Senador cubanoamericano compara a Obama con Fidel Castro
El senador cubanoamericano Ted Cruz, favorito del Tea Party.
El senador cubanoamericano Ted Cruz (R-Texas) subió el tono de sus críticas contra la Casa Blanca con una desconcertante declaración: algunas de las políticas de la administración de Barack Obama se le parecen demasiado a las de Fidel Castro.
El tema de fricción fue la presunta intromisión del Pentágono en los asuntos religiosos de los miembros de las fuerzas armadas. La polémica surgió a comienzos de este año luego de que representantes del Departamento de Defensa se reunieron con miembros de grupos religiosos para discutir el proselitismo dentro de los mandos militares, lo que fue interpretado por sectores conservadores como una evidencia de que la administración usaría el ejército para reforzar acciones disciplinarias contra el discurso religioso.
Pero el Pentágono acusó a los conservadores de manipular el asunto y aclaró que la única intención es evitar el proselitismo por la fuerza o la discriminación por no profesar la fe religiosa dentro de las fuerzas armadas.
Cruz, sin embargo, no detuvo sus críticas.
Como en las dictaduras
“Tomemos, por ejemplo, la política de amenazar los hombres y mujeres en servicio que si comparten su fe serán enviados a una corte marcial y expulsados de las fuerzas armadas… Esto es similar al tipo de políticas que se aplican en las dictaduras”, afirmó el senador durante su intervención en el programa radial The Wells Report, del periodista conservador Jon David Wells, el pasado fin de semana.
La aseveración encaja en el pensamiento de sectores del exilio cubano, que reiteradamente califican a Obama de comunista.
En su argumentación, Cruz pasó a recordar una historia que le contó su padre, emigrado de Cuba en 1957, dos años antes del triunfo revolucionario. Según el relato, traas el ascenso comunista al poder, milicianos armados habrían entrado en las aulas para decirle a los estudiantes que cerraran los ojos y pidieran caramelos a Dios. Al abrirlos y no encontrar los caramelos, recibieron entonces la orden de queLos estudiantes luego se les dijo que cerraran los ojos de nuevo y se los pidieran a Fidel Castro, lo que finalmente sucedió en el aula por obra de los milicianos.
La historia habría sido narrada por la abuela de Cruz por maestras cubanas de la época.
“Consustancial a un gobierno opresivo es socavar la fe en Dios y o en cualquier otro poder superior que pueda obstruir la lealtad al Estado”, consideró el legislador de Texas.
No es la primera vez que los comentarios polarizados de Cruz despiertan animadversión entre sus colegas en el Congreso.
Duro entre los duros
Figura favorita del Tea Party, su reciente propuesta a raíz de la crisis desatada por irregularidades en el Servicio de Rentas Internas (IRS) fue tajante: “Presidente, si usted quiere resolver el proble,a disuelva el IRS”.
En febrero, el estilo inquisitorial de Cruz al cuestionar a Chuck Hagel, nominado por el presidente Obama como Secretario de Defensa, resultó incluso polémico entre la propia bancada republicana. El senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, consideró que el interrogatorio de Cruz sobre las asociaciones pasadas de Hagel llegó “fuera de los límites”.
Nacido en Calgary, Canadá, y electo como senador novato en el 2012, Cruz, de 42 años, acumula no pocos dardos contra la administración demócrata y, especialmente, contra Obama, desde que era un aspirante al Congreso.
Hace más de dos años, en una cena patrocinada por la fundación Americans for Prosperity, Cruz acusó a la Escuela de Leyes de Harvard, donde él estudió, de tener en su claustro más comunistas declarados que republicanos, y sugirió que Obama habría sido “un presidente perfecto” para esa institución académica.
Por sus posturas radicales es visto como una suerte de Joseph R. McCarthy del siglo XXI.
A pesar de su posición frontal contra el régimen castrista, Cruz no aparece ligado en proyectos y declaraciones junto al resto de la representación cubanoamericana en el Congreso. Incluso no ha figurado junto a sus colegas en el recibimiento a varios disidentes cubanos que han visitado el Congreso durante el presente año.
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