Cuba: El daño más perdurable

Es muy necesario y urgente prestarle la mayor atención por parte de toda la sociedad civil al daño antropológico causado por el totalitarismo en Cuba.

Cuba: El daño más perdurable
Ilustración: Revista Convivencia

Por Dagoberto Valdés Hernández*

En medio de la crisis terminal en que se encuentra Cuba se habla mucho del daño económico que repercute todos los días en la mesa vacía de los cubanos. Se habla mucho también del daño que provoca la crisis política por la mayor cantidad de presos políticos de todo el continente y por la falta de voluntad de cambios verdaderos por parte del régimen. Se habla y se lamenta continuamente del daño que está provocando para toda la nación cubana el imparable éxodo masivo.

Sin embargo, hoy quiero volver a insistir en algo que hace casi 30 años vengo estudiando y alertando pero que casi siempre se encuentra con poca atención por parte de la academia, por parte de los políticos, por parte de la Iglesia y por parte del resto de la sociedad civil. Se trata del daño que el régimen totalitario ha causado y está causando a la inmensa mayoría del pueblo cubano. Se trata del daño antropológico que muy pocos están tomando seriamente en consideración. Incluso que otros pocos niegan que exista en Cuba.

Llevo tratando el tema desde la Segunda Semana Social Católica celebrada en La Habana por estas fechas de noviembre de 1994. Casi tres décadas de investigación y constatación empírica de este fenómeno me han convencido profundamente que será el daño más grave y perdurable que ha sufrido el pueblo cubano en toda su historia después de la abominable esclavitud. Me refiero a la esclavitud de aquellos siglos anteriores a 1886 en que se abolió ese flagelo sobre el esclavo africano en nuestra tierra.

Origen del término

El término conocido hoy por “daño antropológico” (DA) ha tenido su origen, aunque con otro nombre, en la ponencia “Reconstruir la sociedad civil: un proyecto para Cuba”, escrita y presentada por Dagoberto Valdés Hernández y Luis Enrique Estrella en la II Semana Social Católica de Cuba, celebrada en La Habana durante los días 19 y 20 de noviembre de 1994. El término usado por Dagoberto Valdés en esa ponencia fue primero “desastre antropológico” y luego en la misma página usó “fracaso antropológico”. A partir de ahí y en la medida que fue profundizando en el tema, el autor fijó el término “daño antropológico”.

Sin embargo, la primera vez que se trata explícitamente acerca del tema es en el ensayo, en forma de editorial: “El daño antropológico en Cuba”, publicado en la primera etapa de la revista Vitral, que fue la publicación oficial del Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Río en Cuba de 1994 a 2007, en su número 74, correspondiente al bimestre julio-agosto de 2006. En ese ensayo “se aborda por primera vez el mencionado tema, que se describe como el deterioro de la subjetividad personal y se manifiesta en forma de atrofia o parálisis de varias de las capacidades de cada persona para ser ella misma”.

Continuando estos estudios en mi tesis de Maestría, defendida en junio de 2019 en la Universidad Francisco de Vitoria, pude arribar a esta primera definición:

“El daño antropológico causado por el totalitarismo en Cuba es el debilitamiento, la lesión o el quebranto, de las facultades cognitiva, emocional, volitiva, y de las dimensiones ética, social y espiritual de la persona humana, todas o en parte, según sea el grado del deterioro o trastorno causado, no obstante conservarse siempre la esencia de la persona humana y su dignidad”.

Después de analizar los resultados de una encuesta realizada en Cuba y en parte de la Diáspora como parte de la investigación para la mencionada tesis, pude identificar posibles causas y consecuencias del daño antropológico.

