Dos opiniones: ¿explosión de bateo en la pelota cubana?

Dos opiniones: ¿explosión de bateo en la pelota cubana?Este jueves la 50 Serie Nacional de Béisbol de Cuba arriba a la primera mitad del calendario con impresionantes (y sospechosas) estadísticas entre los bateadores.

Al comenzar los enfrentamientos de esta semana, los números eran de pavor hasta para el más crédulo de los aficionados cubanos: 694 jonrones conectados (31 de ellos con bases llenas y 12 por emergentes), 38 nocauts por margen de carreras y 26 de los primeros bateadores del torneo con promedios por encima de 350.

Pero hay más. El líder de los bateadores, el cienfueguero José Dariel Abreu, promedia para un astronómico 459 (111-51) y encabeza también a los jonroneros (19) y el slugging con nada menos que 1018. Tres equipos, Ciego de Ávila (324), Industriales (319) y Granma (315) reúnen cifras colectivas de bateo que dejarían boquiabiertos a los entrenadores de Grandes Ligas.

Pero, ¿es este desbordamiento de los bateadores una ilusión pasajera, una explosión de largo alcance o un síntoma de la precariedad que atraviesa la pelota cubana? Raúl Arce y Alberto Aguila, columnistas beisboleros de Café Fuerte, dan sus opiniones sobre este raro comportamiento de los bates criollos en la llamada Serie de Oro.

¿SERIE DE ORO… O DEL HORROR?

Por RAUL ARCE

Errores y jonrones a tutiplén, como la yerba mala o el marabú. No hay remedio, también las plantillas beisboleras en Cuba necesitan desinflarse.

Ahora que los gobernantes de la isla se decidieron a eliminar cientos de miles de empleos parásitos en las empresas estatales, la Serie Nacional de Pelota debe ser igualmente reducida, sobre todo en aras de rescatar la calidad.

Cada mes –y en ocasiones cada semana- conocemos de más y más jugadores que toman las de Villadiego, legal o ilegalmente, y ya son decenas los que han abandonado el país desde las edades escolares. Es verdad que los peloteros se dan silvestres, de San Antonio a Maisí, pero el escape es brutal: simple y llanamente, no hay talento para seguir jugando un campeonato “de primera categoría” con 16 equipos.

Estados Unidos, con 300 millones de habitantes, y con chequeras generosas para contratar hombres en cualquier latitud del planeta, mantiene a 30 escuadras en lidia. Y se sabe que unos cuantos clubes están condenados a desempeñar durante cada temporada papeles de reparto.

De la crisis cubana, vaya un botón de muestra: el 20 de enero último las computadoras del estadio Latinoamericano ingresaron 30 errores a las estadísticas de la llamada Serie de Oro, bautizada así por su aniversario 50. El propio día Ciego de Ávila, líder de la zona oriental, sumó cuatro pifias en la tercera entrada de su pleito ante la Isla de la Juventud.

Rompiendo todas las marcas

Otro dato: casi a la mitad del campeonato de 90 juegos, cinco sluggers necesitan menos de 10 turnos al bate como promedio para botar una pelota. El ojo más aguzado lo tiene Joan Carlos Pedroso, un hercúleo moreno de Las Tunas que ha decepcionado en los dos Clásicos Mundiales: de noviembre para acá, sin embargo, él le da la vuelta al cuadro ¡cada 5,73 oportunidades! (El mejor promedio de todos los tiempos lo ostenta en el país Romelio Martínez, 12,84 al retirarse con 370 bambinazos; su majestad Orestes Kindelán, amo y señor con sus 487 batazos, se los agenciaba con 13,32 como frecuencia).

Este de 2010, en Cuba, no es un béisbol serio. Y lo peor, resulta engañoso; en el último lustro los equipos norteamericanos de ligas menores se han convertido en una pesadilla para los cubanos, Japón los amarro de pies y manos en el Clásico más reciente, y tanto República Dominicana como Puerto Rico les han ganado algunos juegos contando con peloteros casi descartados.

Hay que desinflar las plantillas, la realidad pide a gritos un torneo nacional de cuatro o seis equipos, sin que ello signifique que varios cientos de jugadores se dediquen a administrar paladares o a rellenar fosforeras, algunas de las ocupaciones toleradas al calor de la tímida apertura privada de los meses recientes.

Un torneo de liga menor, tal vez jugado por zonas geográficas, entre provincias vecinas –para disminuir los gastos de transporte–, sería un inteligente paliativo y la reserva del torneo élite.

Insistir en que cada territorio compita en la Serie Nacional resulta desde hace años un disparate, y aferrarse a esa locura solo conduciría a tragar más buches amargos en la arena internacional. Y la Serie de Oro, con todo su horror, ha disparado la alarma.

Dos opiniones: ¿explosión de bateo en la pelota cubana?LA PEOR DE TODAS

Por ALBERTO AGUILA

El uso de bates ilegales que producen un desmesurado aumento en los promedios ofensivos y la escasez de buenos lanzadores han convertido a la 50 Serie Nacional de Béisbol en la peor de todas, sin la necesaria nivelación entre el bateo y el pitcheo.

En las últimas temporadas se han utilizado bates de bambú y grafito, materiales dúctiles que producen un mayor rebote, superior al de los implementos de aluminio que se utilizaron entre 1977 y 1999.

