54 Serie Nacional: Ciego de Avila, campeón en tiempos raros para el béisbol cubano

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Los Tigres dal rienda suelta a la celebración anoche en el estadio José Ramón Cepero, en Ciego de Avila. Foto: Ricardo López Hevia


Por Eric Reynoso
Ciego de Ávila se llevó finalmente el título de la 54 Serie Nacional de Béisbol con una victoria de 7×2 sobre los incansables de Isla de la Juventud para poner fin a un campeonato lastrado por la inconsistencia de los equipos de tradición ganadora y la merma general de la calidad de los jugadores.
Valga reconocer a los Tigres avileños y a los Piratas pineros que en medio de la apatía reinante en la pelota nacional, supieron imprimirle pasión y pimienta a la finalísima, y regalarnos una subserie peleada y sangrada hasta el último minuto, haciendo olvidar por un momento las penurias que arrastra nuestro pasatiempo nacional.
El gran artífice de la victoria de este sábado en el José Ramón Cepero no fue otro que el astro derecho Yander Guevara, que supo crecerse a la hora buena con un pitcheo inteligente y diseminar los ocho hits que toleró en siete capítulos.
No le faltó presión, pero hasta la suerte le sonrió a Guevara. Los pineros entraron agresivos y trataron de romper el celofán en el mismo capítulo de apertura por metrallazos del capitán Michel Enríquez y de Luis Felipe Rivera, pero el lanzador metíó el brazo y dominó al designado  Rigoberto Gómez para sofocar  la amenaza.
Rebelión sofocada
La Isla orquestó nuevamente la rebelión en el tercero, con una fórmula parecida, combinando sencillos de Enríquez y Rivera, pero Gómez volvió a fallar.
A estas alturas, ya los Tigres habían conseguido ventaja de dos carreras, remolcadas en la parte baja del primer inning por metrallazo de Yoelvis Fiss y sacrificio de fly de Yeniet Pérez, y marcó la que a la postre definiría el partido, con imparables del veterano Ariel Borrero y Fiss, base intencional a  Osvaldo Vázquez y otro sacrifly, esta vez de Raúl González.
Con el partido 3×0, los Piratas pegaron el juego en la parte alta del sexto, con la única combinación  ofensiva que parecía funcionarles el sábado.  Enríquez y   Rivera sonaron sencillos, Gómez logró sacrificarse y  Jorge Barcelán descargó un cohete al jardíon central parta traer a los dos embasados.
Pero la alegría en el banco pinero logró poco, pues en la parte baja de esa entrada los Tigres le fabricaron otras dos frente al abridor Yoalkis Cruz, que se tuvo que ir a las duchas y entregarle la pelota a Luis Manuel Suárez.  Y en el inning de la suerte vino el remate por doble González, que empujó una carrera y anotó agresivamente la otra por robo de tercera y un discutido robo de home.
Valores en escasez
Así las cosas, todo estaba decidido. La reacción de la hora de recoger los bates no llegó esta vez para los Piratas, que merecieron igualmente el campeonato a fuerza de combatividad y de vergüenza deportiva, valores que resultan cada vez más extraños en la pelota cubana.
Hubo ciertos amagos, pero la ventaja era suficiente como para que el cerrador Yunier Cano manejara la situación y diera el cero.
Ciego se proclamaba así campeón de un torneo raro, donde el equipo que mejor jugó y que más ganó, el Matanzas de Víctor Mesa, no tuvo gasolina en la carrera de semifinales y cayó ante la inspiración de los pineros.
Bien por Ciego y la Isla al recoger la antorcha y batallar para dar un espectáculo que renovó el disfrute del béisbol entre los aficionados de ambos territorios cuando todo parecía desvanecido por una competencia mediocre.
Hora de cambios
El mérito es también de los mentores, Roger Machado y José Luis Rodríguez Pantoja. Machado conquista el segundo título para Ciego de Avila en tres años, después de haberse coronado en el 2011-2012 frente a Industriales. Y Rodríguez Pantoja consiguió para la Isla de la Juventud su mejor actuación histórica, superando el tercer escalón conseguido en la Serie de 1998-1999.
Para Matanzas y Víctor Mesa, el gran colapso del campeonato. Y los Industriales vieron partir finalmente a Lázaro Vargas, que ya anunció oficialmente que no regresa a conducir la Nave Azul para la próxima temporada.
Hora de cambios y de incertidumbres para la pelota cubana. La Serie Nacional está abocada a una anunciada transformación y un reajuste de calendario. Pero hay problemas más profundos que están fuera del terreno y no pueden resolverse con formulitas de burócratas del INDER y monsergas polítiqueras en estos tiempos en Cuba y en el mundo.

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