Editorial Verbum: 25 años y mil libros después

Aurora-y-Gaston

Aurora Calviño y Gastón Baquero en Madrid.

Por Carlos Cabrera Pérez

Aurora y Pío cuentan la novela coral de Verbum

En Madrid y 1990, Aurora Calviño y Pío E. Serrano deciden embarcarse en la aventura de sus vidas, creando la editorial Verbum, que se instaló en la calle Eguilaz 6 –muy cerca de la Glorieta de Bilbao. El propósito consistió en cumplir con una de sus pasiones: la pasión por los libros. Al amparo del nombre de la primera revista fundada por José Lezama y como homenaje al grupo cultural  cubano más importante del siglo XX, Orígenes, echaron a andar.
Verbum nace como una editorial europea, en España, pero con una declarada vocación por abrirse a autores y temas cubanos, insertos en un catálogo de amplitud universal. Esa vocación huía del peligro del gueto.
Aurora echó cuentas, ella fue siempre el puntal que aseguró la continuidad de Verbum, y comprobó que los recursos económicos disponibles eran suficientes para arrancar; Pío E. echó cuentos y, tras un arroz con leche criollo con Gastón Baquero, quien alentó el proyecto con viveza y entusiasmo, fundaron la editorial más cubana de Europa y más europea de Cuba. Al tiempo de expandir ese aliento hacia otras regiones.
Un cuarto de siglo más tarde, Aurora y Pío E. reciben en su casa madrileña de la calle Caribe, a CaféFuerte para hablar, a dos voces, de una parte de sus vidas, de sus emociones y agradecimientos en tan complicada andadura y vestir con palabras 25 años de libros.
¿Cómo nace Verbum?
Aurora Calviño (AC): Teníamos una experiencia previa en el sector, poseíamos el conocimiento de cómo funciona una editorial y de un pequeño capital. Pío siempre insistía en la importancia de tener un proyecto personal, no solo por la independencia económica, sino porque él creía que había un hueco en el mercado editorial para una editorial con un nuevo acento. La empresa de la que proveníamos perdía fuerza y decidimos iniciar nuestro propio espacio.
Pío Serrano (PS): Quizá nace, a pesar de mi temeraria actitud hacia los asuntos económicos,  de mi afán por hacer de esta experiencia un vínculo que agrupase nuestro interés por mundos tan plurales como Cuba, Europa, Asía y África. Y te parecerá una contradicción, por el nombre que es un homenaje a Lezama Lima y su primera revista, pero yo tenía claro que Verbum tenía que ser universal, no quería que fuera un gueto cubano; y sí quería que fuera pequeña y marcada por la excelencia de sus libros.
Verbum es universal, sin duda; pero sus dos primeros libros son cubanísimos: Poemas Invisibles de Gastón Baquero; y el teatro de José “Pepe” Triana, incluida la mítica La noche de los asesinos…
PS: Sí, pero son dos libros excelentes, universales y con valores estéticos que no resultan ajenos a cultura alguna, aunque tengan el sello cubano. Luego vinieron las cartas de Lezama y su antología de la poesía cubana (4 tomos), las de Severo Sarduy y las poesías completas de Heredia y Gastón Baquero. Pero no olvides que nuestro tercer título fue Introducción a la Estética, de J.P. Richter, y a continuación textos de Schiller, María Zambrano, G. Santayana, E.R. Curtius…
AC: No te imaginas lo que costó convencer a Gastón (Baquero) –siempre renuente a lo que llamaba “los fastos de los escribidores”- para que nos entregara un libro de poesía. No te olvides del título, Poemas Invisibles, que es toda una declaración de principios porque Gastón apostó toda su vida por la invisibilidad. ¿Quieres algo más ajeno a la cubanía que la invisibilidad?
Elegidos los títulos para salir al mercado, ¿cómo se organizó el andamiaje económico que permitió a Verbum editar estos 25 años?
PS: Ese es el mérito de Aurora; tú sabes que yo siempre he sido un irresponsable con los dineros y ella se ocupó de crear una eficaz estructura administrativa que  permaneció inalterable hasta su jubilación. Su estricto control económico nos obligaba a desdoblarnos en editores, chicos de los recados, almaceneros… pero eso permitió que Verbum se consolidara sin haber recibido nunca otra subvención que no fuera de las ayudas a la edición del Gobierno español. Incluso cuando ya éramos una editorial reconocida y con libros notables, siempre Aurora veló por la independencia económica y lo agradezco mucho porque eso me permitió ser selectivo, discriminar a la hora de publicar y mantenernos –razonablemente alejados- de otras subvenciones que no fueran las mencionadas, que suelen lastrar los proyectos de este tipo.
