Reflexiones de la Caimana: Eliancito, los cubanos y el peso del atavismo

La disputa por Elian, capitulo inolvidable en Miami.

La disputa por Elian, capitulo inolvidable en Miami.

Por Ramón Alejandro*

Cuando aquello del niño balsero Eliián González, tuve una conversación con un brillante intelectual muy amigo mío que me dejó cavilando desde entonces.

Yo trataba de hacerle tomar conciencia de que el exilio había sido groseramente manipulado por Fifo.

Frio y calculador, Fifo jugaba maquiavélicamente al ajedrez, y el exilio, emotivo e idealista, jugaba a las damas.

Se emborrachaba de mística populachera con lo de los delfines rodeando a Eliancito para protegerlo, y en primer plano la madre ahogada sacrificando su vida en aras de la del hijo.

Hay que notar que las madres inocentes muertas, ya sean ahogadas o apuñaleadas siempre conmueven a cualquiera, caballeros.

Lágrimas y justicia

Yo insistía que todo eso era muy bonito, y que nada más le faltaba la estampìta de la Virgen de la Caridad del Cobre apareciéndoseles encima de las agitadas aguas de este verdadero océano de lágrimas y justicieros sentimientos.

Mi amigo persistía y afirmaba asestándome con triunfadora sonrisa de quien sabe que tiene toda la razón: “Pero hicimos lo que teníamos que hacer”, repetía.

Por muy intelectual que fuera, aún no sabía que todo el mundo tiene muchísima razón, pero que tener razón no nos sirve para nada.

Actualmente hablo frecuentemente con un viejo amigo a quien le afectaron mucho las especulaciones fraudulentas de Wall Street que asolaron la economía mundial, puede que definitivamente, poniendo en tela de juicio el maravillosos sueño de una eterna expansión económica siempre triunfadora. Pocos años después del reconfortante derrumbe del sueño socialista con el total desmerengamiento del engendro soviético, el tipo se quedó encueros y con las manos en los bolsillos, y se tuvo que ir con su mujer a vivir a Tampa en una casa que le presta un banco para que la propiedad no se le deteriore estando vacía.

Le vendrían muy bien las mejoras que el presidente Obama trata de implementar para beneficiar a los desfavorecidos. Pero mi amigo tiene tanto miedo del comunismo, y con razón, porque estuvo injustamente preso en los años setenta durante el quinquenio gris, que votará fielmente por cualquier candidadto republicano aunque sabe que la política social del Tea Party es totalmente contraria a sus propios intereses personales.

Tener o no tener razón

Tener razón no le servirá de nada, como pueden ver.

En vano trato de demostrarle que ya casi no hay comunistas en el mundo, que las circunstancias mundiales son muy diferentes a las que fueron durante la Guerra Fría, que la estructura de la legalidad americana es muy flexible y ha probado ser muy estable y que un totalitarismo como el que él teme no sería compatible con la mentalidad anglosajona.

Tiempo perdido.

Me maravilla hasta qué punto el cubano es fiel a lo que le enseñaron cuando era chiquito. No hay duda que morirán tal cual sus padres le enseñaron a vivir. Está absolutamente seguro de que es la única manera de bien vivir. No tengo esperanza de que nunca cambie. Con esos bueyes tendremos que arar. Los surcos de nuestros sembrados estarán determinados ad infinitum por lo que nos enseñaron nuestros padres. No hay duda que buenos hijos seremos. No aprenderemos de nuestros fracasos y asumiremos heroicamente las consecuencias de nuestro empecinamiento.
Los demás podrán inventar maravillas, experimentar nuevas formas, hacer descubrimientos.

Nosotros no.

Fieles a lo que tenemos que hacer y a lo que nos enseñaron de chiquitos moriremos de perfil con un tabaco en la boca y con un cocuyo en la mano. Como lo soñó el Cucalambé.

*Reflexiones de la Caimana es una sección de crónicas y testimonios que publicará semanalmente el pintor cubano Ramón Alejandro en CaféFuerte.

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