Reflexiones de la Caimana: Lo que los cubanos no han logrado aprender

Cuba, la terca realidad que impone reflexionar.

Cuba, la terca realidad que impone reflexionar.

Por Ramón Alejandro*

Solemos invertir tanta energía en cacarear la primera idea que nos viene en mente que es raro que nos queden fuerzas para que reflexionando podamos llegar a darle una redondez satisfactoria.

Por eso nuestra vehemencia habitual se queda ahí, en puro desplante.

La primera condición que sería necesaria para que dialogando entre nosotros pudiésemos ayudarnos los unos a los otros a pensar de manera racional sobre los dolorosos temas que tenemos pendientes después de medio siglo de bobería revolucionaria, sería la de ser capaces de escuchar a nuestros prójimos. Si supiésemos escuchar pudiéramos desarrollar la capacidad de aceptar con serenidad la opinión del otro, aunque no estuviésemos de acuerdo con ella.

El ideograma kanji que en la escritura china clásica significa “sabio” se compone de tres caracteres, uno significa “oído”, y el otro “boca”. Ambos están encima y uno al lado del otro. Debajo de ellos va el ideograma que significa “Rey”.

De dialogueros e intransigentes

El carácter polisémico de esta escritura nos permite intuir de manera personal lo que significa la sabiduría.

De esta manera puedo entender que según las Analectas de Confucio el sabio es aquel que es capaz de escuchar antes de hablar.

Pero que cada cual quede libre de hacerse su propia idea al respecto. 

Escuchar bien y hablar con sinceridad, y no por hacerse el cheche, que es lo que en general nos motiva a dar nuestra opinión, no porque creamos de verdad lo que decimos sino por el prestigio que esa opinión pudiera granjearnos en la opinión personal que pueda hacerse de nosotros el individuo con quien estemos hablando.

¿No les resulta familiar la experiencia de que después de que alguien nos ha hecho una pregunta y tratamos de responderle, al ir a hacerlo ese mismo que nos hizo la pregunta ya está afirmándonos con muchísimo tesón lo que él piensa al respecto sin haber esperado a que le hayamos respondido?

Así no vamos a ninguna parte.

Peor aún, muchos de entre nosotros se vanaglorian de ser “intransigentes” despreciando el diálogo. “Dialoguero” aún sigue siendo una palabra despectiva entre nosotros.

Morir con las botas puestas

Cunde aún la opinión que cambiar de idea al respecto de cualquier cosa es signo de afeminamiento o blandenguería.

“Cambiacasaca” es otro de los significativos insultos que circulan entre nosotros. Hay que morirse con las botas puestas y aguantar parejo.

Genio y figura hasta la sepultura.

Si no me creen a mí no tienen más que mirar al mequetrefe de Fifo hecho un guiñapo y todavía guapeando.

¿Y qué me dicen de Alfredo Guevara?

Que ni cantando el manisero se disculpa del daño que a hecho a su país.

“El Empecinado” fue el prestigioso nombre de uno de los bandidos que en época de las estúpidas Guerras Carlistas contribuyó a arruinar esa desgraciada península de donde con la sangre, la lengua y la religión nos vienen los atavismos que han llevado a la infausta Isla de Cuba al callejón sin salida en el que hoy se halla.

¿Seremos capaces de transformarnos en ciudadanos de una democracia moderna o seguiremos adulando cheches a cambio de sus favores?

*Reflexiones de la Caimana es una sección de crónicas y testimonios que publica semanalmente el pintor cubano Ramón Alejandro en CaféFuerte.

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