De nuevo la pelota, alivio para los cubanos

CONCACAF

Por Raúl Arce

Seguramente un poco trasnochado, al cabo del receso por el fin de año, el equipo Industriales se enfrenta a Sancti Spíritus, en el centro de la isla, al reanudar este martes la Serie Nacional cubana de béisbol número 50.

Pan y circo les ofrecían los romanos imperiales a sus contemporáneos. Sin circo, y con el pan todavía milagrosamente asido a esa  libreta de racionamiento que ahora tiene sus días contados, el gobierno afincado en La Habana procura al menos brindarle béisbol a su pueblo.

Como en los inicios del “período especial” –eufemística denominación de la crisis económica derivada de la desaparición del bloque socialista europeo— la pelota en Cuba se juega esencialmente en el horario diurno, de un lado buscando ahorrar electricidad, y de otro –como en el caso del estadio Latinoamericano, en la capital— porque las bombillas fueron allí desmontadas y esperan por la incierta llegada de su relevo.

Industriales, campeón de la temporada más reciente, es el bálsamo que en tiempos de bonanza alivia los pesares de los habaneros. Y si las cosas van mal para ellos, los peloteros se convierten en cicuta, aguijoneando el malestar en la ciudad más poblada del país.

Porque a diferencia de la Asamblea Nacional (el parlamento cubano), donde las leyes se aprueban con sospechosa unanimidad, en el Latinoamericano los votos del graderío se reparten a sangre y fuego. Atrincherados por el lateral de primera base, los seguidores de los equipos de otras provincias abuchean a Industriales, y son castigados desde el otro bando con el coro embravecido que los califica de “palestinos”, por aquello de haber dejado detrás su patria chica para probar fortuna en la gran urbe.

Más de una riña tumultuaria ha dejado como perdedores a los aficionados locales, dada la paradoja de que las fuerzas policiales están precisamente integradas por “palestinos”, jóvenes reclutados en las provincias orientales ya que los habaneros se resisten a integrar el cuerpo represivo.

Pero el año pasado, a manera de dulce venganza, el triunfo de los capitalinos –el campeonato finalizó en la provincia de Villaclara- se vio coronado por nuevos gritos de “palestinos”, nada menos que a las puertas de varias estaciones de policía en la ciudad de La Habana, donde, afortunadamente, los uniformados recibieron la orden de ignorar el reto, para que la manifestación popular no pasara a mayores.

Ahora, cuando el torneo 2010-2011 apenas ha cumplido el primer tercio de su calendario regular de 90 pleitos para cada escuadra, ningún pronóstico acerca de cuál será el próximo monarca tendría un asidero lógico. El deporte en la isla, ya lo escribí antes, se comporta cada año con resultados sorprendentes.

Hoy Cienfuegos lidera sorpresivamente la zona occidental (17 triunfos y siete derrotas), con La Habana a un juego de diferencia, Pinar del Rio a 2 e Industriales a 4.5. Después se ubican Sancti Spíritus, Isla de la Juventud, Matanzas y Metropolitanos.

Ciego de Ávila marca el paso en oriente (16-8), mientras Villa Clara le sigue los pasos a 1.5; Granma y Guantánamo están igualados a dos juegos de distancia. Completan la agrupación Santiago de Cuba, Las Tunas, Holguín y Camagüey.

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