Helicóptero Vázquez: memorias de un baloncestista con sueños de pelotero

Vazquez con su esposa e hijo en su casa en Toronto,

Vazquez con su esposa e hijo en su casa en Toronto,

Por Rafael Rofes Pérez

Seguro que muchos recordarán con agrado a aquel baloncestista cubano, cuyo peculiar apodo del “Helicóptero” Vázquez le venía como anillo al dedo: con sus prodigiosas “aspas”, el espectacular alero colaba el balón con una facilidad increíble y en los tiros desde el perímetro de tres era un clásico bombardero.

Me refiero al capitalino Leopoldo Vázquez, quien representó a Cuba en numerosas competiciones y formó parte de aquel formidable equipo Capitalinos en la Liga Superior de finales de los 90, imbatible sobre la cancha y dueño de cinco títulos consecutivos.

Pero como otros deportistas de la isla, Vázquez se sacudió las amarras y escapó de la delegación que participaba en los XIII Juegos Panamericanos de Winnipeg, en 1999. Según sus propias palabras, tuvo fuertes desavenencias con el director técnico, Miguel Calderón, y partió “en busca de un mejor nivel de vida”.

Hoy, desde su nuevo hogar en Toronto, Canadá, donde reside junto a su esposa e hijo, el “Helicóptero” me permitió tirar al desde mi condición de entrevistador para adentrarme un poco más en su vida deportiva. Pero no sin antes degustar ambos una exquisita taza de café bien cubano.

Fue una entrevista de revelaciones. Porque estamos ante un hombre que jugó y amó el baloncesto con pasión, pero que hubiera querido mejor figurar en la alineación de los Industriales o en la selección nacional de béisbol.

Recuerdo que tiempos atrás me comentaste que quisiste ser pelotero

Sí, es que siempre pensé que iba a ser pelotero, era mi deporte preferido y me la pasaba jugando con los amigos del barrio desde bien pequeño… Quería ser grande en ese mundo.

¿Pero qué pasó a tus nueve años?

Me captaron a esa edad para la Pre-EIDE [Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar] de Santiago de las Vegas, allá en Boyeros. Al primer día de haber llegado allí me junté con el grupo de los peloteros y cuando fuimos hasta el estadio de Santiago de las Vegas, no aparecía yo en esa lista. Gracias al entrenador Chavito me quedé entre los seleccionados… Al día siguiente los coaches de baloncesto salieron a buscarme y me puse bien bravo. Fueron a hablar con mi papá, y el viejo lo hizo después conmigo hasta que a duras penas le dije que jugaría baloncesto solo para complacerlo a él, pero que mi inclinación seguía siendo por la pelota. Así comencé mi vida como canastero.
Recuerdo que aún así los martes y jueves jugaba béisbol en el estadio de Santiago, en el denominado  mini-béisbol, pues Chavito tenía esperanza que volviera a la pelota.

En sus días de gloria con Capitalinos.¿Te gustaban los Industriales?

Por supuesto. Los comencé a seguir con mucha pasión desde la etapa en que jugaba con ellos el antesalista Dagoberto Echemendía. Después me realacioné mucho más con los peloteros de Metropolitanos e Industriales, o sea, los de mi generación.

¿Con quiénes?

Unos cuantos, ahora recuerdo a Rey Ordóñez, Iván Alvarez, Lázaro Valle, El Duke y Liván Hernández, Lázaro Vargas, Germán Mesa…

¿Ibas mucho al estadio Latinoamericano?

Cada  vez que podía iba. Recuerdo una vez que lanzaba El Duke contra Las Villas, creo que en el año 1989 o 1990, tremendo juegazo, pero finalmente ganaron los visitantes, que contaban con Antonio Muñoz y companía.

¿Y ahora qué pelota sigues?

Me gustan las Grandes Ligas, la calidad de los jugadores es fenomenal. En lo personal simpatizo mucho con los Filies de Filadelfia, porque es un team que me recuerda a Industriales. Y dondequiera que haya un cubano, sigo a ese equipo.

¿Qué crees de la pelota cubana actual?

No me gusta mucho hacer comparaciones, pero de una forma u otra a nuestro béisbol  le está sucediendo lo mismo que le ocurrió a nuestro baloncesto después de la Olimpiada de Munich-72, cuando se obtuvo una histórica medalla de bronce. La pelota cubana siempre se ha jugado con pasión, pero las condiciones ahora son diferentes en todos los sentidos. Los demás países se han desarrollado bastante, y el nuestro se ha estancado. Cada vez son más los jugadores que abandonan la isla para participar en otro tipo de béisbol, algo que no veo mal, todo lo contrario.
 
¿Entonces admites que la pelota de antes, la que tú veías en el Latino, tenía más calidad que la actual?

Seguro que sí. Hoy en día ves a un Carlos Beltrán en las Grandes Ligas atrapando la pelota sensacionalmente más allá de la cerca, pero eso lo hacía como todo un maestro Víctor Mesa 20 años atrás, por solo ponerte un ejemplo.

¿Mantienes grabadas aún tus buenas actuaciones en el baloncesto cubano?

Sí.  En la Liga Superior gané en varias ocasiones el casillero de mejor tirador en por ciento de tiros libres y lances de tres puntos y  una vez encesté nueve canastas de tres en un juego.

¿Qué representó el quinteto de Capitalinos en tu vida?

Capitalinos quedó grabado para siempre en mi alma como algo inmenso e inolvidable. Me dio alegría y satisfacción increíbles, que aún guardo en mi corazón. Eramos un grupo muy compacto que veníamos jugando unidos desde la EIDE, y con la óptica y visión de disfrutar el basquet al máximo cuando salíamos a la cancha, por eso nos ganamos siempre el respeto y admiración de todos los aficionados.

¿Después que saliste de Cuba no jugaste más?

Sí, jugué con el Colegio Durham aquí en Canadá. Después lo intenté en la República Dominicana en varias ocasiones. El tabloncillo siempre me ha llamado.

Si volvieras a nacer y tuvieras la posiblidad de una nueva carrera deportiva, ¿que escogerías, la pelota o el baloncesto?

Pues me inclinaría sin dudas por el béisbol o el  fútbol soccer.

¿Qué le dirías a  la gente de Cuba y a los seguidores del baloncesto que tanto te admiraron y admiran?

Esa gran gente, ese gran público, fue mi segunda familia. Ellos compartieron los buenos y los malos momentos de mi carrera deportiva y a ellos les debo y agradezco mucho. También me reconforta sobremanera saber que hoy me siguen recordando como jugador de baloncesto.

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