Waldo Balart en concreto: conversaciones con el ene(a)migo

 

El pintor Waldo Balart en Madrid

El pintor Waldo Balart en Madrid

¿Qué pueden tener en común una poetisa, una vedette y un pintor? Pues haber pasado por delante de las intenciones y las cámaras de un mismo realizador, por ejemplo.

Este es mi caso con Dulce María Loynaz, Rosita Fornés y Waldo Balart. He tenido la inmensa suerte de ver sentados a los tres artistas cubanos delante de mí y mi equipo para dejarse filmar. De estas “conversaciones” han salido sendos documentales. Los de la poetisa y la vedette en la Cuba de 1996 y el del pintor en el difuso Madrid de 2010 y 2011. Este último retrato es el que me trae de nuevo a Café Fuerte.

Este martes 13 de diciembre se presenta en la Universidad de Miami mi documental Waldo Balart en concreto. Son apenas 36 minutos de viaje por la vida y la obra de Waldo para el que, entre otras suertes, pude contar con fotos de Marcelo Montealegre hechas durante el rodaje de Los amores de Ondine (1968), una de las películas de Andy Warhol en las que participó Waldo como actor (la otra es La vida de Juanita Castro, realizada en 1965); con la música original de Juan Deive y todo un equipo de jóvenes que por amor al arte – y nunca he empleado mejor esta frase hecha,  pero amor al arte de este Balart- hizo posible con el empuje del pintor, este insuficiente, pero sincero testimonio sobre la obra y su artista.

Waldo repasa sus conceptos del Arte Concreto, su utilización de la luz y la vida como fuentes de toda su obra, su salida de Cuba en 1959, su paso por Nueva York en el que nos deja compartir un emocionado recuerdo de su cercana relación con artistas como Botero y muy especialmente Andy Warhol; su antigua cercanía también a Fidel y Raúl Castro durante los años universitarios y luego de la boda de su hermana Mirtha con el Comandante, y  unas exquisitas reflexiones sobre el arte y la vida que, en el caso de Waldo, vienen a ser la misma cosa.

Me han preguntado cuál ha sido mi  propósito con realizar un documental sobre Waldo Balart. Sin pretender en lo más mínimo hacer un recorrido especializado por la profundidad de su obra (ese será un documental por filmar), solo he querido compartir al hombre-artista-obra que en su conjunto me provocaron delirio nada más conocerlos. Todo en Waldo me emociona.

El azar nos sentó, uno al lado del otro en Madrid, alrededor de una mesa “presidida” por uno de los extremos en que nos obligan a situarnos a los cubanos donde quiera que estemos. Yo acababa de llegar de el otro. Y yo detesto los extremos.  Waldo, quizás sin pretenderlo, fue  el único miembro de aquella comitiva en blanco y negro  que me mostró otros matices. Es pintor, claro.

Yo, he de aclararlo por desconocido que resulto para muchos lectores, soy miembro de la Sección de Cine y TV de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), mis documentales anteriores se exhiben en Cuba tras 15 años de residencia en Madrid. Hasta ahora, sin pedirme (ni pagarme) nada a cambio. Lo explico para decir que por mi edad y mi sesgada información en algunos aspectos hasta entonces no conocía nada de Waldo ni de su familia. O sí, del apellido Díaz-Balart sabía lo poquísimo que me dejaron saber: es el enemigo.  Aunque sin dejar de olvidar que es el segundo apellido del primogénito del Comandante. Ambas cosas, de cualquier manera, distantes. Y heme aquí, de repente, compartiendo mesa con mi “enemigo”. Pues vino a ser él quien me rescatara de aquel aquelarre y me llevó a su estudio.

Nada más entrar y colorearme el alma y los ojos con su obra supe, quise, trataría… de ser amigo de mi enemigo. Nada como el arte para estas cosas. A partir de ahí, los encuentros, las discusiones llenas de aprendizaje y frescura aumentaron mi fascinación.  Waldo se convirtió en un espejo. Al mirarme en él  me consolaba: había sobrevivido a los mismos errores que yo cometía entonces,  y sigo cometiendo hoy. Uno de ellos, tratar de ser consecuente con su arte sin que sea para él un medio (aunque ayudaría mucho) sino un modo de vida, una necesidad, algo vital de lo que no puede o no sabe o no quiere escapar. Perseverancia y arte en estado puro.

Muchas noches recorría, y recorro aún porque Waldo es inagotable, el camino de su estudio a mi buhardilla del Barrio de las Letras de Madrid repitiendo sus frases para que no se me olvidaran y poder anotarlas. Me dije: a este hombre tengo que compartirlo, divulgarlo. Y ahí está un trocito al menos de esas noches, de ese aprendizaje, de esas emociones, de ese hombre-artista-obra que es, en concreto, Waldo Balart, mi amigo.

El documental Waldo Balart en concreto se presentará este martes 13 de diciembre, a las 7 p.m., en la Casa Bacardí/Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Este mes también se lanzó en la libería Books & Books de Coral Gables el libro La práctica del arte concreto: el camino hacia el conocimiento de la sociedad europea, publicado por la editorial Aduana Vieja en ocasión del aniversario 80 del pintor.

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