Alfonso Urquiola: ¿director reciclado para el equipo Cuba?

Alfonso Urquiola: ¿director reciclado para el equipo Cuba?Por RAUL ARCE

De consuno, la prensa deportiva en Cuba había soslayado cualquier posibilidad de triunfo del equipo Pinar del Río en la postemporada beisbolera 2011, etapa que arrancó el pasado 25 de marzo. Pero la selección de Vueltabajo dispuso cuatro juegos a dos de Sancti Spíritus y se colocó el domingo a un paso de obtener el cetro occidental: van 3-1 delante de Cienfuegos.

Semejantes resultados son música en los oídos de Alfonso Urquiola, el director de los pinareños, quien podría ser reciclado como mánager de la selección nacional de Cuba. (Ya lo fue, por ejemplo, cuando los criollos visitaron a Orioles de Baltimore; una anécdota no confirmada cuenta que a Urquiola le deslizaron un teléfono celular en el bolsillo, cuando casi nadie en Cuba conocía esos aparatos, y le instruyeron para que tocara cierta tecla cada vez que escuchara el timbre, “porque el Comandante en Jefe va a llamarte a lo largo del juego”).

Doce años después, se dice que hay cientos de miles de celulares en la Isla -aunque la mayoría de sus propietarios los emplea como beepers, porque cada minuto de conversación vale oro- y Urquiola podría ser colocado otra vez frente a los mejores peloteros de la nación.

Un manojo de hombres ha ocupado esa plaza en el último lustro: a Higinio Vélez lo  designaron para el primer Clásico Mundial, en el debut contra de los jugadores de Grandes Ligas, y fue llamado nuevamente en la segunda edición, cuando los tiradores japoneses anularon a la ofensiva de Cuba. Entre los Clásicos, y aun después de esos torneos, han desfilado por tan incómoda posición -siempre sobresaltados por las llamadas telefónicas desde La Habana- estrategas experimentados como Rey Vicente Anglada, Esteban Lombillo y Eduardo Martín.

Cada uno de esos hombres citados debió luchar en el terreno contra dos enemigos, la presencia ahora habitual de jugadores profesionales en los torneos internacionales, así como la dispersión, lenta pero sostenida, de estrellas de la Isla hacia el Big Show de Estados Unidos.

¿Volverá Urquiola al ruedo? Aunque es un axioma beisbolero aquello de que los grandes jugadores no han sido jamás buenos mánagers, en el pinareño tuvo Cuba un formidable segunda base y después a un piloto con numerosos triunfos en las lides del patio. Como la tónica en la Isla ha sido designar para el equipo patrio a directores de buenos resultados en las Series Nacionales, al propio tiempo probados ante los cantos de sirena del profesionalismo, solo él y el avileño Roger Machado -conduce al elenco de su provincia y antes fue receptor de la escuadra tricolor- parecen asomarse en el panorama inmediato.

Y es que, por añadidura, esos dos hombres podrían protagonizar la inminente final de la pelota cubana. Pinar del Rio y Ciego de Ávila -este último abrazado con Granma al cabo de cuatro choques- disputarían allí un duelo inédito, pábulo para la especulación y merecido entretenimiento de un pueblo que habitualmente se adormece de tedio.

 

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