Maradona, Pelé, Messi y el Comandante

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Maradona y Fidel Castro, una historia de idolatría bien correspondida.

Por Clive Rudd Fernández

Fidel Castro se puso a tono con la Copa Mundial 2014 y esta semana escribió una carta al ex futbolista argentino Diego Armando Maradona, en la que elogia el fútbol, el deporte en general y, específicamente, al astro Leonel Messi por su contribución a la nación argentina.

La carta fue dada a conocer en el espacio televisivo De Zurda, que transmite la cadena Telesur bajo la condución de Maradona y el periodista Víctor Hugo Morales. Mientras Morales leía la misiva, con melosa banda sonora de fondo, la cámara mostraba el rostro extasiado de Maradona, a punto de estallar en sollozos de admiración por su anciano amigo de la isla. El revuelo mediático causado por el texto tuvo incluso un segundo capítulo, con un indignado Fidel Castro que envió una nota a los medios cubanos reprochando que las agencias de noticias no divulgaran noticias de “mas trascendencia” como las investigaciones científicas sobre el Bosón de Higgs y lo que puede ocurrir en el universo.

Realmente no es de sorprender que a un dictador como Fidel Castro le atraigan las luminarias del fútbol como Maradona y Messi. Casi todos los dictadores antes que él hicieron lo propio con sus astros nacionales.

Nadie puede pararnos ahora

El propio Pelé fue utilizado por la dictadura brasileña de turno. Mientras torturaban y perseguían a los opositores, la dictadura elogiaba y exhibía grandes carteles de Pelé por toda la nación con mensajes como “Nadie puede pararnos ahora”.

Los deportes masivos como el fútbol incrementan los sentimientos nacionalistas que son tan útiles para los dictadores cuando quieren imponerse sin aceptar disidencia o diversidad.

Precisamente por eso el escritor argentino Jorge Luis Borges odiaba el fútbol. En una entrevista con el periódico La Razón en 1978 decía: “Es un juego convencional, meramente convencional, que interesa menos como deporte que como generador de fanatismo”.

Borges mantenía que el fútbol estaba siempre asociado al nacionalismo y al fanatismo. En la misma entrevista a La Razón comentó: “El nacionalismo sólo permite afirmaciones, y toda doctrina que descarta la duda, la negación, es una forma de fanatismo y de estupidez”.

También es un deporte que puede utilizarse como herramienta de paz, porque une a las naciones en un lenguaje común, pues un país pobre pero con talento para el deporte puede superar a la nación más poderosa del mundo.

Vocación machista

Pero esta parte reconciliadora del deporte no es de interés para los sátrapas. Si no, léanse de nuevo la carta de Fidel Castro y verán que no hay ni una mención a la paz y la reconciliación de las naciones, sino exaltación a las figuras estelares de Maradona y de Messi y su aporte al nacionalismo.

Como parte de su vocación machista y discriminatoria de la mujer, Fidel Castro nos recuerda que este es un deporte masculino. “No creo posible una educación adecuada para los jóvenes de todos los países sin el deporte y en el caso de los varones sin el fútbol”. Al parecer, la práctica femenina del fútbol alrededor del mundo -incluyendo Cuba- no forma parte ya de su memoria.

Para que el fútbol y sus estrellas puedan ser utilizadas como bandera nacionalista de los dictadores del mundo, se necesita del silencio cómplice de los “tontos útiles” o, peor aún, de la complicidad de los “idiotas locales” como Diego Armando Maradona, quien no solo se prestó para ser bandera de Fidel Castro, sino que fue exportado a Venezuela para ayudar al chavismo a hundir la nación venezolana en la división y el desastre político y económico.

Esperemos que Leonel Messi no se apresure a dar apoyo cómplice al régimen que tanto ha dañado la nación cubana y mucho menos se deje utilizar como bandera del nacionalismo y el fanatismo.

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