Pelota política: J.D. Martínez enredado entre Hitler y Fidel Castro

Pelota política: J.D. Martínez enredado entre Hitler y Fidel Castro

El pelotero cubanoamericano J.D. Martínez, arrastrado a una controversia absurda.

Por Eric Reynoso

Resulta que uno de los peloteros más espectaculares de la actual temporada de Grandes Ligas es un cubano nacido en Miami, hijo de exiliados por más señas: se llama Julio Daniel Martínez.

J.D. Martínez -que es su nombre deportivo- está haciendo historia con los Medias Rojas de Boston en su octavo año en las Mayores. Su momento de consagración parece haber llegado a los 30 años. Al terminar la jornada de este jueves, el jardinero cubano tiene todas las oportunidades para llevarse la triple corona de bateo. Está de líder absoluto en jonrones con 39 (empatado con Khris Davis, de Oakland) y carreras impulsadas (114), y va de segundo en bateo (336), superado en solo seis puntos por su compañero de equipo Mookie Betts. Tiene además el mayor promedio de slugging de ambas ligas con un astronómico 654.

Los Medias Rojas tienen actualmente el mejor récord de Grandes Ligas con 93-42 y se encaminan con facilidad a la postemporada, con el respaldo decisivo de sus toleteros de largo metraje, con Martínez a la cabeza.

Todo estaba bien para el jugador, quien es además un atleta discreto y disciplinado sobre el terreno, discípulo del fallecido Paul Casanova en la Casanova’s Baseball Academy de Hialeah. Eso sin mencionar que tiene un contrato de $110 millones por cinco años con los Medias Rojas.

En el patiñero de las redes

Pero en los tiempos que vivimos parece necesario escarbar para hallar fango en la conducta del triunfador. El lugar perfecto para ejecutar estas pesquisas son las redes sociales, convertidas en patiñero político y personal de millones de personas. Y así en ese pase de rastrillo con viaje al pasado, pues  la prensa de nuestros días halló que JD Martínez había hecho un comentario en el 2013 respaldando la Segunda Enmienda de la Constitución americana sobre el derecho a portar armas. Para rematar el asunto, su mensaje en Instragram fue acompañado con una foto de Hitler, a quien el pelotero le atribuyó una frase inexacta: “Para conquistar una nación, primero desarma a sus (sic) ciudadanos”, a lo que Martínez apostilló: “This is why I always stay strapped! #the truth.”

Pecado mortal para un joven que contaba 25 años cuando se atrevió a semejantes aseveraciones. Lo que le ha caído a JD después del “descubrimiento” de este pasaje en Instragram es para alquilar balcones. Desde el martes, cuando los Medias Rojas iniciaron una serie de dos juegos con los Marlins de Miami en el Fenway Park, su nombre comenzó a ser titulares en los medios de Boston, empezando por el diario The Boston Globe, y luego extendiéndose a los periódicos de toda la nación como el gran plato informativo de la semana.

Y así, en el vórtice de la tormenta perfecta, Martínez ha tenido que deshacerse en explicaciones por algo que posteó con el mejor de sus ánimos juveniles, pero sin meterle más neuronas que las que una volandera confesión personal amerita.

“Fue una de esas cosas en las que realmente me conmovió en ese momento”, dijo Martínez en declaraciones a la prensa. “Lo vi y lo publiqué. No tenía intención de ofender a nadie. Fue más que nada para expresar una opinión, un punto político en el momento”.

Fidel Castro resucitado

Las explicaciones han sido largas y tortuosas, y como era de esperar en asuntos cubanos salió hasta Fidel Castro, que me parece que está muerto y enterrado en una piedra bola desde finales de 2016.

“Amo mi país. Amo este país. Me atengo a la Constitución y estoy de acuerdo con la Segunda Enmienda y es algo de lo que me enorgullezco. Es algo que respaldaré. En el momento en que publiqué eso, la Segunda Enmienda era definitivamente un tema candente. El objetivo no era ofender a nadie”, ha explicado Martínez.

Y en las argumentaciones salió el desgarramiento de su familia exiliada: “Como la mayoría de ustedes saben, soy cubanoamericano. La mayor parte de mi familia fue expulsada de Cuba a causa de un dictador brutal. Es terrible. Por esas cosas nunca podré conocer a algunos de los miembros de mi familia. esa es una de las cosas que realmente me conmovió en ese momento”.

Hitler, Fidel Castro, la Segunda Enmienda, el drama de los cubanos exiliados y el candente debate sobre el control de las armas en este país… La mezcla es realmente explosiva y Martínez ha pecado de ingenuo y desconocedor. Un pelotero no tiene por qué ser tener opiniones concienzudas sobre su entorno político, ni sobre Wall Street ni sobre las estrellas de Hollywood. Sin embargo, su relevancia en el terreno de juego y en la parcela de reconocimiento público que se gana por su talento deportivo, obligan al atleta a cierta cordura y condicionan una responsabilidad social.

El jugador en su laberinto

Aceptemos que JD se equivocó, o fue ligero al postear a Hitler o hizo una mala selección en Instagram en el 2013. Eso tal vez sea hasta una nueva lección para él sobre el impacto de lo que dice en las redes sociales, plagadas de mucha bazofia y superficialidad.

Otra cosa es que se convierta este incidente menor en un tema de acoso al deportista.

La ventisca desatada en torno al post de Martínez llevó a Alex Cora, mánager de los Medias Rojas, a abordar el tema con sus jugadores. Por lo pronto, no ha habido una reunión formal con Martínez.

“Soy un jugador de béisbol. Así es como quiero que la gente me vea. Así es como quiero que la gente me mire. No estoy aquí para comenzar un movimiento o comenzar nada más. Juego béisbol y quiero ganar un campeonato. Eso es todo por lo que estoy aquí”, añadió Martínez en otra de sus reflexiones sobre lo sucedido.

El incidente ha puesto nuevamente sobre la mesa el polémico tema del uso de las redes sociales como fuente directa de información y del oportunismo que significa utilizar una declaración sacada de contexto y a destiempo para hacer titulares con algo ajeno al tema beisbolero, que es en definitiva lo que importa en Martínez.

Con los Medias Rojas metidos en la pelea por llegar a los play-off y J.D. Martínez encendido al bate, me parece que este escandalito no ha sido otra cosa que pura distracción. Como casi buena parte del periodismo que nos estamos disparando en esta era de suculenta banalidad.

CATEGORÍAS

COMENTARIOS