Cierto que teníamos la ventaja de contar con una experiencia previa y sabíamos que los mercados europeo y norteamericano respondían muy bien a un producto: los libros de enseñanza de Español para extranjeros, nuestra colección más rentable entonces. Contactamos también para la colección de ensayos y estudios de hispanismo con el apoyo y la amistad de hispanistas de reconocido prestigio, como José Olivio Jiménez, José Manuel López de Abiada, Pedro Aullón de Haro y Roberto González Echevarría, entre otros; de expertos de otras áreas, como Landry Wilfrid Miampika, de África, y Ko Young Il, de Corea del Sur, quienes han acogido el proyecto con entusiasmo. Esa suma de amistades y de nuestro propio esfuerzo nos ha permitido consolidar económicamente a la editorial y marcar ese amplio y plural territorio al que me  he referido. Si revisas el catálogo, verás que cumplido el tercer año ya podíamos asegurar que habíamos llegado a la adultez editorial.
AC: Sé que estamos de celebración; pero sería bueno que tus lectores supieran que estos 25 años han estado salpicados de las lógicas tensiones financieras típicas de cualquier empresa pequeña. No te olvides que Verbum nace en 1990, es decir, dos años antes de la anterior crisis económica española.
PS: Tampoco debes inducir a tus lectores al error de creer que Verbum es una criatura únicamente nuestra; sin duda, el esfuerzo principal nos correspondió a nosotros; pero tampoco habría sido posible sin la contribución de los artistas gráficos J.A. Pérez Fabo y Tony Évora; del aliento y la solidaridad de amigos como Carlos Franqui, Marta Frayde, Manuel Díaz Martínez, Leopoldo Fornés, Felipe Lázaro, Horacio García Brito, Belkis Cuza, Heberto Padilla, Armando Álvarez Bravo, Roberto Fandiño, José Mario, Reinaldo García Ramos, Carlos Espinosa, Orlando Rodríguez “Rossardi”, José Abreu, Enrique Sainz, Nivaria Tejera, Manolo Granados, José Catalán, Reinaldo Arenas, Juan Arcocha, Pancho Vives, Lilliam Moro, Antonio José Ponte, César López y Carlos Manuel de Céspedes, entre otros muchos.
Cubanos casi todos, por no decir todos.
PS: Sí, es que Verbum se convirtió en el segundo consulado de Cuba en Madrid, por donde pasaban casi todos los viajeros de esa plural geografía cubana que señalaba Gastón (Baquero). Pero cercanos también estuvieron amigos de otras latitudes, como G. Siebenmann de Alemania, Marco Kunz de Suiza, Louis Bourne de EEUU, Hjalmar Flax de Puerto Rico, Hugo Gutiérrez Vega de México, Jaime Marchán de Ecuador, Félix Grande de España, Ko Un de Corea del Sur o Mbare Ngom de África, entre tantos otros.
AC: Eso del consulado es verdad; pero si alguien revisara nuestro catalogo vería que tenemos un 60% de títulos no cubanos y un 40% de libros de Cuba o sobre Cuba. Ese equilibrio fue una constante en nosotros, porque a lo que te dijo Pío sobre la resistencia al gueto, estaba nuestra idea de universalidad, aunque siempre fuésemos una editorial pequeña.
¿Y cómo asumisteis la visita de escritores cubanos que vivían o viven en Cuba?
PS: Con total naturalidad; en tanto y cuanto personas, escritores, poetas, siempre que no representaran a la Cuba oficial. Eran visitas cordiales y llenas de curiosidad mutua; ellos querían saber de Verbum, olerla, y nosotros queríamos saber de la Isla, de las nuevas generaciones de escritores y poetas. En este sentido, el magisterio de Gastón –otra vez Baquero- fue imprescindible, pues nos dejó claro que Cuba es un reino de poesía y que Verbum debía estar atento a esos muchachos del reino de la poesía cubana que llegan y seguirán llegando a estas playas.
¿Con la Cuba oficial no habéis tenido relación?
PS: Hemos participado en eventos y encuentros culturales con intelectuales cubanos enmarcados en lo que podría llamarse voces de dentro y de fuera; pero nunca ha habido una relación con editoriales e instituciones oficiales de Cuba.
AC: Nosotros no sentimos la nostalgia por la patria perdida; tantos años de exilio te arraigan al sitio que te ha acogido; pero eso no nos ha impedido mirar a Cuba, atender y recibir cordialmente a cuantos se han acercado a nosotros sin prejuicios; en este aspecto, creo que los jóvenes escritores y poetas cubanos han sido más ágiles y más libres que las generaciones anteriores; los contemporáneos nuestros, menos. Algunos incluso esperaron a mucho después de la caída del Muro de Berlín para visitarnos.
Volvamos a la zona editorial. Si la enseñanza del español a extranjeros ha sido una seña de identidad, junto a la excelencia de ensayos, poemarios, teatro y narrativa de tan distintos orbes, ¿cómo es el español de Verbum?
