Yasiel Puig, a tiempo para ponerle freno al acelerador

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Yasiel Puig en la foto del arresto el pasado sábado. Cortesía: Policía Condado de Collier


Por Eric Reynoso
El astro de los Dodgers de Los Angeles, Yasiel Puig, deslumbró la pasada temporada de Grandes Ligas por su destreza en el recorrido de las bases, pero parece estar confundiendo el terreno de juego con las carreteras de Estados Unidos.
Puig, de 23 años, fue arrestado en la mañana de este sábado cuando conducía su Mercedes Benz a 110 millas por hora por la autopista 1-75, conocida como Alligator Alley, en el sur de la Florida.
Apenas 24 horas después del incidente, los Dodgers le han dejado saber las molestias que su  inaceptable “confusión” con la velocidad está causando en la franquicia.
“Hemos hablado con Yasiel y le hemos dejado claro que nosotros, como organización, estamos muy decepcionados con su comportamiento reciente. Este es un tema muy serio  y vamos a seguir trabajando para educarlo en la necesidad de esforzarse para desarrollar aún más su crecimiento fuera del terreno y como miembro de esta comunidad”, indicó un comunicado emitido el domingo por los Dodgers.
El mensaje, claramente, es una dura advertencia ante la inmadurez del jardinero cubano, que esta temporada compitió para el galardón de Novato del Año tras un debut de ensueño con el equipo angelino.
40 millas de más
La Patrulla de Carreteras de Florida (FHP). confirmó la detención del pelotero cubano a las 9:30 p.m., del sábado. Lo acompañaban otras tres personas al parecer con vínculos familiares o de amistad. Tras pagar una fianza de $500 dólares, que fue liberado de la cárcel del condado de Collier cerca de la 1 p.m.
Un reporte de la FHP dijo que Puig había rebasado en 40 millas el límite de velocidad de 70 mph, que es el permitido en el Alligator Alley. Además, no llevaba consigo los documentos que acreditaban el seguro del vehículo.
Pero este no es su primer desliz al volante. Y los Dodgers ya han tenido que tragar en seco con otro incidente del jovencito, ocurrido en abril por la autopista Amnicola Highway, en Chattanooga, Tennessee.
Luego de varias posposiciones de la audiencia judicial, a comienzos de noviembre un tribunal del condado Hamilton desestimó la acusación por conducción agresiva en la carretera. En esa ocasión el juez David Bales consideró no proseguir con el caso, atendiendo a que no existían antecedentes delictivos y que era la primera vez que el joven pelotero era sorprendido conduciendo a alta velocidad en la zona.
El reporte policial de Chattanooga indicó que Puig iba conduciendo a 97 mph en una vía donde el máximo permitido es 50 mph.
Castañas del fuego
Para sacarle las castañas del fuego, Lon Rosen, vicepresidente de mercadeo de los Dodgers, envió una carta al tribunal hablando de la conducta del pelotero y presentándolo como “un talento” que había sido capaz de involucrarse activamente obras caritativas con numerosas organizaciones comunitatias. La misiva incluso mencionó a Puig como promotor destacado en la recaudación de fondos para un orfanato en Zambia.
En esa ocasión, Puig no andaba con los papeles del seguro para conducir el auto. Cosas de joven no acostumbrado a lidiar con responsabilidades de una vida diferente a la que tenía en Cuba.
La fiscalía aceptó que Puig cumpliera varias horas de trabajo comunitario y todo quedó sellado. Puig abandonó la corte sin complicaciones y se dispuso a disfrutar de sus merecidas vacaciones en el sur de la Florida, donde ha adquirido una mansión en el exclusivo barrio de Pinecrest por valor de $1.5 millones de dólares.
Pero mes y medio después, se le han vuelto a traspapelar los documentos de seguro y la velocidad en su Mercedes Benz por el Alligator Alley superó a la registrada en abril en Chattanooga.
Los vientos no están ahora a su favor y los Dodgers lo saben. A pesar de su arrasadora popularidad en el terreno y en las redes sociales, Puig es un ciudadano más que tiene que cumplir las reglas de comportamiento social y superar los raptos de inmadurez que aún le afectan su desempeño como pelotero y -sobre todo- como figura de inspiración y referencia para el público.
Hora de meditar
Es hora de que el muchacho de Palmira le ponga freno al acelerador y medite sobre sus faltas recientes. Tal vez sus amistades y allegados famosos como el rapero Jay-Z y el astro LeBron James puedan darle un consejo de buena fe.
Pero lo que Puig debe entender por sí mismo es que la fama y los $42 millones del contrato con los Dodgers no lo eximen de sus responsabilidades fundamentales en las carreteras y en la nueva vida. Todo lo contrario. Si en Cuba el secretario del Partido Comunista en Cienfuegos podía esconder una multa o desaparecer una acusación para proteger su imagen, en Estados Unidos las reglas son otras y las figuras públicas están expuestas al escrutinio de la justicia, y las mediaciones no siempre surten el efecto de diluir los problemas.
En las  Grandes Ligas -como en el deporte profesional de alto rendimiento- el talento es solo una parte del triunfo. Ya sabemos de múltiples luminarias que con enormes cualidades atléticas quedaron al camino por falta de disciplina, concentración y responsabilidad en el deporte y en la sociedad.
No está de más recordarle a Puig que del pináculo de la fama al desplome total solo media una caída, y la satanización y el olvido por parte de los medios peiodísticos que lo catapultaron hasta la cima.
Todavía está a tiempo para comprenderlo y seguir labrándose el camino sin trastocar la velocidad de la vida con el acelerador de su flamante automóvil. Ojalá sea su propósito de Año Nuevo.

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