Rosa María Payá: Tengo miedo, pero no van a poder conmigo

Rosa María Payá en Ginebra, en febrero de 2013

Rosa María Payá en Ginebra, en febrero de 2013

Rosa María Payá, hija del conocido disidente Oswaldo Payá, alzó su voz en Ginebra para reclamar una investigación internacional independiente que aclare las circunstancias de la muerte de su padre en un controversial accidente automovilístico en la isla.

La joven, de 24 años, viajó desde La Habana para intervenir este martes en Cumbre de Derechos Humanos y Democracia, celebrado en Ginebra.

Rosa María Payá desmintió la versión del gobierno de La Habana sobre el accidente ocurrido el pasado julio, e insistió en que el automóvil donde viajaban su padre, el activista Harold Cepero -también fallecido- y los políticos Angel Carromero Aron Modig fue impactado por otro vehículo y sacado de la carretera.

Después de trabas y negativas para viajar al extranjero, Rosa María logró salir de Cuba rumbo a España, el pasado sábado, convirtiéndose en la cuarta figura disidente que recibe autorización para visitar el extranjero tras la implantación de la reforma migratoria de Raúl Castro, en vigor desde el 14 de enero.

En el foro de Ginebra también habló el ex prisionero político Regis Iglesias, cercano colaborador de Payá Sardiñas, quien cuestionó la versión gubernamental y demandó una comisión internacional para investigar el hecho.

CaféFuerte reproduce a continuación el discurso pronunciado por Rosa María Payá.

DISCURSO EN GINEBRA

Muchísimas gracias a los organizadores de esta Cumbre de los Derechos Humanos y de la Democracia. Asimismo, doy las gracias a todos los amigos que han hecho posible este encuentro, a los que han hecho posible mi presencia y a todos los que están aquí.

Mi país está deteriorado y atraviesa por una situación inestable. Desde hace ya décadas, el pueblo padece la ausencia de derechos humanos. Mi familia ha sido directamente afectada y atacada por ello. Ha llegado el momento de decir basta; ha llegado el momento de promover el cambio y cada día crece el número de cubanos que trabajan para que ese cambio se haga realidad.

Mientras, el Gobierno cubano ha puesto en marcha una serie de reformas legales encaminadas a preservar su poder. Estas reformas no garantizan los derechos de los ciudadanos; de ahí que se trate de un cambio fraude.

Quiero que quede clara una cosa: la falta de derechos humanos es la principal causa del sufrimiento y de los problemas sociales de nuestro pueblo. Los cubanos, como el resto de seres humanos, necesitan ser libres para ser prósperos. Europa es la clara demostración de que ningún país tiene por qué elegir entre el éxito económico y el ser un Estado de Derecho. Cuba no es ninguna de las dos cosas.

En 2007, mi padre y el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) impulsaron una iniciativa legal llamada Proyecto Heredia que presentaron a la Asamblea Nacional (el Parlamento Cubano). Este proyecto, lo mismo que el Proyecto Varela -que dispone del apoyo de más de 25.000 ciudadanos- pide la aplicación de derechos fundamentales contendidos en algunos de los artículos de la Constitución cubana pero que en la práctica y en las leyes son violados constantemente.

En la actualidad, el MCL y otros grupos opositores están recabando firmas en apoyo del Proyecto Heredia para promover cambios legales. De forma fortuita, algunas de las reformas llevadas a cabo por el Gobierno coinciden con algunos aspectos del Proyecto Heredia. Sin embargo, en cada caso, las muevas leyes, lejos de dar más poder al pueblo, están diseñadas para que el Gobierno tenga la última palabra. Por lo tanto, estas leyes no solo corroboran el control gubernamental sino que también siguen discriminando a los ciudadanos cubanos. Es el caso, sin ir más lejos, de la reforma migratoria: ésta elimina el permiso de salida pero añade una serie de requisitos para poder disponer de un pasaporte actualizado. Es el Gobierno el que sigue decidiendo quien puede salir o entrar en la isla. De ahí que solo se trate de un cambio técnico y no del reconocimiento del derecho a viajar que tiene cada ser humano por el mero hecho de serlo. Y solo se trata de un ejemplo significativo. Esta vez he podido salir pero muchos otros cubanos todavía no pueden.