Otros elementos que contribuyen a que la llamada “Serie de Oro” sea un verdadero desastre, son la utilización de bates fabricados por “artesanos”, (muchas veces a gusto de determinados jugadores), las deserciones de tiradores de las categorías juvenil y de mayores, y  las suspensiones de pitchers por intento de salidas clandestinas.

La contienda llegará a su mitad (45 juegos) al término de esta semana  y las estadísticas publicadas por la Federación Cubana de Béisbol muestran que ¡90 jugadores! presentan promedios que oscilan entre los codiciados 300 hasta los  exagerados 459 del líder en bateo.

Al comparar los guarismos de ahora con otros campeonatos que duraron 45 juegos o cifras cercanas, tendremos revelaciones interesantes.

En la Serie de 1979 con 51 juegos, 33 bateadores finalizaron con promedios de entre 302 y 377. En 1983 (49 juegos jugados), el puntero finalizó con 367 de promedio. Las Series Selectivas constituyeron una amalgama de extraordinario bateadores y aunque utilizaron el terrible aluminio, en la de 1984 (45 juegos) hubo un máximo average de 391 para el puntero; en 1985 con la misma cantidad de encuentros, el jerarca de la estaca terminó con 361 y en 1993 el principal bateador llegó hasta los 390.

Cifras increíbles

En el aspecto colectivo de bateo, Ciego de Avila encabeza este año la lista de los 16 contendientes con astronómico promedio de 323 y la increible cifra de ocho bateadores por encima de los 300. Es normal que en cualquier equipo de pelota entre dos y cuatro bateadores logren tener esos promedios. La lista de los equipos con promedios ofensivos sigue hasta un total de 12 por encima de lo normal. La media colectiva en el mundo entero es de 277.

Señalo los nombres y promedios del elenco avileño hasta este domingo: Yorbis Borroto (361), Yoelvis Fiss (357), Mario Vega (354), Rusney Castillo (344), Isaac Martínez (343), Ricardo Bordón (342), Abdel Civil (325) y Yorelbis Charles (319).

José Dariel Abreu, de Cienfuegos, en el primero en bateo (459), jonrones (19), impulsadas (52) y sluggins (1018). Estas cifras de 42 desafíos es superior a las exhibidas por Orestes Kindelán, Omar Linares, Pedro José Rodríguez, Romelio Martínez, Antonio Muñoz, Lázaro Junco y Luis Giraldo Casanova, en contiendas de 51 partidos. Está por ver si el muchacho pudiera ser superior a los mencionados, pero con el “cañón” que tiene en sus manos cualquier cosa puede ocurrir en la festinada pelota cubana.

Los promedios colectivos de pitcheo se han elevado de forma tal que los monticulistas de Holguín lanzan para una efectividad de 6.53, Metropolitanos (6.31), Las Tunas (6.05), Santiago de Cuba (5.93), Camagüey (5.54), Ciego de Avila (5.53), Matanzas (5.82) y Guantánamo (5.24).

A decir verdad, no creo que los monticulistas cubanos tengan la culpa de esta feria del bateo al por mayor. En las etapas anteriores Conrado Marrero, Pedro “Natilla” Jiménez, Juan Ealo, Gilberto Torres y Pedro Pérez  tenían la responsabilidad de enseñar a los tiradores y volcarles toda su experiencia. Ahora se cuentan con los dedos de una mano los entrenadores con la experiencia necesaria, y muy pocos dominan las técnicas actuales y los nuevos lanzamientos que han aparecido, sobre todo en las Grandes Ligas.

A la luz de otras ligas

Pongamos en perspectiva el campeonato cubano a la luz de otras ligas profesionales de envergadura, incluyendo las Grandes Ligas de Estados Unidos.

En la primera vuelta de la Liga Mexicana del Pacífico (2010-2011) cada novena celebró 35 juegos y de los ocho equipos contendientes únicamente Algondoneros de Guasabe tuvo cifra de 309. Los restantes siete tuvieron promedios de entre 283 (Yaquis de Obregón) y 258 (Aguilas de Mexicali).

Las cifras de la Liga Dominicana, con 49 juegos desarrollados, presentaron a Gigantes del Cibao con 277 de bateo y el sexto y último fue Aguilas Cibaeñas (241).

Los Rangers de Texas en Grandes Ligas -en total 30 equipos- fue el seleccionado con mayor bateo (276) durante la temporada 2010 y los restantes estuvieron por debajo hasta los 236 (Marineros de Seattle).

En Japón, Corea del Sur y Taipei de China, países donde se juega también un béisbol de altura, las cifras andan alrededor de las mencionadas. No hay que indicar que en todos estos certámenes se utilizan bates de madera.

Los campeonatos cubanos necesitan con urgencia reducir la cantidad de equipos participantes. De los  16 actuales podrían quedar entre seis y ocho, asignados a estadios fijos, como ocurre en otros países. Con el ahorro que se produciría, se podrían importar bates de madera, ya que la cacareada Industria Deportiva Cubana ha sido incapaz de fabricarlos con la mínima calidad.

Las reglas por la que se rige el béisbol cubano consideran que los bates de madera -con sus medidas reglamentadas- son los legales para su uso en campeonatos oficiales.

Por eso no es de extrañar que en torneos internacionales donde se utilizan los  verdaderos “bates de palo”, la escuadra nacional acumule tan bajos promedios ofensivos y no pueda despacharse a batear con el poder y la oportunidad que pretenden hacerles creer las mañosas estrategias que se vienen fraguando en la pelota de Cuba de hoy.

CATEGORÍAS
TAGS

COMENTARIOS