Anecdotario contemporáneo: Fotos inéditas de Nicolas Guillén

Anecdotario contemporáneo: Fotos inéditas de Nicolas GuillénPor REDACCION CAFEFUERTE

– El fotógrafo cubano Celso Rodríguez fue testigo excepcional de la conversación sostenida entre el poeta Nicolás Guillén (1902-1989) y el embajador mexicano Gonzalo Martínez Corbalá una tarde de 1982 en La Habana.

De aquella conversación queda la anécdota perdida en el tiempo y las fotos inéditas que presentamos hoy en CaféFuerte.

El ingeniero Martínez Corbalá, una prominente figura de la política mexicana, compareció esa tarde a la oficina de Guillén en la sede de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC), en El Vedado, para despedirse del poeta tras concluir su misión diplomática en La Habana.

“A mí me enviaron de la revista Cuba Internacional para tirar las fotos del encuentro en la oficina de  Nicolás [Guillén]”, recordó Rodríguez. “Eramos tres personas solamente allí y todo transcurrió entre chistes, reverencias, menciones a la descendencia africana de Nicolás y hasta se habló de la pintura del abuelo que colgaba de la pared… Había una mesa llena de barquitos de papel, probablemente para el diseño de un próximo libro”.

Pero la conversación dio un giro radical cuando Martínez Corbalá le preguntó a Guillén sobre su problema con el poeta chileno Pablo Neruda.

“Fue una bomba”, relató Rodríguez. “”Tras la pregunta, Nicolás hizo caso omiso y siguió conversando hasta que el embajador volvió a insistir con lo mismo y el poeta como si no fuera  con él”.

A la tercera insistencia, Guillén le contestó con tono de pocos amigos: “Lee la revista Cuba, ahí estoy publicando mis memorias… ya él [Neruda] murió,  y yo no puedo decir más”.

Embajador en Chile

Rodríguez conserva la impresión de que el diplomático quedo apenado por la intensidad conque le respondió el poeta, por entonces presidente de la UNEAC.

Martínez Corbalá era embajador en Chile cuando se produjo el golpe militar contra el presidente Salvador Allende, en 1973. Conoció en esa etapa a Neruda, a quien concedió asilo por autorización del presidente mexicano Luis Echevarría, pero el poeta se negó a dejar su patria.

Las memorias de Neruda salieron a la luz póstumamente en 1974, un año después de su muerte. Aunque no se publicaron ni comercializaron en Cuba, eran referencia común entre la intelectualidad cubana por los dardos lanzados por el chileno contra escritores cubanos como Guillén, Alejo Carpentier y Roberto Fernández Retamar.

En Confieso que he vivido, Neruda se refirió al poeta español Jorge Guillén como “el bueno”, descargando tácitamente la maldad en el cubano.

Esa tarde en la UNEAC, Nicolás también le contó a  Martínez Corbalá  que Juan Ramón Jimenez calificaba a Neruda  como “el mejor de los malos poetas”, pero seguidamente le confesó que el chileno era su amigo y que nunca supo porque lo fustigó en sus memorias.

La conversación había tocado fondo y llegaba a su final. El embajador se levanto como un resorte, Guillén lo llevó al patio y los despidió.

Una carta belicosa

La animosidad de Neruda hacia Guillén surgió luego de que el cubano firmara la tristemente célebre carta de reproche por la visita del escritor chileno al Pen Club de Nueva York y a universidades estadounidenses, en junio de 1966.

Para Neruda no fue importante la firma de otros intelectuales cubanos sumados a la corriente oficial de La Habana, pero sí parece haber sentido sobremanera que su antiguo amigo Guillén estuviera en la lista.

Neruda viajó en tres ocasiones a La Habana: 1949, 1950 y diciembre de 1960.

Celso Rodríguez, de 59 años, es natural de Cienfuegos, y ejerce el periodismo y la fotografía desde 1971. Laboró durante 30 años para la revista Cuba Internacional y en el 2000 abandonó la isla para radicarse en Guatemala, donde trabajó como editor de fotografía del diario guatemalteco Prensa Libre. Reside en Miami desde el 2006.

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