Hay cientos de activistas del Proyecto Heredia en diferentes provincias del país, procedentes de los distintos grupos opositores. Forman parte del Camino del Pueblo, una propuesta apoyada por la mayor parte del movimiento democrático cubano. El Camino del Pueblo exige los derechos fundamentales de los que carecen los cubanos y da pistas sobre la forma de conseguirlos. Asimismo, expresa la voluntad de que la oposición cubana permanezca unida en la consecución de estos objetivos.

Como dice la Visión del Camino del Pueblo: “Solo a los cubanos nos corresponde definir y decidir sobre los cambios que necesita nuestra sociedad y realizar nuestro proyecto nacional”. Mi padre decía: “Nadie, ningún Estado ni ningún mercado pueden estar encima de la libertad de las personas ni de las decisiones de los pueblos”.

Ni queremos ni necesitamos depender de nadie, ya sea de Venezuela o de Estados Unidos. Lo que necesitamos es ser libres.

Libre para solar, libres para decidir, libres para amar, libres para construir, por medio de nuestra imaginación y de nuestros esfuerzos, la sociedad que nosotros, cubanos, queramos.

También dice el Camino del Pueblo: “Pero para que los ciudadanos puedan verdaderamente diseñar, decidir y construir su futuro, deben ser garantizados por las leyes sus derechos y lograrse un ambiente de confianza y respeto para todos. De esta forma podremos realizar un verdadero diálogo nacional e iniciar el proceso de cambios legales sin exclusiones, para que el pueblo pueda conservar todo lo positivo que ha creado y cambiar soberanamente aquello que decida cambiar”.

Por lo tanto, el objetivo de nuestra petición es el derecho de los cubanos a los derechos fundamentales y a la celebración de elecciones libres. Necesitamos apoyo político para éstas y otras peticiones contempladas por el Camino del Pueblo; es el apoyo que esperamos de todos vosotros.

Por lo demás, el Gobierno cubano persiste en su represión contra los activistas políticos. Los líderes del Proyecto Heredia, a lo largo y ancho del país, están bajo la constante vigilancia de la Seguridad del Estado. Líderes de otros grupos opositores así como los periodistas independientes también padecen el acoso del Gobierno. El movimiento democrático cubano es totalmente pacífico y, en muchos casos, se enfrenta a la violencia.

Como decía mi padre, los héroes cubanos que luchan por los derechos cívicos y los ciudadanos que firmaron el Proyecto Varela no llevaban armas. No tenemos ni un solo arma. Abrimos nuestras manos y nuestros brazos a todos los cubanos, como hermanos que son y a todos los pueblos del mundo. La primera victoria que podemos reivindicar es que no hay odio en nuestros corazones. En consecuencia, decimos a los que nos persiguen e intentan sojuzgarnos: sois nuestros hermanos, no os odiamos, pero ya no nos vais a sojuzgar mediante el miedo; no os vamos a imponer nuestra verdad ni vosotros la vuestra; busquemos juntos la verdad.

Oswaldo Payá, mi querido padre, y mi joven amigo Harold Cepero dieron sus vidas de forma pacífica en contra del cambio fraude y por la libertad de los cubanos. Mi familia, el MCL y mucha más gente no creemos que sus muertes fueran accidentales.

Mi padre recibió numerosas amenazas de muerte a lo largo de su vida. Recibimos un mensaje de texto desde Madrid que nos decía que su coche había sido embestido por otro. Y muchos otros elementos indican que sus muertes fueron provocadas. Pedimos apoyo para nuestra petición de una investigación independiente para esclarecer las circunstancias de sus muertes.

Tengo miedo, pero ese miedo no va a poder conmigo. Confío y sé que muchos cubanos piensan como yo. Tenemos un camino, por lo tanto tenemos una esperanza.

Todos cubanos,

Todos hermanos,

¡Y ahora, la libertad!

Gracias a todos.

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