Documento: Artículo del Anuario del Centro de Estudios Martianos/1985

Sede del Centro de Estudios Martianos en el Vedado, La Habana.

Sede del Centro de Estudios Martianos en el Vedado, La Habana.

Informacion publicada en el Anuario del Centro de Estudios Martianos, en 1985, sobre la donación de una foto de José Martí por parte de la educadora Emilia Delgado.

INTERESANTE DONACIÓN EN PINAR DEL RÍO

La educadora Emilia Delgado entregó al Centro de Estudios Martianos una fotografía donde puede apreciarse a José Martí en una pose que no figura en las fotos y retratos que se le hicieron en vida y cuyos originales atesora el CEM. Días después de la donación pudo comprobarse, con la ayuda del eminente fotógrafo Raúl Corrales y de los equipos técnicos indispensables, que se trata de una composición pictórico-fotográfica a partir de una foto de busto de Martí que, según los datos con que se cuenta, le fue hecha en Kingston, Jamaica, en octubre de 1892 por la misma persona -J. B. Valdés- que entonces también tomó la célebre fotografía en que Martí aparece de cuerpo entero y solo, ya en su edad madura. (Ver los “Esclarecimientos , rectificaciones” de esta “Sección constante”.) El gesto, como tribunicio, con que se ve al Maestro en el retrato donado, se debe precisamente al trabajo pictórico del autor: ¿el fotógrafo Ramón Corral, cuyo nombre se lee en una acuñación al dorso del cartón donde fue montado el retrato? Ese mismo cuño señala como dirección de Ramón Corral -presumiblemente de su estudio- la habanera calle O’Reilly, si bien el correspondiente número, al parecer 56, resulta de difícil determinación, debido al estado de la tinta. (Sí se lee claramente altos.)

Lo más valioso del retrato no es el notable trabajo artístico-técnico que lo hizo posible, sino el hecho de haberle pertenecido a doña Leonor Pérez Cabrera, la madre de Martí. Quizás por expreso encargo suyo se hizo -a principios de este siglo- la recreación de la imagen de su hijo, y acaso para complacer los deseos de la venerable madre se acentuaron los rasgos de juventud en el rostro del héroe, quien años atrás había caído en combate. El ejemplar de la pieza pictórico-fotográfica donado por la entusiasta martiana al Centro, tal vez sea el único que hoy se conserve del original. Está dedicado y suscrito por Leonor Pérez vda. de Martí -aunque, según parece, con letra de otra persona: ¿su hija Amelia, quien solía socorrerla en casos similares?- a un colaborador del Apóstol: a Martín Herrera. Debido al deterioro del referido cartón, faltan en la dedicatoria dos pequeños fragmentos que no sería imposible deducir del contexto y que la doctora Emilia Delgado conserva en su memoria. Reconstruido, el texto expresa: “[A]l que mi hijo José confiaba mi cuidado para irlo a ver por últim[a vez dedico] este recuerdo.”

La entrega fue hecha al Centro de Estudios Martianos, en la persona del subdirector de este, Luis Toledo Sande, la noche del 27 de junio de 1984 durante la clausura del correspondiente curso de la Cátedra Martiana que, presidida por la noble educadora, funciona en el Centro Universitario Hermanos Saíz, de Pinar del Río. Emilia Delgado cuidaba amorosamente el retrato, que años atrás le había obsequiado América Trinchería Herrera. Un aspecto especialmente significativo de la donación lo constituyó el hecho de que en la presidencia del acto donde se llevó a cabo, se encontraban dos Invitados Permanentes de la mencionada Cátedra Martiana: Ester Montes de Oca y Luis Saíz Delgado, padres de los mártires de la patria que dan nombre al Centro Universitario de Pinar del Río y a quienes, fervorosos martianos, la profesora Emilia Delgado recuerda como los más extraordinarios alumnos que haya tenido en su largo y fructífero quehacer pedagógico.

Anuario del Centro de Estudios Martianos, Vol. 8, La Habana, 1985, pp. 375-376

ESCLARECIMIENTOS, RECTIFICACIONES

(…) Una de las más conocidas fotografías de Martí, si no la más conocida, le fue tomada -según la información con que se cuenta- en Kingston, Jamaica, en octubre de 1892. Goza de la ventaja de mostrarlo solo y de cuerpo entero, con la imagen definitiva, de hombre maduro, con que siempre suele asociarse al Maestro. Su poder de identificación de Martí, ha suscitado que, habitualmente, se diga que es la única fotografía suya en que él aparece, como antes se indicó, de cuerpo entero y solo. Sin embargo, otra foto acreditada como auténtica por la dedicatoria autógrafa con que Martí remitió sendos ejemplares de ella a la madre y a Fermín Valdés Domínguez, también lo muestra de aquella forma, y con el dramatismo adicional del grillete con que entonces, en plena adolescencia, se le tenía aherrojado en el presidio político que él padeció tempranamente por su vocación independentista.

Fuente: Anuario del Centro de Estudios Martianos, Vol. 8, La Habana, 1985, pp. 387

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