Se debe tener en cuenta la policausalidad que origina el DA en Cuba a causa del totalitarismo, especialmente aquellos factores que producen una sinergia con otros o que desencadenan una avalancha causal compleja. No obstante, teniendo en cuenta la investigación teórica y el resultado de las encuestas realizadas, mencionaré solo algunas de las principales causas que provocan el DA en Cuba:

  1. Invertir la vida en la verdad en vida en la mentira.
  2. Menoscabar la libertad interior y el ejercicio de las libertades y derechos de los ciudadanos.
  3. Entronizar una sola ideología como religión secular, excluyente de todas las demás, porque, según la Constitución de la República, “solo en el socialismo y en el comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena”.
  4. La imposición de un partido único como “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
  5. Adoctrinamiento mediante un sistema educacional obligatorio e ideologizado ya que según la Constitución “la enseñanza es función del Estado” en exclusiva.
  6. Usar todos los medios de comunicación para la propaganda oficial.
  7. El uso de la represión, la violencia verbal, mediática, física o psicológica, contra los que se oponen y también contra los que intentan salirse del control total de sus vidas y proyectos, reconociendo que “los ciudadanos tienen el derecho de combatir, por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución.”

Síntomas y consecuencias en el presente cubano

Teniendo en cuenta las fuentes consultadas, así como la encuesta realizada para este estudio, podemos enumerar, entre otros, estos síntomas o consecuencias del DA. Aunque no necesariamente las causas y las consecuencias tienen una relación biunívoca exclusiva, por la policausalidad y la complejidad del proceso, aquí solo vamos a mencionar algunas pocas de las consecuencias en el mismo orden en que hemos desglosado las causas que provocan el fenómeno:

  1. Ofuscación de la inteligencia. Adormecimiento de la conciencia crítica.
  2. Debilitación de la voluntad. Falta de proyecto de vida. Fragilidad o debilidad interior. Anomia social.
  3. Afectación de la inteligencia emocional.
  4. Desecación y esterilidad de la dimensión espiritual. 5. Represión de la libertad religiosa verdadera y plena.
  5. No saber qué hacer con la libertad. Relativismo moral.
  6. Incoherencia entre lo que se cree, se piensa, se siente, se dice y se hace. Doblez, simulación.
  7. Despersonalización y masificación.
  8. Analfabetismo ético, cívico y político.
  9. Surge el “hombre-pieza”. “Homo saucius”.
  10. Miedo a la soledad moral. Miedo paralizante y con frecuencia indefinido o ignoto.
  11. La indefensión jurídica del ciudadano.
  12. Atmósfera de desconfianza y paranoia. Falta de transparencia.
  13. Amnesia histórica.

Propuesta de futuro

En estos momentos que vivimos los cubanos y ante los diferentes daños infligidos a nuestra nación, mi única propuesta en este tema y en este espacio, es que es muy necesario y urgente prestarle la mayor atención por parte de toda la sociedad civil, entre ellas la Iglesia, al daño antropológico causado por el totalitarismo en Cuba.

Si un economista, que participará en la reconstrucción de Cuba no ha sanado el daño antropológico, eso entorpecerá la recuperación de la nación. Si un político, que participará en la reconstrucción de Cuba no ha sanado el daño antropológico, eso entorpecerá la política en el futuro. Si un profesor, que participará en la reconstrucción de Cuba no ha sanado el daño antropológico, eso entorpecerá la educación en el futuro de la nación. Y así en todos los sectores, profesiones y oficios. Es el ser humano, que ha sanado el daño antropológico, la base, la garantía y el protagonista del éxito o el fracaso de la reconstrucción democrática de Cuba.

Nada se podrá reconstruir en Cuba si las personas que participarán en esa reconstrucción después del cambio no comienzan a sanar sus propias heridas internas. Ojalá que cada persona, familia, iglesia, organización de la sociedad civil, pongamos desde ya manos a la obra para comenzar la sanación del daño más grave y que más tiempo tomará para ser curado devolviendo a la persona humana todas sus libertades, sus derechos, sus deberes y el ejercicio pleno de todas sus facultades personales y todas sus dimensiones sociales.

Perdonen que insista: Cuba necesita la sanación urgente del daño antropológico.

*Ingeniero agrónomo, sociólogo y activista laico. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España. Es miembro fundador del Consejo de Redacción y director de la revista Convivencia. Reside en Pinar del Río. Este artículo apareció originalmente en Convivencia y se publica en CaféFuerte con el consentimiento expreso de su autor.

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