que por tantos siglos la Santa Madre Iglesia había mantenido en el closet con su debido tono menor, como lo fue esa imprudencia de Cristo al multiplicar y repartir de gratis los panes y los peces en aquel memorable Sermón de la Montaña -sin cobrarles el almuerzo- y mucho peor, eso de expulsar a los mercaderes del Templo de Jerusalén por aprovecharse de la fe de los ingenuos para medrar y enriquecerse, como tantos hacen aún hoy en día con los crédulos fieles de las actuales religiones. Eso no se debe hacer porque provoca mucho desempleo: ¿De qué van a vivir acaso esos pobres mercaderes?

Diecinueve siglos antes de Carlos Marx, el dulce Jesús nos advirtió de temeraria manera que las riquezas corrompen el corazón de los ricos. Aquella parábola del rico Epulón que daba las sobras de sus banquetes a sus queridos perros y no le dejaba ni una migaja al zarrapastroso Lázaro, ¿Qué diablos le habrá dado a Jesús, o qué mosca marxista le habrá picado el día que contó esa fábula? Por poco inventa del tiro el Obamacare el muy izquierista.

A Fátima le pasó lo mismo que a aquel bienintencionado jovenzuelo cuando le preguntó a Jesús qué debía hacer para ganar el Reino de los Cielos, al cual el Mesías respondió:

-Ve y vende todas tus posesiones y dáselo a los pobres.

Hasta ahí le llegó su fe. Esta muy bien esa cantaleta caritativa del Mesías, pero que no me vengan a trastornar mi cuenta en el Bank of America.

La peluda oreja del comunismo

Hasta San Agustín tendría que parecerle sospechoso a la avispada Fátima de Homestead, porque por ahí dejó dicho en un desliz que cuando se está en alguna situación extrema -como por ejemplo en un estado de sitio- la propiedad privada es un crimen. Ese Santo Varón se le adelantó como 10 siglos al francés Proudhome, quien fraguó aquel eslogan revolucionario que tuvo tanto éxito: La propiedad privada es el robo.

Nada, que la Teología de la Liberación la tenían metida ya hace siglos los cristianos entre ceja y ceja  -a lo mejor hasta de nacimiento-, vaya usted a saber. Porque en las bodas de Caná ya se le vio la punta de la peluda oreja comunista al mismo Mesías, con aquel truco de dejar el mejor vino para lo último de la pachanga. Ni hablemos de San Francisco de Asís, que predicaba a las aves, convirtió a un lobo en amiguito de los corderos, tuvo muy cordiales relaciones con otros bichos más o menos domésticos, y desde joven había hecho voto de pobreza para su propia menda. Igualitico a ver a Nicolás Maduro hablando con el espíritu de Hugo Chávez a través de pajaritos y quien parece haber hecho voto de pobreza, no para él, sino para el incauto pueblo venezolano. Fíjense en esa sospechosa coincidencia aparentemente inocente: ahí tiene que haber gato encerrado.

Fátima tiene tanta razón como la tenía el ingenioso hidalgo Don Quijote, porque hoy en día nos hacen falta muchos caballeros andantes como ella, para librar a este perro mundo moderno de la caterva de enemigos tales como Edmundo García, Carlos Alberto Montaner, Alicia Alonso, Juana Bacallao, medio Partido Republicano, los políticos cabilderos de la misma calaña de los Díaz Balart, Willy Chirino, Einstein, Mussolini, El Diablo Colorado, García Márquez, Luis Carbonell, Bocaccio y otros tantos que, sin cesar, conspiran contra sus innatas convicciones conservadoras. Solo el Tea Party parece tener en sus manos la respuesta, nos alerta Fátima en sus sermones radiales por Radio Changüí,

¡Ánimo valerosa caballera andante, hasta la victoria siempre! ¡Viva Cristo Rey y abajo los Molinos de Viento!

*Reflexiones de la Caimana es una sección de crónicas y testimonios que publica el pintor cubano Ramón Alejandro en CaféFuerte.

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