PS: Muy rico, excelente, vivo y lleno de esos giros y hablas que tanto enriquecen la lengua común. Véase la escritura de nuestros autores cubanos, mexicanos o argentinos para comprender lo que decimos. En nuestra colección de Español para extranjeros, su director, Juan Luis Onieva, ha sido muy cuidadoso en la enseñanza de las destrezas correctas de la lengua. En el resto de nuestras colecciones de creación se han respetado las legítimas variantes del español y de las normas universales de uso correcto de la lengua. Cierto que ello ha sido posible al excelente dominio del lenguaje de nuestros autores. Como ya he mencionado, sin alejarse de su propósito de mantenerse como una pequeña editorial, Verbum ha querido alimentar un catálogo que primara la coherencia y la excelencia en todos los aspectos, incluidos el lenguaje, el diseño y la calidad de sus textos.
Más allá de la colección Cervantes, los expertos reconocen los aciertos de Verbum en sus colecciones Mayor, Ensayo y Diccionarios.
PS: La primera es mérito de Pedro Aullón de Haro, catedrático de Crítica Literaria, quien ha impulsado un exigente proyecto humanístico de clave hispánica; la colección de Ensayo, dirigida por J.M. López de Abiada, de la universidad de Berna, abarca con rigor los campos de la filología, la estética, la filosofía y la historia; y nuestros diccionarios son instrumentos de consulta útiles para el trabajo de creadores, profesores y alumnos. Nuestro “Diccionario de eufemismos” es el único de la lengua.
Volvamos a Cuba. La isla ha estado de moda en los circuitos internacionales a raíz del efecto Buena Vista Social Club y ahora más que nunca por el principio de arreglo con Estados Unidos. ¿Por qué no haber aprovechado ese tirón para aumentar la presencia de Verbum en Cuba y, sin embargo, Verbum se expande hacia zonas nuevas como África, el mundo árabe y Corea del Sur?
PS: Porque la universalidad es santo y seña de Verbum; y –en nuestro afán de huir del gueto- hemos ido descubriendo otras voces, otras literaturas, excelentes y atendibles, pero poco conocidas en Europa y que merecen una atención y la máxima difusión posible. Ahora bien, te aseguro que en cuanto haya posibilidades reales para estar presentes en Cuba, lo haremos. Ahora mismo, como sabes, alentamos allí una pequeña librería independiente.
AC: En el caso de Corea del Sur, el mérito es de nuestro amigo Pedro Shimose (poeta boliviano afincado en España) que nos presentó al profesor surcoreano Kim Chang-Min deseoso de editar en español a narradores y poetas de su país. Por cierto, un país parecido a Cuba, ellos sufren la división del país -norte y sur- mientras nosotros padecemos el dentro-fuera, compartimos igualmente la influencia de elementos externos, como fue la presencia soviética y la norteamericana. Por otra parte el reciente conocimiento y trato con autores árabes, hebreos y africanos ha favorecido la inclusión de sus literaturas en nuestro catálogo.
Y en medio de todo eso, os llega la hora de la jubilación; ¿cómo habéis vivido ese proceso?
AC: Con alivio y responsabilidad. Pío conserva su condición de Sénior Editor y acude diariamente a Verbum (ahora en Manzana, 9, muy cerca de la Gran Vía) y continúa desarrollando su labor, algo que disfruta y lo mantiene activo intelectualmente. Yo he aprovechado la jubilación para leer más, estar al día en las exposiciones e ir con mayor frecuencia cine. Verbum consumía casi todo mi tiempo.
PS: Para Aurora, efectivamente, alejarse de Verbum ha resultado un alivio pero también  ha sido penoso dejar atrás un proyecto en el que tanto ha depositado. Sin embargo, hemos tenido la inmensa suerte de asegurar la continuidad de Verbum en un joven editor cubano, Luis Rafael Hernández, de una brillante formación cultural, de una vocación editorial solo comparable a la nuestra, que ha dado un impulso renovador a Verbum, ampliando sus colecciones, reactivando la promoción y comercialización, dotándola de una mayor presencia en las redes sociales y en los medios de comunicación. Si en nuestra etapa Verbum casi creció con el boca a boca, respaldado en su excelente catálogo; ahora se expande en esa geografía plural de Internet, llegando a las playas más distantes posibles. Aurora y yo, digamos, nos formamos en el papel en blanco y negro; el dinamismo de Luis Rafael lo convierte en alumno aventajado de las nuevas tecnologías, el marketing al día, el 4G y la High Definition.

CATEGORÍAS

COMENTARIOS